Las mujeres en México pisan un ‘suelo de cristal’ tras la pandemia
Ellas han quedado más vulnerables; una mejora es imposible sin acciones de gobierno y de empresas. Esta es la primera de dos partes del reportaje especial: Radiografía Económico-Política de las Mexicanas en el Poscovid.
Nota de la Editora: La segunda parte de este reportaje -Radiografía Económico-Política de las Mujeres en el México Poscovid- será publicada el 19 de Septiembre de 2022 en Dalia Empower.
CIUDAD DE MÉXICO. La brecha de género en México no da tregua y no hay indicios de que mejore a falta de acciones específicas para ello. Por el contrario, algunas decisiones del gobierno federal, como la cancelación del programa de estancias infantiles, complican el escenario para que más mujeres puedan acceder a un empleo con mejores condiciones o bien, para ascender laboralmente y tener mejor calidad de vida.
A más de dos años de que iniciara la pandemia en México y el resto del mundo, las condiciones de desigualdad para las mujeres prevalecen y en algunas áreas han aumentado.
Si bien los indicadores de empleo han recuperado los niveles antes de la pandemia, no es un reflejo de condiciones más equitativas para ellas.
Las mujeres ganan aún menos que los hombres, invierten más tiempo en trabajos de cuidado no remunerados y padecen mayor precariedad en el empleo que los hombres. Además, todavía miles de mujeres siguen sin buscar empleo, al no contar con las mejores condiciones para ello, sobre todo por el tiempo que dedican a actividades de cuidado que no son remuneradas.
La relación entre mujeres y empleo en México es una historia de avances y retrocesos. La pandemia, con el subsecuente confinamiento, la reducción de la movilidad y los cierres de comercios no esenciales -medidas adoptadas para mitigar la transmisión del virus SARS–CoV–2- tuvo un impacto brutal en las fuentes de trabajo.
En los momentos más difíciles de la crisis de salud, miles de mujeres se retiraron de la población económicamente activa, dadas las nulas perspectivas de encontrar trabajo. Tanto que, según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), hasta 2.7 millones de mujeres dejaron de trabajar y de buscar trabajo en 2020. La tasa de participación económica femenina pasó de 44.8% en 2019 a 35% en mayo de 2020, uno de sus peores momentos.
“Las mujeres que todavía permanecieron en el mercado de trabajo tuvieron un empeoramiento en sus condiciones porque perdieron prestaciones sobre todo de servicios de salud”, agrega Rodolfo De la Torre, director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, en entrevista para Dalia Empower, el proyecto de educación continua que ayuda a las mujeres a lograr sus metas profesionales y personales a través del aprendizaje de life skills, las llamadas habilidades blandas.
Para el segundo semestre de este 2022, la participación económica de las mujeres -aquellas de 15 años o más que deciden trabajar o buscar empleo- se ubicó en 45% ya en niveles prepandemia. La población masculina también regresó a niveles anteriores de 76.5%, pese a que también disminuyó su participación en la economía durante la crisis sanitaria.
Entre febrero y mayo de 2020 se perdieron cerca de 12.2 millones de empleos, de los cuales 7.6 corresponden a hombres y 4.6 a la población femenina, de acuerdo con cifras del Banco de México elaboradas con información del Inegi.
Este año hubo un avance en empleos generados para el talento femenino y en la tasa de participación en la economía. Entre abril y junio de 2022, la creación de puestos fue incluso mayor entre las mujeres. La población ocupada femenina aumentó 3.7% y la masculina 1.6% en comparación con el primer trimestre del año.
“Se sumaron más de 810,000 nuevos empleos para mujeres, mientras que para los hombres apenas se agregó medio millón”, según el informe Faltan Condiciones para Incrementar la Participación Femenina en el Mercado Laboral, del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco). Con ello, la población ocupada femenina asciende a 22.9 millones y la masculina a 34.5 millones”, representando 40% y 60% de la población ocupada, respectivamente.
Sin embargo, aún los niveles de la población de mujeres no económicamente activa, es decir, que no laboran y tampoco están buscando hacerlo, no regresan a los anteriores a la crisis sanitaria. En la actualidad, hay más mujeres en ese estatus. Sobre todo, por el número de ellas que “no busca empleo por considerar que no tiene posibilidades”. Al segundo trimestre de 2022 este indicador todavía está 18.5% por arriba del último trimestre de 2019, con 4.5 millones de mujeres
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Menos mujeres disponibles para trabajar
Eso significa que hay menos mujeres disponibles para trabajar en la actualidad y se relaciona con el aumento en labores de cuidado no remuneradas, no solo por el confinamiento durante la pandemia, sino ante la ausencia de lugares donde las madres puedan dejar a sus hijos. Esto, tras la cancelación del programa de estancias infantiles y las escuelas de tiempo completo, realizada por el gobierno federal. “Ante el cierre de estancias infantiles muchas madres no encontraron un sustituto y el cierre de escuelas de tiempo completo les representa el tener que suspender su trabajo para ir por sus hijos”, dice De la Torre.
En México, las actividades domésticas y de cuidado recaen desproporcionadamente sobre las mujeres. De acuerdo con el Inegi, en 2020 el valor económico de las labores domésticas y de cuidados realizadas por la población de 12 y más años de edad reportó un monto de 6.4 billones de pesos, equivalente a 27.6% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Es un incremento de 5 puntos porcentuales en comparación con 2019.
De ese 27.6%, a las mujeres corresponde 20% y a los hombres 7.6 por ciento. Ese año, ellas aportaron 2.7 veces más valor económico por este tipo de labores que ellos, de acuerdo con el Imco.
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Al mismo tiempo que cumplían con las jornadas laborales extendidas durante la pandemia, lo que no necesariamente se traduce en trabajo remunerado, muchas mujeres tuvieron que hacer frente a la tarea de convertirse en maestras de sus hijos, en cuidadoras de sus familiares enfermos, y en las responsables de tareas del hogar, dice Oswaldo Vicenté, director general de Expandiendo, firma especializada en coaching sobre desarrollo organizacional.
El tiempo dedicado a estas tareas reduce el tiempo que ellas pueden dedicar para trabajos remunerados, para desarrollarse profesionalmente, para descansar o capacitarse.
De ahí que uno de los principales retos para generar equidad es de carácter estructural, pues se trata de aumentar los incentivos tanto a nivel gobierno, sector privado y en el hogar, para impulsar a las mujeres a entrar y permanecer en la fuerza laboral.
Un Sistema Nacional de Cuidados infantil, por ejemplo, tiene un costo de 1.16% del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con el informe Costos, Retornos y Efectos de un Sistema de Cuidado Infantil Universal, Gratuito y de Calidad en México, elaborado y difundido por ONU Mujeres. Y el retorno de inversión, de acuerdo con el mismo estudio, se estima en 1.77% del PIB, con lo que la tasa de empleo para las mujeres se incrementaría en 4 por ciento. “La construcción de un sistema de cuidados infantiles universal y gratuito en México –concluye el estudio– tiene una alta rentabilidad económica y social”.
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La informalidad como respuesta
A decir de Fátima Masse, directora del área Sociedad Incluyente del Imco, si bien muchas mujeres han retomado sus empleos remunerados, la mayoría ha regresado a empleos informales, con jornadas cortas y bajos ingresos. “La informalidad es una opción de empleo flexible para las mujeres”, dice la experta. Entre el primer trimestre de 2021 y el primero de 2022 la informalidad fue mayor entre las mujeres, quienes ocuparon 7 de cada 10 de los nuevos puestos informales durante ese periodo, mientras que solo 4 de cada 10 trabajos formales generados fueron para ellas.
“La informalidad significa que tienen bajos sueldos, no tienen posibilidades de seguir creciendo porque no tienen posibilidades de seguirse capacitando, no tienen financiamiento ni seguro de vida o seguridad social”, señala Sonia Garza González, que preside la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa (AMMJE).
No es de extrañar que México ha quedado este año en el lugar 113, entre 146 países, en la dimensión de Participación y Oportunidades Económicas del Índice Global de Brecha de Género, que elabora el World Economic Forum. Entre las razones, está el acceso al mercado laboral y la brecha salarial. Por cada 100 pesos que percibe mensualmente un hombre, una mujer gana 86.
Las razones anteriores explican por qué las mujeres tienen menos posibilidades de ascender socialmente que los hombres, y cuando enfrentan una crisis es más factible que pierdan lo obtenido, que los hombres.
De la Torre explica que las mujeres pisan “un suelo pegajoso” cuando se trata de ascender en la escalera social, pero también un “suelo de cristal”, porque ante una situación complicada pierden fácilmente el avance logrado. Los expertos entrevistados coinciden en la necesidad de extender las prácticas de flexibilidad laboral a más empresas, aumentar el acceso a la seguridad social y a nivel público, y aprobar e implementar el Sistema Nacional de Cuidados, iniciativa que desde noviembre de 2020 espera a ser discutida en el Senado, luego de su aprobación en Diputados.
Aquí Gráfico: Brecha salarial sin tregua
Las mujeres, sus propias jefas
La crisis y la dificultad para encontrar un empleo que se adapte a sus necesidades, obligaron a las mujeres en México a crear sus propias fuentes de ingresos. Cabe señalar que alrededor de 33% de los hogares tiene a una mujer como jefa de familia, según el Censo de Población 2020.
Entre 2019 y 2020, el número de mujeres fundadoras creció 72%, según datos del documento del WEF y referidos por la red social LinkedIn. “Sobre todo en las familias donde la cabeza es una mujer teníamos de alguna manera que sacar nuestros recursos adelante y buscar el cómo sí. Es una de las respuestas a toda esta situación”, dice Sonia Garza de AMMJE, una organización con 57 años de vida y 5 mil afiliadas.
Sin embargo, la falta de capacitación y apoyo económico propició que la mayoría de los negocios se emprendieran en la informalidad. El 52% de los negocios que se abrieron aprovecharon la tecnología digital. “Esta fue una situación que las ayudó a sobrevivir”, agrega.
Según datos del Imco, 82% de los 5.2 millones de mujeres que son emprendedoras en México, lo hacen de manera informal. En esas condiciones, el índice de mortalidad de los negocios es de 33%, de acuerdo con Sonia Garza. La empresaria del estado de Nuevo León apunta que, para apoyar a la formalización de mujeres emprendedoras, se requiere pedir menos requisitos, facilitar trámites y establecer una autoridad fiscal más empática.
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La responsabilidad de las empresas
Existe una realidad imperante que no favorece a las mujeres: la subrepresentación en cargos de liderazgo. Es poco probable que una mujer sea promovida internamente a puestos jerárquicos. Según el estudio Equidad de Género en el lugar de Trabajo, elaborado por LinkedIn, en México, solo 21% de las mujeres ocupan puestos de alta dirección, en comparación con países como Estados Unidos (36%) y Canadá (34%). A nivel gerencia, la participación de las mujeres llega al 28%, pero baja conforme aumenta la jerarquía. El estudio revela también que 31% de los hombres en México tienen más probabilidades de ser ascendidos a puestos directivos que las mujeres.
La responsabilidad sobre el cierre de esta brecha de género en puestos de liderazgo recae en gran parte en las empresas. Sus acciones al respecto permitirán en el largo plazo un entorno laboral más equitativo e inclusivo. Según cifras reportadas por Manpower sobre equidad de género en el trabajo, en el país 58% de las empresas mide regularmente la equidad salarial. Sin embargo, solo 20% de las organizaciones evalúa el número de mujeres en puestos de liderazgo. A decir de Beatriz Robles, directora de Operaciones México y LATAM de Manpower, ambos indicadores son clave para lograr la equidad laboral, pues a trabajo igual corresponde pago igualitario.
A medida que la economía muestra cierta recuperación y el impacto por la pandemia va cediendo, las organizaciones se enfilan a impulsar el acceso de mujeres a puestos de mayor responsabilidad. El 59% de las empresas en el país busca cumplir este objetivo en 2022, mientras que 29% trabajará en esta meta en los siguientes dos años, de acuerdo con una encuesta de Manpower. El informe identificó que 74% de las organizaciones en el país tiene como objetivo de diversidad lograr mayor equidad salarial este año.
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En tanto que aumentar el número de mujeres en puestos tradicionalmente dominados por hombres es la meta de 64% de los empleadores. Un 55% se enfocará en incrementar el talento femenino en puestos de alta dirección y 25% buscará tener más talento de diversos orígenes y experiencias en puestos de liderazgo senior.
Un desafío clave está en medir las acciones y los resultados de las políticas enfocadas a más mujeres en puestos clave. La encuesta realizada por la firma de capital humano detectó que 83% de las empresas en el país mide ‘regularmente’ las acciones centradas en diversidad, incluyendo equidad salarial, aunque solo 20% lleva esa evaluación a identificar el número de mujeres en puestos directivos superiores. “Es esencial que las empresas se vuelvan más analíticas en cuanto a las iniciativas para frenar la inequidad y medir su impacto”, comentó Oswaldo Vicenté.
Se necesitan más y mejores cambios
Apostar por un horario y entorno de trabajo flexible, por prestaciones en salud y de apoyo en el cuidado de los hijos, son algunos de los aspectos que las empresas pueden integrar para propiciar el retorno de la fuerza laboral femenina en un entorno poscovid, coinciden las personas entrevistadas para esta entrega.
“Además, se les debe brindar permanentemente capacitación que les permita estar al día en habilidades blandas, integrarse a programas de sponsorship y coaching para no perder la brújula, y no retirarse ante situaciones como el embarazo”, señala Beatriz Robles.
Una de cada 4 mujeres desea tener días para salud mental y bienestar, y así prevenir el burnout, de acuerdo con Manpower. Esto implica que las empresas deben también tener un mayor enfoque y preocupación hacia la salud y el bienestar, pues para 8 de cada 10 mujeres es importante trabajar con gerentes que las apoyen y que muestren empatía, mientras que 7 de cada 10 quiere oportunidades para desarrollar sus carreras, precisa Robles.
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