De Betty la Fea a la realidad: la violencia estética frena el desarrollo profesional
Los estereotipos de belleza en las empresas no solo generan consecuencias negativas a las mujeres, sino a sus propias organizaciones y negocios.
CIUDAD DE MÉXICO. A Betty, el personaje de la famosa telenovela colombiana, le negaron múltiples empleos como economista, y cuando finalmente encontró uno, fue de secretaria y, además, le dieron una bodega como oficina. Todo debido a su apariencia física. Esta historia que la pantalla mostró con humor, tiene un nombre en la vida real, la viven millones de mujeres y está muy lejos de ser algo cómico. Se llama violencia estética.
“Cuando decimos violencia estética, nos estamos refiriendo a esta violencia que tiene que ver con el tema de la belleza, la apariencia y cómo estamos esperando que, por ejemplo, las mujeres tienen que verse de tal forma para ser consideradas bellas o ser consideradas lo suficientemente femeninas”, señaló Angélica Contreras, vocera de Mujeres Vivas, Mujeres Libres, en entrevista para Dalia Empower.
Esta violencia está relacionada con los estereotipos de género, bajo los cuales se ha establecido qué apariencia deben tener las mujeres para ser aceptadas socialmente. En caso de no cumplir con ello, son discriminadas y violentadas.
“Se ejercen principalmente, como te comentaba, contra las mujeres. También lo pueden experimentar los hombres, pero principalmente las mujeres somos las que experimentamos este tipo de violencia que nos produce discriminación, violencias en distintos ámbitos de la vida, y esto afecta no solamente nuestra integridad física, sino también psicosocial, sexual y, en general, todo nuestro bienestar”, indicó Verónica Hernández Guadarrama, directora ejecutiva de IDEIB Consulting, firma especializada en cultura organizacional.
La violencia estética está presente en todos los ámbitos y el laboral no es la excepción. Se ejerce en las empresas e impide la contratación y/o la promoción de mujeres en ciertos puestos porque no cumplen con los estereotipos de belleza.
Las expertas consultadas por Dalia Empower explicaron como ejemplo que, en empresas de servicios, en las cuales es común que el talento tenga contacto directo con la clientela-, rechace otorgar puestos a mujeres que no encajan en el estereotipo estético.
Dalia Empower es una organización global que transforma personas y empresas a través del desarrollo de habilidades blandas -habilidades de vida o life skills_, como las llama Dalia- y de un acompañamiento hacia una cultura diversa, igualitaria e inclusiva.
Esta violencia también es muy común tanto en la contratación y promoción de mujeres en cargos de dirección y alta dirección, como en la mejora salarial del talento femenino. De hecho, la violencia estética es parte de los factores por los cuales suele haber menor presencia de mujeres en los niveles jerárquicos más altos de las organizaciones. En otras palabras, es otra de las muchas vigas que sostienen el llamado 'techo de cristal' y que no permiten el cierre de la brecha de género.
“Esperamos que [una directora] luzca de una forma; los colores que elija. Porque es una idea de dar control y fuerza. Y cómo estamos haciendo, cómo vamos reproduciendo que alguien exitoso tiene que verse de cierta forma. Pienso en los techos de cristales para las mujeres. Porque no solamente el techo de cristal pensado en todo lo que tengo que hacer para llegar, sino también cómo tengo que verme para llegar”, explicó Contreras.
Violencia basada en prejuicios
En México, 30.6% de las personas de 18 años y más declararon haber enfrentado un acto de discriminación por su forma de vestir o arreglo personal, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022.
La cifra es mayor en mujeres, ya que 31.8% reportó que ha vivido discriminación por estas razones. Sumado a ello, 10.7% dijo que la ha vivido por el tono de piel y 30.7% por el peso.
Hernández Guadarrama explicó que el estereotipo que las mujeres deben cumplir está construido sobre diferentes prejuicios como:
- Sexismo: discriminación por sexo. Las mujeres son quienes están obligadas a cumplir con los estereotipos de belleza. Esta exigencia no es la misma en el caso de los hombres.
- Edadismo: discriminación por edad. Las mujeres para ser consideradas bellas deben ser jóvenes.
- Racismo: discriminación por raza. El estereotipo de belleza se construyó desde una mirada eurocéntrica y por esa razón la mujeres indígenas no lo cumplen.
- Gordofóbico: discriminación por peso. Para que una mujer se encuentre dentro de lo estéticamente aceptable debe tener un peso determinado.
- Discafóbico: discriminación por discapacidad. Las mujeres que tengan alguna discapacidad, ya sea física o mental, sin importar su grado, quedan fuera del estereotipo.
- Discriminaciones varias: la estética personal como maquillaje, vestimenta, peinado, color de cabello, también es juzgada con mayor fuera en las mujeres.
Te puede interesar: La discriminación por edad tiene altos costos y afecta a mujeres principalmente
La violencia estética provoca consecuencias negativas en las mujeres, afirmó Contreras. Entre ellas, problemas emocionales o mentales, hasta enfermedades como trastornos de la conducta alimentaria.
“Algo que hemos visto constantemente, por ejemplo, [son] estos tratamientos quirúrgicos que los promocionan como a muy bajos costos; que son realizados por personas que no tienen la formación ni la preparación, y que terminan siendo un riesgo en la vida y la salud de ellas”, sentenció.
Hernández Guadarrama añadió que México tiene uno de los índices más altos en cirugías estéticas debido a estas exigencias sociales, que son reforzadas en los entornos laborales.
¿Cómo afecta a las empresas?
Una empresa donde se ejerce violencia estética puede hacerlo desde los procesos de reclutamiento y selección de personal. Con ello, no solo impide la llegada de personas talentosas y capacitadas a la organización, sino que pierde la oportunidad de ser más productiva, innovadora y rentable. Justo como perdieron las empresas que rechazaron a Beatriz Pinzón en la telenovela colombiana.
Por otra parte, cuando esta violencia se ejerce con mujeres que ya están laborando en la empresa, se traduce comúnmente en acciones como bloquear su ascenso a puestos de liderazgo, aunque tengan las credenciales suficientes para ocuparlos.
Las agresiones verbales son incluso otra acción. En la telenovela Betty la Fea se exponían estas agresiones contra "El Cuartel" en todos los capítulos. El "Cuartel de las Feas" es el apodo despectivo que le otorgaron los mismos liderazgos directivos de Ecomoda -la empresas donde se desarrolla la trama- al grupo de mujeres empleadas.
Lo que la novela no mostró es que las consecuencias negativas de un clima laboral violento no solo las viven las víctimas, sino las propias organizaciones, pues se están privando de talento y están mermando su productividad y competitividad.
“Las propias empresas lo sufren desde el momento en que están perdiendo talento importante. Hay una rotación importante de personal, hay una disminución de la productividad, producto de la violencia. Siempre va a causar problemas para el personal que enfrente esa violencia. Entonces baja su rendimiento, baja la productividad y, por supuesto, esto tiene repercusiones económicas para la empresa. Además de los problemas reputacionales y de imagen de la propia empresa que está ejerciendo esa violencia estética”, detalló Hernández Guadarrama.
Lee también: 3 cosas que ganan las empresas cuando contratan a mujeres mayores de 50
¿Qué hacer contra la violencia estética?
En México la violencia estética no se encuentra tipificada en los códigos penales y únicamente el estado de Guanajuato la ha incluido en su Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Pero sí se encuentra tipificada la discriminación, por lo tanto, las personas que la viven pueden recurrir a esa figura legal para denunciar.
Hernández Guadarrama detalló que existen varias leyes que garantizan los derechos de las mujeres en caso de que experimenten este tipo de violencia en sus entornos laborales, ya que viola los principios de no discriminación establecidos en tratados internacionales.
Si estás pasando por un escenario como éste o conoces a alguien que lo vive, pueden acercarse a las autoridades pertinentes para que intervengan el lugar de trabajo. Sin embargo, sostuvo, la prevención es primordial y puede llevarse a cabo, por ejemplo, con campañas de educación en diversidad e inclusión.
En cuanto a la responsabilidad y rol de las empresas y entornos laborales, Guadarrama señaló distintos puntos que deben cubrir:
- Establecer políticas laborales incluyentes. Éstas deben contemplar códigos de vestimenta y arreglo que respeten la diversidad y la expresión individual.
- Fortalecer el liderazgo inclusivo. Fomentar ambientes de trabajo que valoren a las personas por sus habilidades y competencias, más allá de su apariencia física.
- Incluir en los protocolos de violencia laboral lo relativo a la prevención de la violencia estética y el acoso relacionado con la apariencia física.
- Revisar los anuncios de vacantes para eliminar cualquier sesgo o elemento discriminatorio con base en la apariencia física, talla, color de piel o edad. En este punto, Contreras advirtió que en el proceso de reclutamiento se oculta la violencia estética bajo el concepto de “buena presencia” o “apariencia decente”, lo que se debe erradicar.
- Sensibilizar al personal para romper con sesgos de apariencia.
- Evitar hacer el llamado beauty-washing para limpiar reputación de marca, pero sin tener un compromiso y acciones reales.
- Hacer cumplir las leyes en materia de no discriminación.
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional