4 emprendimientos femeninos que están construyendo un mundo mejor

Con bicicletas, capacitación para reclusas, microcréditos para mujeres y educación socioemocional ellas ganan y transforman a México.

Foto: Pixabay
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CIUDAD DE MÉXICO. Desde hace varios años ha quedado demostrado que es posible emprender y mejorar al mismo tiempo la calidad de vida de las personas y su entorno, y hoy son cada vez más cruciales este tipo de emprendimientos.

Hoy estos modelos de negocios son ya una tendencia y los grandes inversionistas los están buscando porque se han percatado de que resolver una problemática social o ambiental puede ser rentable.

Incluso, en medio de la pandemia, se mira a estos negocios como una de las principales claves para la recuperación global.

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El Foro Económico Mundial ha destacado la labor de los emprendedores de impacto social porque han venido trabajando desde hace décadas en resolver fallas del mercado y construir modelos más sostenibles, que a su vez pueden crear economías más inclusivas y ecológicas.

Como una muestra del alcance de este tipo de proyectos, el Informe de Impacto 2020 de la Fundación Schwab reveló que sus 400 innovadores sociales han mejorado la vida de más de 622 millones de personas en más de 190 países. Esas mejora se traducen, por ejemplo, en mejor acceso a la salud, la educación y la energía, así como mayor inclusión social y sostenibilidad ambiental.

Los siguientes son cuatro emprendimientos sociales mexicanos creados por mujeres, a quienes Dalia News+ Media -la plataforma de información de Dalia Empower- se acercó para conocer cómo están construyendo un mejor país.

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1 Aca en Bici

Redes sociales: AcaenBici @AcaEnBici Página web: Aca en Bici - Sistema de Movilidad Sustentable - Acapulco Fundadora: Anahí Gatica Romero Operación: 10 años

“A pesar de las críticas y amenazas que he recibido por la recuperación del espacio público, me he convertido en una anfitriona de la ciudad en lo que tiene que ver con el cicloturismo”

-¿Qué es Aca en Bici?

Es un proyecto dedicado a fomentar productos turísticos en bicicleta, rutas gastronómicas y culturales.

Además, en colaboración con arquitectos y urbanistas hemos desarrollado estudios de factibilidad en la ciudad de Acapulco para delimitar los espacios donde puedan transitar las bicicletas.

Hay turistas que nos buscan para alquilar bicis y, a pesar de las circunstancias de [violencia en] Acapulco, los turistas siguen llegando.

Antes era arquitecta y luego decidí dedicarme a la vida hippie, a sonreír, a andar en bici, que es lo que me gusta.

-¿A quiénes beneficia tu emprendimiento?

A las familias y los ciclistas de Acapulco, ya que se recuperaron espacios públicos que eran aprovechados por la delincuencia. También hemos logrado impactar en la calidad de vida de quienes viven cerca del puerto para tengan opciones de movilidad, fomentar la cultura y reactivar el turismo.

-¿Cómo surgió?

Todo empezó cuando estaban haciendo remodelaciones en el Gran Plaza Hotel Acapulco, que antes era el Crown Plaza. Y yo presenté una queja de que no estaban contemplando ciclopuertos y, mucho menos, respetando el espacio para las bicicletas dentro de su obra.

Me respondieron y aceptaron mi sugerencia. Como soy arquitecta, me contrataron y trabajé para que este lugar se convirtiera en el primer Hotel BiciAmigable, al donar un ciclopuerto que terminó beneficiando a la comunidad ciclista y al turista.

Esto desencadenó que otros negocios, restaurantes y hoteles se sumarán a la iniciativa de poner mobiliario para estacionar sus bicicletas de manera gratuita.

Luego se hicieron más ciclovías que no las proyecté, pero que fueron inspiradas en los renders que ya habíamos hecho con mis compañeros

Tres años después, la red de ciclopuertos se expandió, hasta llegar al Paseo del Pescador, que antes era el astillero y donde se reparaban las embarcaciones. Era aquí donde llegaban todas las mercancías y con el tiempo se fue perdiendo y abandonando. Se recuperó y se convirtió en un espacio cultural recreativo para las familias.

En el proyecto participaron Secretaría de Desarrollo Urbano del Estado junto con asociaciones civiles y vecinos que por años pidieron la renovación de este lugar que antes era muy inseguro.

-¿Cómo lograron conseguir capital?

Cuando se terminó el proyecto de Paseo del Pescador, monté una tienda de bicicletas, pero no es solo un local. Es como nuestro centro de operaciones, desde donde surgen las ideas para organizar ciertos eventos, talleres, tours, promoción turística y biciescuelas.

Lo de la renta, mantenimiento y venta de artículos para bicicletas nos ayuda a financiar el proyecto y seguir fomentando la cultura de la bicicleta.

Durante la emergencia sanitaria por el COVID-19, como tuvimos que cerrar y tuvimos que hacer otro tipo de actividades, empezamos a llevar despensa, mandados y servicio de mensajería a adultos mayores.

Y nos dimos cuenta que hay una comunidad de abuelitos, cuyos sus hijos se fueron a otras ciudades a estudiar y trabajar, pero que ya no regresaron. Es decir, sus padres están aquí y sus hijos solamente les mandan dinero, pero no tienen quien les ayude a llevarles sus medicinas o sus víveres.

-¿Se han acercado a ustedes grandes inversionistas?

Previo a la pandemia teníamos varios proyectos en los que las marcas querían invertir con dinero y productos en especie para nuestro programa de biciescuelas para niños, carreras, y competencias.

-¿Qué logros han tenido?

Han sido 10 años en los que hemos tenido altas y bajas. Varias de nuestras propuestas han contribuido a la movilidad de la ciudad, ya que cada vez es más complicado moverse en autobús.

Nuestras actividades y peticiones a los gobiernos estatales en turno han motivado a que se retomen nuestras propuestas, pues el gasto estatal para proyectos tipo ciclovías, banquetas, rampas e infraestructura, etcétera, es muy bajo.

Que los paseos en bici se conviertan en otro atractivo para el turista que visita el puerto.

Impactar zonas abandonadas. Ahorita estamos tratando de intervenir un barrio que quedó inmerso en la playa, que no ha sido privatizada por condominios de superlujo. Aunque hemos tenido inconvenientes porque hemos querido hacer eventos culturales y creen que los ricos ya llegaron a invadirlos y a perjudicarlos.

-¿Qué retos tienen por superar?

El reto ahorita es expandirme. Me gustaría abrir algunas sucursales

Pero primero hay que cambiar la mentalidad de aquellas personas que no quieren un proyecto así o no están acostumbrados.

El problema es que no están dispuestos a renunciar a un par de cajones de estacionamiento para cederlos a las bicis. Pelean muchísimo. Creen que las escrituras de su casa incluyen el espacio público.

-¿Te han amenazado?

Si, me han aventado el coche porque tengo dos conos frente a mi local para poder cruzar la calle y poder sacar la bici frente a mi local o cuando llegan mis clientes. Se sienten dueños de las calle. Tantito les dices y se molestan.

Otro problema son los autobuses estacionados cerca de la banqueta, que hace inseguro ese espacio no solo para el ciclista, sino también para el peatón. Ni siquiera se tiene pensado en invertir en una pequeña terminal o que renten un terreno.

A veces las mujeres prefieren asumir el riesgo de que las atropellen al caminar sobre la calle, que ir por detrás de los autobuses por miedo de ser violadas o asaltadas. Desafortunadamente, ya sabes como es Guerrero...

De repente si haces algo para rescatar un espacio ciudadano y pisas callos te mandan a decir: Ya sé que vas a dar una entrevista en radio, ¡cuida lo que dices!

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2 La Cana

Redes sociales: @lacanamx @daniancira Página web: www.lacana.mx Fundadoras: Daniela Ancira, Raquel Aguirre, Mercedes Becker y Wendy Balcazar Operación: 7 años

“Mientras éramos estudiantes universitarias y asistíamos al reclusorio de Barrientos, en el Estado de México. Fue la experiencia a partir de la cual coincidimos con la idea de que la reclusión no puede ser sinónimo de exclusión”

-¿Qué es La Cana?

Somos un grupo de mujeres preocupadas por la falta de políticas eficaces para lograr la reinserción en la sociedad de las personas privadas de la libertad en nuestro país; y por las condiciones en las que viven dentro de los centros penitenciarios, las cuales dificultan que su rehabilitación y reinserción social sea efectiva.

La Cana es un proyecto social que busca crear oportunidades de trabajo para mujeres en prisión, mediante la implementación de programas y talleres que tengan como objetivo su desarrollo personal, así como el trabajo y la capacitación para el mismo, con el fin de promover un proceso de reinserción que contribuya a reducir los índices de reincidencia y delincuencia en el país.

-¿A quiénes beneficia?

Mujeres privadas y ex privadas de la libertad

-¿Cómo nació este emprendimiento?

Surge de haber compartido la experiencia de visitar, mientras éramos estudiantes universitarias, el reclusorio de Barrientos, en el Estado de México. Una experiencia a partir de la cual coincidimos en la idea de que la reclusión no puede ser sinónimo de exclusión.

Haber tenido la oportunidad de conocer las condiciones poco dignificantes en las que se encuentran las cárceles de nuestro país, pero sobre todo, las historias de vida de quienes ahí se encuentran privadas de la libertad, nos permitió comprender que el problema de la inseguridad no puede resolverse solamente aislando y apartando, sino atendiendo y afrontando las causas estructurales, los motivos y las razones sociales, psicológicas y familiares que llevaron a esa persona a actuar de determinada manera.

Nos permitió entender que los centros penitenciarios no han tenido un resultado efectivo porque se han propuesto impedir que las personas sigan cometiendo delitos, sin combatir la ociosidad y sin ofrecer a sus internos las oportunidades y los elementos que les permitan elegir otra opción de vida, una apartada de la delincuencia.

Fue así como surge La Cana, como un proyecto para llevar a los reclusorios actividades productivas y la capacitación para un oficio, mediante el cual los internos e internas pudieran adquirir habilidades y herramientas que les sirvan para superarse, mantenerse dentro del reclusorio, aportar un ingreso a sus familias y, sobre todo, los prepare para encarar los retos de la vida en libertad.

-¿Cómo lograron conseguir capital para iniciar?

El capital inicial fue aportado por las fundadoras. Siempre nos hemos financiado con la venta de nuestros productos.

-¿Qué logros han tenido?

El 97% de las participantes manifiestan haber aprendido nuevas habilidades en nuestros talleres. El 84% utiliza parte de su ingreso para satisfacer necesidades básicas dentro de prisión. El 95% utiliza una parte de su ingreso para enviarlo a sus familias.

No solamente los logros son económicos, las internas que participan experimentan un bienestar emocional. El 95% reportan una sensación de mejora, ya sea relativo a su tranquilidad, mayor tolerancia o creatividad.

El 63% menciona haber mejorado su relación con sus compañeras internas, se sienten más sociales, pacientes y tolerantes hacia las demás.

69% de las internas reportan haber mejorado su relación con su familia/amigos con quienes se comunican o les visitan, pues consideran que han desarrollado habilidades para comunicarse mejor y más frecuente. El 90% se siente más motivada.

¿Retos por superar?

Hay mucho por trabajar en torno al estigma que cargan socialmente las personas privadas de la libertad, y en torno a entender que la venganza no es sinónimo de justicia, sino que tenemos que trabajar e invertir en nuestro sistema penitenciario si realmente queremos lograr un México más seguro y en paz.

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3 Conserva

Redes sociales: Facebook Página web: www.conserva.org.mx

Fundadora: Martha Beatriz Orantes Gamboa

Hablamos con: Katia Corroy, líder de proyectos estratégicos de Conserva Operación: Como sociedad financiera de objeto múltiple, 13 años (21 años en total)

“En el mercado hay muchas microfinancieras y toda una competencia de prestar dinero. Pero la diferencia de Conserva es que nuestro espíritu es pensar en el desarrollo integral de la mujer; prestarle servicios que no se limitan al dinero. La idea es que las señoras experimenten un bienestar en su salud, desarrollo personal y el de sus familias”, Katia Corroy.

¿Qué es Conserva?

Somos una institución que promueve plataformas formativas dirigidas a grupos de mujeres, acompañadas de microcrédito.

Desde la filosofía de la empresa, el programa de microcrédito, captamos grupos de mujeres y aprovechamos para acercarles servicios financieros y no financieros.

Es decir, les acercamos pláticas formativas en temas de salud de la mujer, les damos capacitación en torno a sus finanzas personales y sobre cuidado del medio ambiente.

Queremos que a través de la plataforma de Conserva tengan una atención integral.

-¿A quién beneficia?

El tipo de clientas con las que trabajamos son mujeres microempresarias, que prestan servicios tradicionales como venta antojitos, productos por catálogo, joyería, artesanías o ropa.

La edad promedio que tienen es de 36 a 40 años. La mayoría son mamás de un promedio de dos a tres hijos.

El ingreso promedio que logran percibir de sus negocios es 10 a 15 dólares diarios por familia (200 a 300 pesos mexicanos).

Si medimos la línea de pobreza que establece el Banco Mundial, estamos hablando de dos dólares diarios (40 pesos mexicanos) para las que están en extrema pobreza.

También trabajamos con mujeres muy vulnerables y 66% vive en zonas rurales.

-¿Cómo nació este emprendimiento?

El inicio de Conserva no fue financiero, desde los 70’s era una organización de tipo social, fundada por la Lic. en Psicología Martha Beatriz Orantes Gamboa, que tuvo sus inicios en Chiapas. En 1999 se constituye como Conserva Asociación Civil y comienza a integrar dentro de sus procesos formativos el programa de microcrédito.

Más tarde, en 2007 entra una nueva regulación en México, para quienes querían dar apoyos financieros a grupos de mujeres o a microempresarios y es ahí cuando Conserva asume el nuevo marco normativo y se convierte en una Sociedad Financiera de Objeto Múltiple Entidad No Regulada, SOFOM E.N.R.

A partir de esta figura financiera, Conserva comienza a crecer exponencialmente. Para 2009 ya teníamos cerca de 29,000 clientas.

Con dos años de operación financiera se expande Conserva a otros estados como Campeche y Tabasco, de la mano con el motor del microcrédito a la mujer.

-¿Cómo lograron conseguir capital para iniciar?

El Fondo de Financiamiento a Mujeres Rurales (FOMMUR) y el extinto Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario y a la Mujer Rural (PRONAFIM), fueron claves para que Conserva se fuera capitalizando y poder llegar con sus servicios a más mujeres.

Ya después se integraron otros aliados y financiadores nacionales e internacionales que siguen vigentes con la institución y sumándose a este gran proyecto.

Son fondos financiados y por ello tenemos que devolverlos. De ahí, también nuestra filosofía de fomentar la cultura del compromiso financiero con los grupos y las mujeres con las que trabajamos.

-¿Cuál es su rentabilidad?

Cómo sabrás las microfinanzas son muy caras por el modelo de operación.

Nuestra tasa de interés es de las más bajas en el mercado microfinanciero mexicano y, pese a que los costos de operación han aumentado con los años, la hemos mantenido.

Los créditos son a la palabra. No hay garantías. Las garantías son dentro de un grupo solidario. Entre ellas mismas se avalan.

Ya viene en el ciclo de los cuatro meses y si todas fueron responsables y mujeres de palabra entonces la tasa de interés baja, porque vamos premiando con una bonificación significativa y se les devuelve a ellas. Lo que hace que el costo de su microcrédito sea más barato

Nuestro concepto de rentabilidad va más allá de fines lucrativos y [apunta] a mantenernos en el tiempo ofreciendo los servicios.

Buscamos que la rentabilidad de la institución sea devuelta a las clientas con estas bonificaciones que mencioné, a través de campañas de salud gratuitas y capacitación en finanzas personales.

También, nuestros colaboradores gozan de un plan de prestaciones por encima de otras empresas y la idea es que también sientan esto como un proyecto de vida.

-¿Qué logros han tenido?

Atendemos a 60 mil mujeres en estados como Chiapas, Tabasco, Yucatán, Puebla y Campeche. Más de 21 años operando. Nos hemos convertido en una institución rentable y sostenible.

Lo más importante de todo esto, a pesar de los retos que tiene el microcrédito por el tema de la cultura del pago y el compromiso, es que notamos cambios significativos e integrales en nuestras clientas y sus familias.

Hicimos un estudio de medición de cambio para tener un indicador tangible de los logros de impacto social a través de nuestras clientas: El 45% de las señoras que administran sus recursos financieros mejoraron los activos de su negocios, es decir, compraron herramientas.

El 95% uso el microcrédito para invertir en su negocio y no se fue a consumo ni a gastos temporales. Aplicando una cultura de finanzas personales sanas. El 46% tuvo una variación positiva en ventas. El 72% usó sus ganancias para mejorar su vivienda. Y 77% adquirió un bien durable para su hogar: compraron una estufa, un boiler, etcétera.

Hemos notado que se ha impactado en la deserción escolar. El 51% de los hijos de nuestras clientas termina la primaria y secundaria.

Al principio nos decían que antes tenían miedo de recibir un microcrédito. De 2016 a 2019, 93% dijo sentirse con más habilidades, más exitosa y empoderadas en el uso del recurso y para poder pagarlo.

-¿Qué retos tienen por superar?

Queremos expandirnos en varios estados del centro de México y seguir creciendo en la parte del Golfo.

Pero este año lo que queremos es personalizar los servicios que brindamos a nuestras clientas, de acuerdo con las nuevas necesidades de la nueva normalidad que nos dejó la pandemia.

La mujer ama de casa, madre soltera y microempresaria es una antes del COVID-19, y ahora es otra. Por eso, en este momento, el reto es entender sus nuevas necesidades y cómo se están reinventando sus micronegocios para asistirlas en la parte de la digitalización en sus negocios.

Dejando Huella

Redes sociales: @DejandoHuellaCD Página web: Dejando Huella Documentos México - consiciousdiscipline.com Fundadora: Priscila Dávila Operación: 10 años

“Dejé mi trabajo estable en la educación y me aventé al vacío del emprendimiento, me miro atrás y veo que ya tengo un ingreso estable en crecimiento, ayudo a los demás y eso me llena de satisfacción”

-¿Qué haces en Dejando Huella?

Como Master en Educación soy Instructora Internacional Certificada por Conscious Discipline. Traje este programa de educación a México, el cual fue creado en Estados Unidos y consiste en ejercitar la disciplina, la inteligencia emocional y la autorregulación en niños. Puede servir a padres o educadores para mejorar la comunicación con los más pequeños.

Me dedico a dar talleres, conferencias, capacitaciones y asesorías a padres de familia, psicólogos, maestros y directivos de colegios. Promuevo la educación socioemocional para mejorar las condiciones en el ámbito escolar y del hogar.

-¿A quiénes beneficias?

A los padres de familia, profesores que buscan estrategias y herramientas de intervención para tratar con la primera infancia. El objetivo es crear aulas resilientes.

Son habilidades que no tenemos como maestros y padres, que no están dentro del programa educativo nacional y que son vitales para los adultos para mantener la cordura y responder conscientemente a situaciones difíciles.

-¿Cómo nació este emprendimiento?

Soy mamá de dos adolescentes. Tengo 25 años de experiencia trabajando en el ámbito escolar y 10 años compartiendo las herramientas de Conscious Discipline.

Cuando entré a una escuela a trabajar, me dieron varios libros del sistema educativo de esa escuela y dentro de los textos encontré el libro de la Dra. Becky Bailey. Cuando empecé a estudiarlo, me di cuenta que dentro de la educación infantil había cosas que yo creía verdaderas, pero no sabía cómo implementarlas. Aprendí con este método.

Bailey nos refirió una anécdota que fue el inicio de sus estudios sobre comunicación con niños. Un día, al estar ella con sus estudiantes, un pequeño se metió en una fuente a brincar. La doctora le decía: ¡Bájate! Él no hizo caso. Ella terminó en la fuente, empapada y correteando al niño. Ahí reflexiona sobre la manera en que los adultos dan órdenes a los infantes.

No fue de golpe que decidí emprender Dejando Huella. Pasaron años. Como maestra, fui ascendiendo y llegué a ser rectora. Cuando le dije a mi esposo que quería emprender y dejar el trabajo hubo pánico generalizado porque estábamos económicamente muy cómodos.

-¿Cómo conseguiste capital para iniciar?

Al principio arranqué con mis ahorros y ya con los talleres, poco a poco, logré generar ingresos.

-¿Cuál es tu rentabilidad?

Aún no llego a igualar lo que ganaba cuando estuve como directora de escuela. Pero sí me da para tener un ingreso estable. Lo más importante ha sido el crecimiento personal que he logrado y ayudar a maestros y padres a mejorar la comunicación con sus niños.

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-¿Qué logros has tenido?

Los cambios que he tenido en mi relación con mis alumnos como maestra. Y como mamá, con mis niños.

Ver la evolución de maestros que se acogen a este programa y mejoran sus relaciones y la enseñanza con sus estudiantes.

Ahora con la pandemia hemos llegado a más maestros y familias. La virtualidad me permitió conectar con maestros en otros estados de México y en otros países como Colombia, Argentina y Ecuador.

-¿Qué retos tienes por superar?

No ha sido fácil trabajar en la virtualidad. Es muy cansado y más porque necesitas el contacto físico para las actividades. No me considero nativa digital. Esto me ha llevado a dejar mi zona de confort y buscar el dominio de la tecnología.

También, potenciar el área de ventas que todavía no la tengo bien dominada. Pero me estoy preparando para optimizarla.

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