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Aprender a descansar: el pendiente emocional que nadie nos enseñó

Existen diferentes maneras de descansar

El descanso no es un premio. Es una forma de recordarte que tu cuerpo no es una máquina.

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Ana Alicia Osorio

11 de julio de 2025

Aprender a descansar: el pendiente emocional que nadie nos enseñó

Hay mujeres que se sienten culpables por ver una película sin hacer otra cosa al mismo tiempo. Hay algunas que necesitan justificar si duermen más de siete horas. Otras más sienten que su tiempo libre debe ser para resolver pendientes. Pero te has preguntado ¿Por qué nos cuesta tanto parar?

Dormir, pausar, bajar el ritmo son acciones básicas y necesarias. Pero también, para muchas mujeres, emocionalmente complejas. A pesar de ser una función vital, el descanso suele vivirse como una culpa silenciosa, una transgresión en un mundo que mide el valor de las personas por su productividad.

Según el estudio Rest Intolerance publicado en la revista Psychiatric Quarterly (2025), muchas personas experimentan emociones negativas como ansiedad, vergüenza o culpa al intentar descansar y ello, está vinculado a síntomas de insomnio, pensamientos rumiantes y agotamiento mental.

María Ortiz, experta en bienestar y creadora de la plataforma Aura, señaló que aunque el descanso es indispensable, a las personas y en especial a las mujeres les cuesta mucho trabajo debido a factores personales y sociales.

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El éxito como sinónimo de sacrificio

“Siempre puedes dar un poco más”. “El esfuerzo lo es todo”. “Quien se va antes, no tiene compromiso”. Estas frases, que permean la cultura laboral basada en el sacrificio, donde el cuerpo es ignorado, el descanso se posterga y el valor de una persona se mide por su nivel de agotamiento.

“Vivimos en un sistema en donde en las oficinas, corporativos y en todos lados está muy valorado el decir y seguramente lo has escuchado cuando hablas con alguien, ¿cómo estás? Estoy hasta el full. Y uno lo ve de debe ser una persona muy importante, como que hasta da estatus, da algo”, indicó Ortiz

“Para ser una persona exitosa pues uno no duerme, está a full, no le importa nada más que hacer las cosas. Eso es uno de los principales factores que impacta muchísimo y que no nos permite volver a esta regulación, que es la definición de éxito y cuánto está sobrevalorado el no descansar”, añadió. la experta

Sostuvo que este mandato no siempre viene de una jefatura directa, sino que es una cuestión sistémica que está implantada en la sociedad.

Según un artículo de Harvard Business Review (2024) este tipo de productividad tóxica genera una presión constante por rendir más, incluso cuando ya no hay más energía disponible, pero el resultado es una fuerza laboral agotada, desmotivada y sin tiempo real de recuperación. Pero existe tanto que el 92% de la fuerza laboral corre el riesgo de sufrir agotamiento.

Además, indica, que el 49% de las personas que no toman sus días libres completos lo hacen porque les preocupa quedarse atrás, el 43% porque no quieren que las y los colegas asuman trabajo extra y 19% les preocupa que eso les perjudique al obtener un ascenso.

Un estudio de Pew encontró que el 49% de las personas que no toman sus días libres completos dicen que les preocupa quedarse atrás, el 43% dice que se sentiría mal si sus compañeros de trabajo asumieran trabajo extra y el 19% se preocupa de que tomarse tiempo libre pueda perjudicar sus posibilidades de obtener un ascenso.

“El sistema va permeando y va motivando y reconociendo estos comportamientos en donde no nos hemos dado cuenta que parecería que es lo más óptimo y lo más suficiente y lo más wow, pero en realidad es que no, las estadísticas incluso muestran que no nos está causando muchos beneficios”, señaló Ortiz.

Puedes leer más sobre la forma en que el descanso es una estrategia de productividad que se pasa por alto, en este artículo.

Las mujeres y el mandato de la utilidad

Desde niñas, muchas mujeres aprenden que su valor está en ser útiles, en lo que pueden hacer por los demás, no molestar, estar disponibles, indicó la experta.

Esa educación emocional se traslada a todos los ámbitos de la vida, donde no basta con ser buena en lo que haces, también se espera que estés presente, atenta, resolviendo, previniendo, cuidando, reaccionando y todo al mismo tiempo.

El artículo de Harvard Business Review señala que esto provoca que las mujeres tengan una doble carga de trabajo, lo que dificulta aun más el descanso.

Según la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT 2023), en México las mujeres dedican, en promedio, 30.8 horas semanales al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, mientras que los hombres destinan solo 11.6.

La suma de esa educación, los factores sociales y la falta de tiempo, lleva a que las mujeres sientan culpa cuando pueden descansar y por lo tanto no dediquen tiempo a esta actividad básica.

“Tenemos mucha culpa cuando dedicamos tiempo a nosotras, porque estamos muy acostumbradas a sobrehacer y pensar, que valemos por la cantidad de roles que cumplamos y nuestro cerebro está muy acostumbrado, muy acostumbrado, a estar satisfaciendo las necesidades de los otros y cuidando las necesidades de los otros”, aseguró Ortiz.

Esa culpa, dijo, lleva a que el poco tiempo libre que se tiene no se dedique al descanso pues se siente que es una forma de “perder el tiempo”.

“Tenemos mucho esta idea de que el descanso es no estoy haciendo nada y nos sentimos culpables por no hacer nada. Entonces, si descansamos es decir cómo estoy descansando si ahorita podría estar tomando un curso y esto y el otro”, sentenció.

La hiperexigencia permanente no solo agota, también normaliza la idea de que no merecemos parar, a menos que hayamos terminado con todo. Y ese “todo”, en realidad, nunca se acaba. El mandato de género de ser supermujer afecta en muchos sentidos, conoce más en este artículo.

Las consecuencias de la falta de descanso

No descansar es una forma silenciosa de deterioro que genera problemas a nivel físico y mental.

“Afecta físicamente, afecta emocional y mental. Emocionalmente, nos sentimos irritables, podemos estar más propensos a sentirnos con mayor estrés, ansiedad, incluso ya hasta el final cuando se vuelve estrés crónico, llegar a pues a poder caer en depresión (…) a nivel mental, como lo menciono, nos afecta muchísimo en la claridad que tenemos en la toma de decisiones”, indicó.

Una publicación en National Institutes of Health (PMC, 2022) encontró que las micro-pausas durante el día (como descansar brevemente entre tareas o caminar unos minutos) mejoran el bienestar general, reducen la fatiga y aumentan la productividad. Es decir, parar potencia el rendimiento.

Pero cuando descansar se percibe como pérdida de tiempo o flojera, se convierte en un recurso al que solo se accede cuando ya tuvo consecuencias negativas.

Ortiz, quien ahora es experta en bienestar, señaló que ella vivió en carne propia esas consecuencias de la falta de descanso y a partir de ello aprendió la importancia de pausar y tomarse un tiempo para ella misma.

“Empecé a tener mucha ansiedad, insomnio, ansiedad, irritabilidad y el doctor me decía, ‘es que ya tienes que parar y tienes que hacer cambios en tu vida’. Para mí era una pérdida de tiempo”, contó.

Tipos de descanso: no todo es dormir

Ante la falta de la cultura de descanso y las dificultades que trae consigo el no realizarlo, es necesario reaprender a hacerlo, dijo la experta.

“Por ejemplo, digo, un fin de semana voy a descansar y me la paso acostada y digo que estoy descansando, pero qué tal el Instagram y el celular y mi mente está a tope. Entonces, hay siete, generalmente se mencionan los siete tipos de descanso”, afirmó.

Señaló que por ello se toman en cuenta los siete tipos.

1. Descanso físico: Dormir, hacer pausas, estirarse, reposar, atender el cuerpo con intención.

2. Descanso mental: Bajar el ritmo de pensamientos, evitar sobrecarga cognitiva, desconectarse de pantallas, permitir que la mente deje de resolver.

3. Descanso sensorial: Alejarse del ruido, luces fuertes, exceso de estímulos, apagar las alarmas y notificaciones o alejarse de las pantallas.

4. Descanso emocional: Espacios donde no sea necesario explicar o justificar cómo te sientes, permitir desconectar de otras personas o relaciones.

5. Descanso social: Elegir con quién estar y con quién no, respetar la necesidad de estar sola o de moderar las interacciones.

6. Descanso creativo: Soltar la necesidad de producir ideas. Hacer actividades lúdicas sin propósito como colorear o dibujar.

7. Descanso espiritual: Reconectar con el sentido, los valores o prácticas que dan paz.

“Hay muchos tipos de descanso, no es necesariamente estar en la cama, puedes descansar incluso no viendo tu celular de una junta a la otra. Ya se nos ha formado un hábito, hay también estudios en donde dicen cuántas veces agarramos el celular al día o cuántos segundos pasan donde no tenemos nada que hacer y agarramos el celular”, sentenció.

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¿Por dónde empiezo para aprender a descansar?

María Ortiz propone un camino para aprender a descansar sin culpa que implica factores desde sistémicos hasta personales.

Ser consciente de las necesidades.

Lo primero, dijo, es darse cuenta de que el cuerpo es una máquina que necesita descanso y con ello permitirse percibir el cansancio.

“Tomar conciencia de cómo estoy viviendo y de cómo me estoy sintiendo porque vivimos tan en automático y tan llevados por la corriente que ya se nos olvidó hasta que existimos. Se nos olvida que tenemos un cuerpo, se nos olvida respirar. Entonces, una ser conscientes de cómo me estoy sintiendo en realidad”, afirmó.

Buscar cambios estructurales.

Descubrir que esta culpa no es solo mía, sino que viene de una cultura que premia el sacrificio. Pero en ello se deben buscar aquellas estrategias que por pequeñas que sean, permitan cambios.

“Evaluar qué podemos ajustar. Vivimos en un sistema en donde se valora el estar sobreocupado, etcétera. Pero dentro de ese sistema, ¿qué son cosas que puedo hacer yo?”, indicó y añadió que puede ser alguna mejora pequeña en la empresa en las encuestas de clima laboral o levantar la mano para proponer cambios.

Trabajar la culpa.

Recordar constantemente que el descanso es una necesidad y que se requiere ponerla en práctica.

“Cada que escuchemos ese diálogo en nuestra mente de uy, no estoy haciendo nada, qué floja soy. O debería de estar haciendo esto, detenerlo un poquito y decirme merezco descansar”, sentenció.

Buscar estrategias de descanso.

Cada cuerpo y cada necesidad es distinta, pero se pueden realizar algunas acciones para buscar esos espacios de descanso como:

  • Hacer pausas breves sin celular (por ejemplo, respirar profundo por 5 minutos sin estímulos).
  • Comer sin distracciones (sin revisar el celular ni trabajar al mismo tiempo).
  • Ponerse agendas y alarmas para tomar un respiro, mirar por la ventana y estirarse a lo largo del día.
  • Buscar una actividad no productiva que ayude, como yoga, meditación o similares.

“El descansar es indispensable para poder seguir y para poder vivir una vida con mayor plenitud, no solo para mí, sino para todas las personas que me rodean”, sentenció Ortiz.

La próxima vez que te descubras justificando por qué necesitas una pausa o culpándote por “no hacer nada”, recuerda que el descanso no es un lujo ni una debilidad, es una herramienta vital para sostenerte. Una práctica que se aprende, se defiende y se entrena.

Nadie debe ser eficiente todo el tiempo. A veces, descansar también es resistir.

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