¿Cómo trabajar con una persona conflictiva? Una fórmula de 4 ingredientes
Existen 'emprendedores del conflicto' que secuestran confianza y energía. La inteligencia emocional estratégica es la llave para trabajar con ellos.
CIUDAD DE MÉXICO. El conflicto, ¿es bueno o malo? ¿Tú que crees?... Pues quizá no es lo que has pensado. La respuesta es: puede se muy bueno, pero también tóxico, de acuerdo con Amanda Ripley, periodista de investigación y autora de High Conflict: Why We Get Trapped and How We Get Out.
El conflicto bueno o saludable es aquel que, asentado sobre una situación compleja real, hace crecer a las personas, a las comunidades u organizaciones porque aprenden a enfrentar la adversidad, a encontrar soluciones y, con ello, ganan resiliencia.
Este elemento es inevitable porque "no podemos controlarlo todo; por más que guiemos nuestra vida, van a ocurrir cosas desagradables que no podremos evitar", menciona la comunicadora Paola Rojas, quien imparte en Dalia Masters -de Dalia Empower- su clase magistral en línea y on demand El Poder de la Resiliencia.
Por esa razón, las personas y las comunidades necesitan más "conflictos buenos, que menos", asegura Ripley en un artículo escrito para el sitio web Harvard Business Review.
En ello también coincide Fernando Rovzar, quien junto con su hermano Billy lideran la productora de contenidos Lemon Studios, con la cual han dado vida a películas como Matando Cabos y Km 31, y series como Monarca para Netflix.
“Huir de un conflicto es huir del aprendizaje”, dice Fernando y agrega que aquellos quienes lo superan, lo hace porque han cambiado la manera en que ven el conflicto; ellos lo ven como una aventura.
"Si entras subiendo tus mangas y diciendo: venga la aventura, entonces tienes la posibilidad de vivir una con muchos aprendizajes”, señala el creativo, quien imparte al lado de su hermano la clase Storytelling: controla tu narrativa, también de Dalia Masters.
No obstante, el conflicto también puede ser malo y causar graves daños.
El 'emprendedor del conflicto'
Ese es justo el nombre con el que Amanda Ripley denomina a aquellas personas que "encienden el conflicto para sus propios fines", el cual con frecuencia es injustificado.
"A veces lo hacen con fines de lucro, pero más a menudo por atención o poder. No existen [estos 'emprendedores del conflicto'] en todas las organizaciones, pero, según mi investigación, parecen ser más comunes en ciertos lugares de trabajo, como hospitales, universidades y organizaciones políticas o de defensa", escribe Ripley.
Este perfil suelen poner a los aliados en contra de los demás, distorsionan la realidad y secuestran confianza, energía y tiempo. También suelen contar historias muy persuasivas sobre cómo un colega o una colega les hicieron daño y es así como siembran la duda y la división entre compañero de trabajo.
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"Piense en alguien con quien haya trabajado que envíe correos electrónicos defensivos que pueden incluir TODAS LAS MAYÚSCULAS, copiando a varios colegas no involucrados, a menudo con más experiencia, en la línea CC. O tal vez difunden rumores y sospechas sobre la empresa y sus líderes a través de Slack o incluso las redes sociales. Por lo general, hacen esto no solo una o dos veces, sino una y otra vez", detalla la autora.
Poner distancia; alejarse de ellos o ignorarlos sería la solución más lógica. No obstante, con mucha frecuencia eso es imposible porque quizá es tu jefa o tu jefe, o es parte de tu equipo y no hay manera de que esa situación cambie. Además, despedirlos o encararlos puede ser una navaja de doble filo.
Por ello, Ripley aconseja cuatro estrategias que se basan ampliamente en la inteligencia emocional para trabajar con un emprendedor del conflicto:
1 Identifica al emprendedor del conflicto
Para ello debes aprender a hacerlo, pues es cierto que una persona puede criticar, estar en desacuerdo, levantar una queja en recursos humanos o hasta liderar un movimiento sindical sin ser conflictiva.
"La marca de un emprendedor en conflicto tiene que ver más con la forma en que las personas se involucran en un conflicto a lo largo del tiempo: se trata de un patrón recurrente de disfunción, comportamiento extremo y culpa perpetua. A menudo son rápidos en acusar, ansiosos por validar cada lamento y articular nuevos errores en los que nadie más ha pensado. Intermedian en rumores y teorías de conspiración, dividiendo el mundo limpiamente (por lo general, demasiado limpiamente) entre el bien y el mal", explica la investigadora.
Cuando identifiques este perfil, evita criticarle, atacarle o evidenciarle delante de los demás o en tu propia mente, o de lo contrario te convertirá en uno de ellos. En vez de ello, cultiva la compasión, pues, según Ripley los emprendedores del conflicto suelen tener vivencia no resueltas relacionadas con experiencias de abuso y violencia.
2 Pasa más tiempo con esa persona
Tu objetivo debe ser escuchar e intentar comprender a los emprendedores del conflicto para establecer una conexión lo más genuina posible.
Las personas siempre quieren ser escuchadas y siempre existe un punto de conexión, por más que sus opiniones no te gusten.
Quizá hay valores con los que ambas partes de identifiquen y sobre ellos podrían construir acuerdos sobre comportamientos y protocolos para salvaguardar esos valores y construir relaciones armónicas y constructivas.
3 Redirige su energía
Canaliza su energía hacia algo productivo que importe a ambas partes. Debes darle una opción, pero no una orden. Una sugerencia de hacer coaching con un profesional, puede ser una buena idea.
Un coching puede impulsarlo a trabajar y tomar decisiones sobre su propia trayectoria profesional y su desempeño, así como en la creación de un proyecto para la organización, por ejemplo.
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4 Establece límites
El conflicto siempre existirá, pero el objetivo es que sea un buen conflicto donde los desacuerdos se diriman y resuelvan bajo un comportamiento de respeto, honestidad y reglas.
"Los buenos conflictos "no ocurren de forma natural. Requieren rituales y límites, formas de apoyarse en la tensión, no evitarla (o dejarse consumir por ella). Esto significa crear, junto con los empleados, reglas de participación que todos puedan aceptar", menciona Ripley.
La autora comparte algunos ejemplos de buenas prácticas entre los cuales están:
1 Si tienes un problema, acuda primero a la persona con la que tiene el problema (a menos que sea un caso de comportamiento ilegal, abusivo o peligroso, por supuesto). Haga esto en persona o por teléfono, nunca a través de ninguna forma de comunicación escrita.
2 Lleva contigo una propuesta de solución.
3 Haz muchas preguntas, con genuina curiosidad, ante cualquier desacuerdo.
4 Reflexiona sobre lo que escuche y verifique si lo hizo bien, incluso si continúa en desacuerdo.
5 Encuentra un mediador de confianza que pueda facilitar conversaciones más difíciles cuando sea necesario.
6 Apunta a los problemas, no a las personas.
7 No participes en chismes de canal secundario o ataques anónimos.
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