El trabajo híbrido no salva a las madres trabajadoras de la doble jornada
La gran transformación laboral pronosticada en pandemia naufragó para las madres que trabajan en corporativos en México. Tienen más oportunidad de trabajar de forma híbrida, pero aún enfrentan sobrecarga de trabajo no remunerado y mayor pobreza de tiempo.
CIUDAD DE MÉXICO. La pospandemia no trajo un cambio sustancial para las madres que trabajan en empresas en México. Aun cuando en la crisis sanitaria se pronosticó que la implementación de esquemas de trabajo como el remoto transformarían la dinámica laboral en todo el mundo e impulsarían el bienestar de las personas, la realidad es otra para las madres que trabajaban: tienen más oportunidad de laborar de manera híbrida, pero los datos muestran que están haciendo el mismo o más trabajo de cuidados y/o doméstico no remunerado.
La adopción del esquema híbrido es una tendencia generalizada a nivel corporativo en la región de Latinoamérica, incluyendo México. Y, por otra parte, es una dinámica que las mujeres prefieren. Sin embargo, los datos de este reporte publicado por Dalia Empower indican que la carga excesiva de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado va en aumento y sigue impactando en el uso del tiempo que hacen ellas. La doble jornada de trabajo que realizan las orilla a una pobreza de tiempo que obstaculiza su bienestar, su crecimiento profesional, su productividad y su desarrollo personal.
Dalia Empower es una organización global que transforma personas y empresas a través del desarrollo de habilidades blandas o habilidades de vida (life skills), y de un acompañamiento hacia una cultura diversa igualitaria e inclusiva.
Te recomendamos también leer: AMLO fracasó en sus 6 compromisos para la igualdad de género
Ésta es la realidad de millones de mexicanas, madres y trabajadoras, quienes dedican 63.4 horas al cuidado del hogar y de otras personas cada semana, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). La cifra es casi el triple de tiempo más en comparación con el que destinan los hombres a estas labores.
Durante la pandemia, la incorporación del trabajo en casa o home-office, pareció una oportunidad para equilibrar la balanza del trabajo no remunerado que se ha adjudicado a las mujeres. No obstante, el efecto fue todo lo contrario: se acentuó y se hizo visible la carga de actividades domésticas y de cuidado que realizan. Aquellas que eran madres debían seguir cumpliendo no solo con sus jornadas laborales remuneradas -que con frecuencia se hicieron más largas, al quedar borrada la línea entre trabajo y casa-, sino también con actividades diarias del hogar, así como el cuidado y la educación de hijos, hijas y/o de personas enfermas.
A esto se sumó que, en los hogares donde se percibían dos ingresos por pareja, se optara por renunciar al sueldo más bajo para asumir las responsabilidades del hogar. En este caso, las mujeres resultaron las más afectadas pues sus ingresos tienden a ser más bajos en comparación con los de sus pares hombres, debido a la brecha de género salarial. En la actualidad, esa brecha es de 15.8 por ciento.
Entonces, aunque a algunas mujeres benefició el trabajo a distancia, aquellas que eran madres pagaron más caro por este esquema, de acuerdo con el estudio_ The Power of Proximity to Coworkers. Training for Tomorrow or Productivity Today?_, realizado por Natalia Emanuel, Emma Harrington & Amanda Pallais en 2023.
Lee también: La pobreza de tiempo aqueja a las mujeres: por qué las empresas deben combatirla y cómo
Con el fin de la crisis sanitaria, el regreso a la presencialidad fue obligatorio en la mayoría de los casos, aunque ahora combinado con un esquema híbrido.
Previo a la pandemia, en Latinoamérica solo 3 de cada 10 organizaciones trabajaban bajo ese modelo. Para 2024, esta proporción se duplicó, de acuerdo con un estudio de JLL Research entre 283 empresas, de las cuales el 13% fueron de México. Por supuesto, esta condición laboral se refiere al mundo corporativo. Para madres que trabajan en el sector manufacturero o turístico, esta modalidad es imposible.
Por su parte, las mujeres también prefieren hoy el trabajo híbrido. Eso muestran los resultados del estudio Women in Business 2023, en el cual también participó México, y que indica que 54% de las mujeres encuestadas se decantan por trabajar bajo este esquema.
Aunque se podría pensar que este cambio en el ecosistema empresarial benefició a las mujeres y que hoy en los corporativos ellas pueden dedicar tiempo a su desarrollo educativo, profesional y a su bienestar, la realidad es otra.
“En el caso de las madres que trabajan depende mucho de la edad de sus hijos o si tienen padres que tienen que cuidar. Si las políticas no están acompañadas de un tema de economía de cuidados, difícilmente se pueden evaluar porque si les das oportunidad de trabajar desde casa, pero tienen hijos chiquitos o deben cuidar a un papá o mamá de avanzada, se vuelve complicado sobre todo en niveles bajos; en niveles altos es probable que puedan contratar a una persona que les pueda ayudar y en ese sentido quizá aminorar la carga, pero evaluarlo así aislado no merece la pena si no hay un análisis de cuidados y de la división de tareas en casa”
Claudia Corona, cofundadora del 30% Club, en entrevista para Dalia Empower
Las tareas domésticas y de cuidado representan todo un reto para el país.
De acuerdo con el Inegi, tan solo en 2022 el valor económico del trabajo no remunerado fue de 7.2 billones de pesos, es decir, el equivalente al 24% de toda la economía (Producto Interno Bruto) del país. El 18% de esa cantidad lo aportaron las mujeres, que no recibieron ingreso alguno por estas labores.
Esto se traduce en pérdida de competitividad en las organizaciones, pues el trabajo no remunerado limita las horas disponibles para un empleo remunerado y esto, a su vez, frena la incorporación y aprovechamiento de talento al mercado laboral. Igualmente frena la independencia económica de las mujeres y su potencial para acelerar el motor económico del país.
Entérate: Equidad de género: Las 25 empresas más avanzadas en México
El impacto de la pobreza de tiempo en su trayectoria profesional es evidente cuando se observan los datos de posiciones jerárquicas que ellas ocupan en los corporativos en México en comparación con las que ocupan los hombres.
El estudio Women Matter Mexico 2022 de McKinsey & Company señala que 84% de las mujeres que trabajan en las empresas analizadas son madres. No obstante, en todos los niveles jerárquicos existe una brecha de participación respecto a sus pares hombres, la cual se acentúa en los puestos de gerencia senior, donde la diferencia es de 25 puntos porcentuales.
La gerencia ha sido considerada justo como el “escalón roto” que impide a las mujeres llegar a puestos más altos en las organizaciones, de acuerdo con Women in the Workplace de McKinsey & Company, realizado en 2022. Y en el nivel más alto de C-Suite (alta dirección) el porcentaje de madres es menor que el promedio corporativo general.
¿Qué sucede también en esta gráfica? Quienes están en los puestos jerárquicos más altos tienden a percibir mayores ingresos, aun con la brecha salarial de género. Eso da una mayor oportunidad de acceder a servicios de cuidados remunerados para sus hijos e hijas. En cambio, quienes están en un nivel de entrada tienen menores ingresos y, por ende, menos oportunidades para acceder a este tipo de beneficios. De acuerdo con la evidencia, la participación de las mujeres en el mercado laboral está supeditada a la decisión sobre tener o no hijos, así como a las tareas de cuidado, según la Organización Internacional del Trabajo.
La pobreza de tiempo también debilita el bienestar físico y mental, y debilita la productividad laboral. El estudio_ Work from Home & Productivity: Evidence from Personnel & Analytics Data on ITProfessionals_, realizado por Michael Gibbs, Friederike Mengel y Christoph Siemroth, encontró que durante la pandemia las personas empleadas con hijos en casa experimentaron un mayor descenso de la productividad que aquéllas que no los tenían.
El estudio señala que las personas trabajadoras con hijos o hijas en casa trabajaron casi un tercio de hora más por día laborable durante el home office que quienes no tenián hijos. Por ejemplo, si la jornada laboral era de ocho horas (la jornada varía según el país), fueron 2.6 horas más. Mientras que las personas sin hijas o hijos trabajaron 1.4 horas más bajo esa jornada. Los resultados podrían deberse, según el análisis, a que posiblemente las personas trabajadoras debieron ocuparse de otras tareas de cuidados o se distrajeron con mayor frecuencia y, por ende, debieron compensar este tiempo trabajando más horas.
La deuda de las empresas y el Estado: 3 acciones prioritarias
1 Generación de datos con perspectiva de género ---> Lee en qué consiste
2 Implementación de políticas con perspectiva de género ---> Lee en qué consiste
3 Incentivos para las empresas ----> Lee en qué consiste
Escucha este episodio de nuestro podcast Dalia Talks
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional