Andrea Viejo, la líder de 29 años de Laika México que transforma la vida de las mascotas

Andrea Viejo trabajaba en JP Morgan cuando recibió el llamado emprendedor. Así llegó a dirigir Laika, la tienda en línea para mascotas que está dando de qué hablar.

Foto: Cortesía
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CIUDAD DE MÉXICO. Andrea Viejo es una regiomontana convencida de los efectos terapéuticos que los animales tienen en las personas. “Toda mi vida me crié con mascotas; son una parte esencial de mi familia y le tengo mucho respeto y aprecio a la industria. Nunca pensé que iba a terminar trabajando en esto”, cuenta la Country Manager en México de 29 años.

En julio de 2021, Andrea asumió la dirección general en México de Laika, tienda en línea de productos para mascotas que está dando de qué hablar por su rápido crecimiento y por atraer inversionistas destacados. La firma fue fundada en 2018 por Camilo y Manuela Sánchez, Andrea González y Tulio Jiménez, en Colombia. La empresa cuenta con 500 empleados en México, Colombia y Chile, países en los que actualmente opera.

A principios de 2022, recibió una ronda de inversión de 48 millones de dólares (mdd) liderada por Softbank y en la que también participaron inversionistas como JF Labs, JAM Fund y Delivery Hero; además de algunos ángeles inversionistas como Pedro Garay, CEO de GBM; Carlos García, CEO y cofundador de Kavak, y Emil Michael, exejecutivo de Uber. En total, Laika ha levantado 65 millones de dólares (mdd) en inversión y al cierre de este año proyecta ingresos por 500 mdd, derivados de la comercialización de productos, asesoría veterinaria, estética canina y seguros para mascotas.

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Su paso por uno de las bancos más grandes del mundo

Andrea Viejo cuenta en entrevista para Dalia Empower que su trayectoria profesional ha sido diversa y la preparó para asumir el liderazgo de Laika en México en 2021, año en que el e-commerce creció sus ventas casi 13 veces en el país. A los 18 años, Andrea se mudó a Nueva York para estudiar sociología en la Universidad de Columbia. “Empecé estudiando esta carrera [sociología] y me fascinó. Y, eventualmente, también terminé estudiando economía para tratar de enfocar un poco más mi trayectoria profesional hacia los negocios”.

Al concluir sus estudios, entró a trabajar a JP Morgan. “Fui banquera en JP Morgan por varios años. Fue una excelente escuela porque trabajé en uno de los bancos más grandes del mundo, en los headquarters, y ahí entendí cómo funciona el mundo real: cómo funcionan los negocios, los mercados, los gobiernos, la Reserva Federal. Pero, a la vez, estando tan lejos de México, me empecé a percatar de que acá, en Latinoamérica, las cosas estaban cambiando mucho”.

La ola de emprendimiento que ha estado tomando fuerza en la región acaparó la atención de Andrea, quien, apostando por el desarrollo de México, dejó atrás un empleo prometedor en Estados Unidos. “Era un trabajo muy estable, bien pagado, donde aprendía mucho y estaba creciendo. Pero veía a mi generación en América Latina, en México y en otros países, empezando a innovar, a emprender y a vivir esta nueva ola de emprendimiento donde comenzaban a cuestionarse cómo se venían haciendo las cosas, donde la tecnología estaba revolucionando muchas industrias, donde el buen talento estaba volviendo a casa”.

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De "todóloga" al reto de Laika

Durante esta etapa de transición, Andrea tuvo temor de perder oportunidades de crecimiento, pues en todas las entrevistas de trabajo que realizó, nunca se cruzó con mujeres fundadoras de una empresa. “Mi empuje de querer volver a Latinoamérica y ser parte de esta innovación y emprendimiento que estamos viviendo, era también para hacerlo con otras mujeres. Estaba muy cómoda en Estados Unidos porque tenía muchas oportunidades laborales, y parte del miedo de volver era no saber si en México iba a poder presenciar una cultura tan equitativa, tan diversa y tan imparcial al momento de brindar oportunidades”.

De hecho, Andrea cuenta que su primera oportunidad laboral en México fue en una empresa conformada mayoritariamente por hombres, Frubana. “Ahí pasé de un trabajo de oficina a un trabajo de todóloga, porque así son los pequeños emprendimientos. Me tocaba ir a una bodega en la Central de Abastos con botas y casco de seguridad a las cinco de la mañana y, a la vez, hablar con el presidente del proveedor de alimentos más grande de México”.

En Frubana, Andrea trabajó poco más de un año como Head of Expansion & Head of Marketplace. Ella confiesa que este empleo la hacía muy feliz y que no estaba buscando trabajo. Sin embargo, los fundadores de Laika se acercaron a Andrea para pedirle que dirigiera la startup en México.

“Hay muy pocas empresas de esta índole en América Latina, y menos en el sector que involucre logística y operaciones, que tengan mujeres como cofundadoras o en el equipo de liderazgo. [Además] El CEO es igual de joven que yo y él confiaba en mí, no me veía como alguien muy junior”.

Andrea Viejo aceptó el reto y tomó una empresa con apenas 10 personas laborando en puestos administrativos. Actualmente, Laika cuenta con 150 empleados a nivel nacional. No obstante, el objetivo es seguir creciendo, ya que su visión es convertirse en el líder del mercado en América Latina. Para lograrlo, Andrea ha buscado permear una cultura de compromiso entre todos los colaboradores, tema que no ha sido fácil debido a los retos de trabajar de manera remota.

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Life skills: las habilidades más difíciles de aprender

Convertirse en la líder de la firma en el país a los 29 años es una oportunidad que Andrea Viejo ha tomado como una gran fuente de aprendizaje en life skills (soft skills) “Para mí, Laika ha sido una cátedra o un diplomado en temas de manejo de equipo porque ha implicado construir un equipo, verlo crecer y darle las herramientas para que siga creciendo y para que no dependa de ti su éxito, sino que ellos [los colaboradores] lleven el éxito de la empresa”.

Para la ejecutiva, las hard skills son más fáciles de aprender que las life skills. “Las cosas técnicas se aprenden. Si alguien le dedica tiempo y quiere aprender cómo sacar adelante el área de logística, de operaciones, cumplir los KPIs y las metas, eso se puede. Lo que no se aprende fácilmente es el tema de manejo de equipo y liderazgo; eso se aprende con práctica todos los días”.

De igual forma, como líder de una empresa emergente, Andrea considera que la versatilidad es un must have, pues las personas que están involucradas en el ecosistema emprendedor se ven muchas veces empujados a aprender todo de nuevo. De ahí la importancia de contratar gente con más experiencia y personas recién graduadas de la universidad, afirma.

La rutina es algo que también considera necesario, ya que le permite tener mayor control de su día a día. “Sigo rutinas muy metódicas todos los días. Me despierto temprano. Lo primero que hago es prepararme el café. Yo creo que hay algo de placer en hacer algo por ti mismo en la mañana. Empiezo a trabajar máximo a las ocho de la mañana y busco terminar mi día siempre con algo de ejercicio”.

Los fines de semana Andrea también trabaja. “Estoy en una etapa de mi vida en la que puedo dedicarle muchas horas al trabajo, pero lo hago por gusto. El haber comenzado mi carrera en Estados Unidos me hizo un poco workahólica, pero a la vez busco tener siempre espacios de distracción. Por ejemplo, para mí la hora del ejercicio es prioritaria, eventos, comidas sociales, yo le doy prioridad a eso. Se puede encontrar un buen balance teniendo espacio para hacer tus cosas entre semana y compensar con hacer trabajo el fin de semana. No hay nada de malo en ello”.

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"A quien no pide, no le dan"

Andrea considera que todo lo que ha aprendido durante estos meses al frente de Laika constituye una base sólida para el momento en el que decida emprender. “Estos últimos años han sido una etapa de aprendizaje y de entender cómo se modifica este ecosistema [emprendedor]. [En Laika] he aprendido cómo funciona recursos humanos, área donde nunca he trabajado y, que me he dado cuenta, es fundamental para el éxito de una empresa; no solo cómo funciona operaciones y logística, sino también mercadeo y finanzas; cómo funcionan temas administrativos y legales. Ha sido muy buena escuela y, en unos años sí me gustaría dar ese paso [emprender]”.

Mientras esto sucede, Andrea comparte con otras mujeres enseñanzas que le han sido fundamentales para llegar hasta donde se encuentra. “Yo creo que es importante que todas las mujeres que saben lo que valen aprendan a comunicarlo bien porque desafortunadamente vivimos en un ecosistema en el que la mujer tiene que darse su propio valor porque no se lo dan automáticamente”.

Afirma que es importante combatir las ideas limitantes que una persona tenga sobre sí misma, ya que en muchas ocasiones pueden perderse oportunidades a consecuencia de estas. “Inclusive, cuando primero me abordaron con Laika, una parte de mí no sabía si podía hacer este tipo de cambios e iba a poder triunfar en el rol. Me hubiese gustado tener ese voto de confianza de que a quien no pide, no le dan”.

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