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CIUDAD DE MÉXICO. En el universo de la ficción, no todos los personajes de poder destacan como líderes efectivos. Series y películas nos presentan figuras como Penélope Featherington, en Bridgerton, o Claire Underwood, en House of Cards, que ilustran cómo el ansia de poder y la falta de ética pueden convertir a personas influyentes en antítesis del liderazgo.

A lo largo del tiempo, los liderazgos inadecuados han generado cifras alarmantes de estrés, desmotivación y disminución del compromiso de los empleados hacia las empresas. La encuestadora Gallup estima que solo 13% de los empleados están comprometidos. Y siete de cada ocho trabajadores sienten que laboran para empresas que no los valoran como seres humanos.

Expertas consultadas en entrevista por Dalia Empower sostienen que el mundo necesita más liderazgos basados en la empatía, la sororidad, la escucha activa, la comunicación asertiva y el humanismo; que promuevan valores como la confianza, la responsabilidad, el cuidado y la transparencia.

Dalia Empower es una organización global que transforma personas y empresas a través del desarrollo de habilidades blandas -habilidades de vida o life skills, como las llama Dalia- y de un acompañamiento hacia una cultura diversa, igualitaria e inclusiva.

A continuación, exploramos cómo seis personajes de la pantalla fallan en su rol de mujeres líderes, desvelando las trampas del liderazgo tóxico.

1 Penélope Featherington – Bridgerton (2024)

En un contexto en el que el valor de la mujer dependía del marido que conseguía y del linaje al que pertenecía, Penélope Featherington logra convertir la venta de sus panfletos en un negocio rentable, alcanzar independencia económica y obtener poder. No obstante, según Lourdes Ocampo, catedrática de la Escuela de Negocios Tecnológico de Monterrey, EGADE Business School y Líder académica del programa Women Leading Organizations, su error radica en asumir un rol de liderazgo carente de ética, empleando el anonimato, la manipulación y la mentira, causando daño a quienes ama.

Para Maby Schettino, consultora y mentora internacional de estrategia empresarial, de nacionalidad americana-argentina, el fin no justifica los medios. “La manera en que asumió el poder careció de empatía y de consideración hacia su entorno”. Schettino asegura que un líder debe cuestionarse qué tipo de ser humano desea ser, ya que esto definirá su liderazgo y el legado que dejará en la empresa y en el equipo que dirigen.

Y aunque al final de la serie Penélope se redime y toma conciencia del daño que provocan sus escritos, la coach empresarial Bety Galván afirma que quienes fomentan chismes y rumores, especialmente aquellos que pasan desapercibidos, son los más peligrosos dentro de un equipo, pues pueden contaminarlo y generar un ambiente de desconfianza, desestabilizando la organización.

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2 Claire Underwood – House of Cards (2013-2018)

Claire basa su liderazgo en la estrategia, la disciplina y la frialdad, destruyendo todo a su alrededor en su búsqueda de poder. Aunque alcanza la presidencia de los Estados Unidos, su camino está lleno de manipulaciones, traiciones y falta de ética. Uno de sus mayores errores es su creencia de que puede sostener su liderazgo solo mediante el miedo y la intimidación, lo que la aísla de aliados valiosos y de una legalidad genuina.

“Un liderazgo que no construye redes de apoyo no es sostenible en el tiempo”, asegura la coach Galván. Claire nunca logra formar un equipo cohesionado ni una visión clara para su mandato. Pues en lugar de liderar con valores o convicciones, se sumerge en la misma sed de poder que caracterizaba a su esposo, minando su estabilidad como líder.

“Este personaje es totalmente amoral y carece de ética”, refiere Schettino. “Sin moral ni ética, las alianzas que forme el líder serán frágiles y no podrá confiar en nadie”, especifica Maby. Para la mentora argentina, un verdadero líder debe tener empatía, integridad ética, comunicación clara y una visión estratégica orientada al bien común, no a objetivos particulares; a esto debe sumarse inteligencia emocional para inspirar y motivar a su equipo.

Ya lo dice el libro Doctrina Atenea, de John Gerzema y Michael D’Antonio, sí se necesitan más mujeres en el poder, pero no ejerciendo un liderazgo militarizado, sino un liderazgo servicial, intuitivo, comprensivo, emocional, honesto, leal, empático y sensible. Esto podría fomentar mayor confianza y justicia, así como reducir guerras y escándalos.

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3 Faye Richardson – Suits (2011-2019)

Como administradora interina en Suits, Faye Richardson prioriza la rigidez y la autoridad por encima del compromiso y el diálogo. Desde su llegada, se presenta como una figura inflexible que ignora las dinámicas internas del bufete de abogados y se enfoca únicamente en imponer su visión de la ética, creando un ambiente hostil. Aunque su intención es limpiar la reputación de la firma, su enfoque autoritario genera resentimiento y desconfianza.

Uno de sus mayores errores es su incapacidad para adaptarse a las circunstancias del equipo. Faye no intenta entender los matices que llevaron al bufete a su situación ni reconoce el valor de sus integrantes. En lugar de construir puentes y liderar de manera colaborativa, impone sus reglas, llevando a enfrentamientos innecesarios.

El psicólogo Daniel Goleman señala que, a lo largo de cualquier administración o mandato, es esencial adoptar diferentes tipos de liderazgo según las circunstancias cambiantes. Un buen líder debe ser flexible.

“Si bien Faye fue una líder impuesta, lo primero que debió hacer fue escuchar y conocer las actitudes y capacidades de sus colaboradores para entender su manera de actuar”, comenta Maby Schettino.

Y aunque su participación en la serie fue corta, no dejó de ser caótica, demostrando que un mal líder puede desbalancear un equipo en un abrir y cerrar de ojos. “Muchas veces, las instrucciones deben cumplirse, pero en la forma de pedirlas está la clave para obtenerlas”, señala Schettino.

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4 Miranda Priestly – El Diablo viste a la moda (2006)

Miranda Priestly confunde el respeto con el miedo. Como editora en jefe de la revista Runway, su estilo de liderazgo es dictatorial y basado en la intimidación, creando un entorno laboral tóxico. Aunque Miranda ha alcanzado la cima de su industria, lo ha hecho sacrificando la moral y el bienestar de su equipo. Su exigencia de perfección genera un entorno lleno de ansiedad y miedo, donde el error no es tolerado, describe Bety Galván.

Lourdes Ocampo, del Tec de Monterrey, ubica este tipo de liderazgo -junto con el de Faye (Suits) y Claire (House of Cards)-, como coercitivo, alineado con lo masculino. Según Nilima Bath y Raj Sisodia en su libro Shakti Leadership: Embracing Feminine and Masculine Power in Business, todas las personas tenemos una fuerza femenina y otra masculina. Mantener un equilibrio entre ambas es beneficioso para el liderazgo, pero los extremos pueden llevar a errores, como extremada ambición y egoísmo (en la fuerza masculina) o victimismo y dependencia (en la fuerza femenina).

“Para avanzar hacia un liderazgo equilibrado, es crucial integrar tanto las capacidades femeninas positivas (como la receptividad, creatividad, empatía y armonía) como las capacidades masculinas positivas (como la lógica, dirección, independencia y confianza). Ambos principios, el femenino y el masculino, residen en todos los seres humanos, sin importar el género. Es fundamental encontrar una combinación única y personal que permita a cada individuo expresar lo mejor de ambos”, explican los autores de origen indio.

Otro factor en común que tienen los personajes antes analizados, es la falta de inteligencia emocional, agrega Galván. “Sin inteligencia emocional, los personajes no comprenden que su equipo tiene necesidades emocionales distintas a las suyas”, especifica.

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5 Katherine Parker – Secretaria ejecutiva (1988)

Parker presenta una esencia manipuladora. Como ejecutiva, finge ser una mentora benevolente, pero en realidad roba las ideas de su asistente, Tess McGill, para avanzar en su carrera. Katherine utiliza su posición de poder no para inspirar o guiar a otros, sino para explotarlos en su beneficio personal. Su falta de ética y traición a Tess revelan su verdadero carácter: una líder egoísta interesada solo en mantener su estatus.

El mayor error de Katherine fue subestimar a quienes están debajo de ella. Su condescendencia hacia Tess muestra ceguera hacia el talento y las ideas innovadoras, lo que eventualmente lleva a su caída. Su estilo de liderazgo no fomenta la creatividad ni el crecimiento, solo busca mantener el control absoluto. Katherine es una líder cuyo enfoque competitivo y tramposo la condena a la soledad y al fracaso, ya que quienes la rodean eventualmente la superan.

Para la coach Galván el plan de carrera de cada persona colaboradora es importante porque cada una tiene sueños y metas. “Si no están seguras de que sus actividades que realizan les llevarán a cumplir esas metas, no se comprometerán con la empresa ni se sentirán motivadas y renunciarán”, dice.

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6 Katherine Newbury – Ellas mandan (2019)

Katherine Newbury es una veterana presentadora de televisión, cuyo liderazgo, en su declive, refleja los errores comunes de una jefa que no escucha a su equipo. Durante años, ha dirigido su programa nocturno con mano de hierro, ignorando nuevas ideas y manteniendo un equipo monótono y complaciente. Este aislamiento la desconecta de su audiencia y de las tendencias modernas, poniendo en riesgo su relevancia.

Katherine no valora ni considera la opinión de los demás. Los cambios la ponen nerviosa, prefiere mantenerse en un statu quo que realizar ajustes, lo que lleva a su equipo a desmotivarse y frena su crecimiento e innovación.

Katherine, al igual que los personajes anteriores infunden miedo y eso solo refleja una cosa: inseguridad, apunta Schettino. “A través del miedo y la amenaza pueden lograrse, al momento, resultados; sin embargo, no es una solución a los problemas de largo plazo”, asegura.

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Además, su trato frío y distante hacia sus empleados crea un ambiente desmotivador, pues los llama por números en lugar de por sus nombres y los despide cada vez que solicitan un permiso.

“En la actualidad es crucial que un líder sea empático con su equipo, que los entienda y apoye. Pues cuando lleguen tiempos difíciles para la empresa, ellos responderán cerrando filas. Como dice el dicho, si quieres llegar lejos ve en equipo; si quieres ir rápido, ve solo”, concluye Galván.