¿Cómo gestionar la frustración cuando eres líder?

Utiliza estos 6 tips de inteligencia emocional que explica Ana Menchaca, coach de mindfulness, yoga y meditación.

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Foto: Shutterstock

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Por Ana Alicia Osorio

CIUDAD DE MÉXICO. La frustración es parte de una gama de emociones que podemos experimentar en cualquier momento o lugar debido a cuestiones internas o externas, y que debemos aprender a enfrentar. Sobre todo, si esa frustración surge en el trabajo y aún más si la experimenta una persona que ocupa un puesto de liderazgo. Es casi seguro que, por lo menos una vez has pasado por esa situación.

Ana Menchaca, coach de mindfulness, yoga y meditación, afirmó en entrevista para Dalia Empower que en las mujeres esta experiencia tiene un componente especial, debido a que en la sociedad patriarcal se piensa que las mujeres son emocionales y ello se califica como algo negativo. De acuerdo con esa creencia, las mujeres deben evitar las emociones durante sus actividades, en especial cuando buscan ocupar o ya ocupan puestos de liderazgo, explicó Menchaca a Dalia, el movimiento que busca cerrar la brecha de género impulsando la transformación del liderazgo a través de programas para personas y para empresas especializados en life skills o soft skills, diversidad, equidad e inclusión.

Aun cuando esta manera de pensar ha cambiado poco a poco, se han requerido años para erradicarla y aún no se logra del todo. Todavía no se comprende que las emociones se deben gestionar en vez de evitarlas.

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Con respecto a la frustración, Menchaca señaló que existen dos tipos de factores que la pueden generar:

  1. Internos. Son aquellos que se generan debido a nuestras propias creencias, valores o capacidades. La frustración surge cuando creemos que no somos capaces de cumplir con las expectativas o cuando sentimos que algo no se encuentra en nuestro control.
  2. Externos. Están relacionados con la forma en que actúan las demás personas, los sucesos a nuestro alrededor y las expectativas que teníamos sobre ello. Un ejemplo muy claro de cómo esto detona la frustración es cuando la labor que hacen las mujeres no es reconocida y queda a la sombra; cuando se les aplica mansplaining (situación en la que un hombre explica a una mujer algo que ella en realidad ya, de forma condescendiente) o se apropian de sus ideas. En pocas palabras, cuando las mujeres viven micromachismos.

La también speaker de los programas de educación continua de Dalia compartió algunos tips para poder lidiar de manera sabia y poderosa con la frustración originada por estas situaciones.

1. Entender que la frustración es parte de las emociones

“Primero que nada, entender que la frustración es parte de la vida y hacer la gestión de esa frustración dentro de mí, lo que puede, a lo mejor, llevarme a lograr un mejor resultado. Entonces. no es tanto que no vaya a existir nunca la frustración, sino saber que la frustración existe y ver dentro de mí, cómo voy a lidiar con esa frustración”, indicó Ana Menchaca.

Aunque a todas las personas se les exige no mostrar emociones, a las mujeres se les demanda con mucho mayor rigor. Entonces, es necesario que tú misma comiences a cambiar esta idea dentro de ti misma; que empieces a aceptar que es válido mostrar tus emociones y que ésta es la premisa para aprender a gestionarlas.

“Normalmente se tiende a ver a lo mejor a la mujer como un ser más emocional que un hombre, lo cual es un tema de liderazgo dentro de una empresa [...]; no puedes expresar tus emociones y menos siendo mujer porque, entonces, te ves débil; porque, entonces, uno como mujer, a lo mejor tendemos a querer luchar o a querer aparentar más este rol de poder que te dan ciertos grados de liderazgo; lo pierdes [el control] o creemos que lo perdemos cuando proyectamos ciertas emociones; cuando nos dejamos llevar por lo que emocionalmente nos dejamos llevar; por algo que no está bien visto”, indicó.

2. Detenerse a pensar: ¿Cómo estoy?

Se trata de un ejercicio que debes practicar cada de manera diaria y que te sirve para mantener una correcta gestión de las emociones. Pocas veces las personas la realizan, según la experta, pero cada día deben dedicarse unos segundos a pensar sobre cuáles son sus emociones y cómo les afectan.

“[Una] Pregunta muy fácil y muy sencilla que nos podemos estar preguntando todos los días es: ¿Cómo estoy? Que es algo que regularmente no nos preguntamos [...]. A partir de ese ‘¿cómo estoy hoy?’, es como podemos ir lidiando con las cosas que vayan pasando durante el día [...]; poderme conocer para poder reconocer qué es lo que estoy sintiendo y quién soy yo, cómo estoy hoy”, comentó.

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3. En los momentos de frustración, analizar sus causas

En el mundo laboral se suele buscar que la persona divida su vida entre los problemas personales y los laborales, pero en realidad se trata de un solo ser humano que está viviendo esos conflictos y por ello separar ámbitos no es factible. Simplemente están relacionados. Por eso es necesario que cuando sientas frustración, te tomes unos minutos para entender cuáles son los motivos. Esto te permitirá entender exactamente qué te está pasando.

“A veces lo que se espera o a lo que está acostumbrado es a separar un poco las emociones en un puesto de liderazgo, en el trabajo, sobre todo. Queremos creer que somos personas distintas y debemos dejar lo de la casa en la casa y lo del trabajo en el trabajo, y la realidad es que la mejor manera de gestionar es entender que todo converge en mí y que yo soy la persona que lleva a cabo todas estas acciones en una persona y que por más que quisiera dejar los problemas de la casa en la casa, es algo que va a mellar un poco en lo que voy a sentir todo el día [...]; ahí entra la gestión emocional”, afirmó.

En esos momentos, escúchate sin juzgarte. Es un requisito indispensable y siempre debes tener en cuenta que la situación que vives sí importa y tienes que actuar sin minimizar el problema.

“Todos comencemos a conocernos a nosotros y darnos esa oportunidad de entendernos; a escucharnos sin juzgar, sin creer que porque estoy enojada o porque algo me frustró o porque otra vez no salieron las cosas como yo quería o yo pretendía, entonces eso está mal; y dejar esa parte de lado, entender que la vida no es una línea recta o una línea ascendente todo el tiempo, sino estas frustraciones de la vida [...]; escucharme, preguntarme, dejar un poquito de lado el juicio, no minimizar los problemas y entender o sentir que algo me está sacando de esa armonía; no minimizarlo, sino atenderlo en su momento”, aseguró.

4. Marcar límites

En muchas ocasiones será necesario poner un límite ante la situación que te está incomodando o te está causando frustración. Tienes que hacerlo de manera firme, pero intentando mantener una gestión eficaz de las emociones, dijo la coach. Por ejemplo, en los casos en que no se reconozca tu trabajo, será necesario intervenir, o cuando tus subordinados no quieran acatar instrucciones, tienes que tomar acciones al respecto.

5. Saber pedir ayuda

“Pedir ayuda siempre, si no estoy siendo capaz de entenderme o escucharme. Porque hay veces que estoy tan metida en mis emociones, en mis sentimientos, en las historias que me estoy contando, que no soy capaz de ver en forma objetiva alguna respuesta o algún resultado”, comentó Menchaca.

Explicó que en muchas ocasiones será necesario solicitar apoyo de otras personas e incluso de personas expertas para gestionar las emociones o para determinar qué pasos seguirás.

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6. Evitar presionarse

Es posible que no en todos los momentos de frustración actúes como quisieras, pero evita presionarte por ello. Si bien, es necesario que aprendamos a gestionar las emociones, se vale fallar, afirmó la coach de mindfulness.

“No presionarme, darme permiso de fallar; es el primer paso para lograr el éxito. Cuando fallo es cuando más crezco porque, entonces, aprendo de las cosas, qué es lo que estoy logrando, y puedo mover la balanza [...]. No nos tenemos que sentar en esa frustración porque hay muchas otras cosas que estamos haciendo bien”, señaló.

Explicó que en ese caso tienes que seguir intentando y aprender de tus errores, pero también de aquellas cosas que te frustran; “como una lección más y verlo así; una vez que se pasa la emoción fuerte que nos hace reaccionar, ver qué aprendí de esto”.

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