La transición energética tiene que escuchar a las mujeres, exhortan activistas

Ante la emergencia del cambio climático es la hora de las energías renovables, pero no a costa de la desigualdad, advierten líderes de organizaciones no gubernamentales.

Foto: Pixabay
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CIUDAD DE MÉXICO. Las mujeres deben ser tomadas en cuenta al momento de hacer planeaciones para las energías renovables, de lo contrario se corre el riesgo de agravar la desigualdad, aseguraron activistas en la materia.

Magdalena Sepúlveda Carmona, directora de GI- ESCR (Global Initiative for Economic, Social and Cultural Rights), afirmó que en todas las crisis las personas más afectadas son las mujeres debido a las desigualdades estructurales que existen en el mundo y la crisis climática no es la excepción, por lo que el cambio a las energías renovables debe ser una solución y no parte del problema.

“Hemos de transitar a energías renovables, no hay cuestión, debemos movernos a las energías renovables; sin embargo, debemos hacerlo sin exacerbar las desigualdades de género”, indicó.

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En la presentación del informe Energía Renovable y Justicia de Género, Alexandra Hass, directora de Oxfam México, aseguró que cuestiones como la tenencia de la tenencia de la tierra, el reparto y distribución de la energía e, incluso, la brecha de género en las empresas del sector, deben ser abordadas al momento de hablar de energía renovable.

“En cada uno de sus ciclos, la energía renovable también puede perjudicar o socavar los derechos de las mujeres; desde la extracción de los minerales, de los que dependen las tecnologías de energías renovables, hasta la construcción de la infraestructura para la generación y distribución de energía y su comercialización para usos domésticos”, señala el reporte presentado.

Hass indicó que para la producción de energía renovable se requiere de grandes extensiones de terreno, las cuales son habitadas por mujeres, pero se encuentran legalmente en manos de los hombres debido a las desigualdades. Ante ello, las mujeres no reciben pagos por las rentas de los mismos o no tienen un papel activo en la toma de decisiones.

Alejandra Ancheita, directora de ProDESC (Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, A.C.), afirmó que en algunos espacios los grupos de personas, principalmente racionalizadas o indígenas, se han opuesto a la construcción de los grandes proyectos energéticos debido a que no representan beneficios para la comunidad.

Puso como ejemplo el caso de la energía del Istmo de Tehuantepec, la cual no se queda en la comunidad y se entrega a grandes multinacionales. El proyecto ha encontrado resistencia principalmente de las mujeres.

“De nueva cuenta, la participación de las mujeres en la transición y en las discusiones es invisibilizada. No quiere decir que no haya participación porque hay diferentes participaciones, pero no se les visibiliza con la fuerza y la contundencia en el caso de la participación de los hombres y, ademásm hombres con ciertas características”, aseguró Ancheita.

La directora de Oxfam México afirmó que otro problema es la pobreza energética que viven las mujeres. El informe señala que esto genera que la población femenina -a la cual se le encarga la responsabilidad de las tareas domésticas- invierta muchas horas de su día en recolección de biomasa para iluminar. Para ello, las mujeres deben recorrer grandes distancias, lo que genera efectos adversos en su salud. Una situación que ya ocurre también con la recolección de agua. El impacto negativa alcanza también a escuelas y espacios de salud. Y es que, de acuerdo con las mismas mujeres, el acceso a la energía les es primordial porque simplifica las tareas de cuidado que la sociedad ha dejado recaer sobre ellas, aseguró Ancheita.

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Este 12 de noviembre finaliza la Conferencia de las Nacionales Unidas contra el Cambio Climático (COP) 26 en Glasgow, Inglaterra. La congregación de líderes, iniciada el pasado 31 de octubre, contó con la presencia de más de 190 líderes mundiales que tuvieron por objetivo generar un acuerdo para concretar la meta de reducir el calentamiento global en 1.5 grados para evitar catástrofes globales vaticinadas por la ciencia como olas de calor intensas, sequías, tormentas, inundaciones, y pérdida de cosechas.

Aunque aún está pendiente el documento final, los acuerdos firmados han incluido reducir 30% las emisiones de metano o dejar de utilizar combustibles fósiles. No obstante, una serie de países y activistas ha rechazado sumarse a estos objetivos, porque, denuncian, son insuficientes para alcanzar la meta prevista.

Con respecto a la manera en que se han llevado a cabo las discusiones de la COP26, Hass narró como una colega suya activista, participante del evento, ha narrado que en la parte frontal de la sala de discusiones, “señores con traje” negociaban temas económicos, mientras que en la parte trasera, estaban ubicadas las mujeres y otras personas que realizan acciones reales para mitigar el cambio climático.

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