Paz Austin, la mujer que manda en los vinos mexicanos

Su pasión por lo 'Hecho en México' ha llevado a la directora del Consejo Mexicano Vitivinícola por varios negocios hasta llegar a la cima de los vinos.

Foto: Shutterstock
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CIUDAD DE MÉXICO. Paz Austin deposita sus anhelos en una botella de vino. Desde 2019 lleva las riendas del Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV), un organismo que en sus más de 70 años nunca había sido dirigido por una mujer.

Y aunque el reto no es nada sencillo, sobre todo en tiempos de pandemia, Paz comparte que el secreto detrás de su éxito personal y profesional radica en maridar sus dos grandes pasiones: el trabajo y su amor por México.

De pequeña siempre tuvo la inquietud de convertirse en embajadora de lo 'Hecho en México', sentimiento que a la fecha se mantiene vigente a través de la labor que realiza en la industria que representa.

Al momento de tomar decisiones no titubea. No existe margen para el error porque en sus hombros pesa una gran responsabilidad. El CMV agrupa a 65 empresas vitivinícolas a nivel nacional y en su conjunto el sector emplea a 500 mil jornaleros.

En todo lo que hace, Paz es fiel a un objetivo claro: enaltecer la cultura mexicana y sus tradiciones. “El amor de mi vida es México. Siempre he tenido curiosidad por hacer cosas mucho más profundas relacionadas con las raíces de mi país. Estoy enamorada de México y su gastronomía”, dice con una sonrisa en el rostro.

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Trabajar siempre: la herencia de las mujeres que admira

El amor por el trabajo no es casualidad. El haber sido educada en una familia de mujeres laboriosas, le proporcionó varias fortalezas, dos de ellas -tal vez las más importantes- fueron el tratar con cualquier persona sin miedo y conocer el valor de ganarse su propio dinero. “Desde muy pequeña me gustó trabajar porque fue lo que me enseñaron en casa”.

Las dos mujeres que más le inspiran son su abuela y su madre. Austin comparte que la matriarca sola sacó adelante a cinco hijos y se convirtió en una gran empresaria cuando no había lugar para ellas.

Al hablar de su mamá, la líder vinícola manifiesta que es una conocedora del mundo de los negocios porque le agregó una visión altruista al modelo de negocios de una maquila que tuvo hace años, ya que apoyó a muchas jefas de familia que no podían salir a trabajar.

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Su secreto para maridar la vida

Paz nunca se imaginó que la vida la llevaría a dedicarse a las bebidas tradicionales mexicanas. En su etapa universitaria eligió la licenciatura de Psicología, pero en el camino se dio cuenta que sus intereses estaban más enfocados en Comunicación, una carrera en la que creyó que podía desarrollar “proyectos con mucho corazón”.

La egresada de la Universidad Iberoamericana nunca ha tenido miedo a trabajar. Mucho antes de representar a los productores de vino en el país, vendió juguetes didácticos que se elaboraban en un taller de su mamá. “No sabía ni coser, pero se me ocurrían cosas y las desarrollaba”.

Tiempo después, se convirtió en propietaria de un establecimiento de artículos religiosos. Pero no se detuvo ahí. Recuerda que un día le nació la intención de poner una tienda de dulces mexicanos, inquietud que la hizo emprender en ese nicho con Dulce Corazón. Esta curiosidad por los sabores tradicionales provocó que en 2010 creara el taller de catas de tequila, Tequilamelier y posteriormente aprendió sobre el proceso de elaboración del mezcal.

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Crecer como la espuma

Al ser una amante de las bebidas nacionales, el paso natural fue incursionar en la industria cervecera, pero del lado de los productores artesanales. Paz tuvo un primer acercamiento con el gremio y en noviembre de 2015 se convirtió en directora general de la Asociación de Cerveceros Artesanales de México (Acermex).

“No sabía ni en qué me metía”, bromea. Con el paso de los años, Acermex se convirtió en una gran escuela para Austin, ya que le permitió sumar otra de sus pasiones: la política, elemento fundamental para las negociaciones y el análisis del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que hoy deben pagar los cerveceros.

A pesar de que el gremio tiene una mayor presencia de hombres, eso no la intimidó.

“Nunca me costó trabajo sentarme en la misma mesa con todos los cerveceros, gracias a la formación que tuve en casa”, admite.

Cuando Paz asumió el encargo como directora general de Acermex solo nueve proyectos formaban parte de la asociación y a nivel nacional no existían ni siquiera 100. La labor de dar voz al gremio fue compleja, pues entró en un momento en que pocos querían apostarle. No obstante, Paz vio una gran oportunidad para detonar su crecimiento y comenzó a acercar a más cerveceros. Para 2019, en que dejó de capitanear el movimiento independiente, Acermex sumaba 120 cervecerías y existían más de mil 800 proyectos en todo el país.

La asociación le permitió recorrer México y conocer iniciativas que generan empleos como la Cervecería de Colima o Cervecería Nebulosa, esta fue la primera en San Sebastián del Oeste, Jalisco. “Conocí a gente muy valiosa, hombres y mujeres por igual”.

En este andar, también descubrió la red de sororidad que existe entre las mujeres para visibilizar su trabajo. Uno de los esfuerzos más conocidos es el de Las Adelitas Cerveceras Mexicanas, colectivo que reúne a más de 90 mexicanas involucradas en el segmento.

“Descubrí que, aun cuando había una mayor presencia de hombres, las mujeres ocupaban las sillas principales. Agradezco el ser parte de una ola de liderazgo femenino en la industria de bebidas tradicionales mexicanas”, menciona.

Muestra de ello es que actualmente Acermex es dirigido por Cristina Barba Favá, en tanto que Maribel Quiroga es la presidenta ejecutiva en la Comisión de Vinos y Licores de México (CIVYL), y Paz, por su parte, cuida el frente del Consejo Mexicano Vitivinícola.

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Red de sororidad entre mujeres líderes

Más de cuatro años después y tras múltiples aprendizajes, Paz recibió en 2019 la llamada para encabezar la industria del vino en México. “De alguna manera lo decreté porque siempre miraba a la distancia lo que hacían en el consejo y anhelaba colaborar con las y los emprendedores y productores vinícolas”, confiesa, mientras hace una breve pausa para darle un trago a su primer café de la mañana.

El 15 de octubre de 2019 fue la fecha en que comenzó su gestión al frente del CMV y desde entonces ha impulsado estrategias para que el trabajo de las manos mexicanas llegue a más lugares en el territorio nacional y el mundo.

Dentro del propio gremio destacan nombres de importantes mujeres: Cristina Pino, quien es la enóloga de Bodegas de Santo Tomás; Adriana Aguirre, gerente de Somos Vid Aguascalientes, y Karina Gómez, presidenta de la Asociación Vitivínicola de Chihuahua. También están Fernanda Escobosa, directora de Provino; Bibana Parra, propietaria de la distribuidora Tomemos Vino, y la sommelier Joanna Vallejo, quien tiene más de una década de experiencia en el ramo.

“Esta industria estaba muy marcada por la voz masculina y era importante integrar la visión femenina. Sin duda, la presencia de las mujeres era necesaria para crecer. El tema de la sororidad está muy presente y eso nos ayuda a visibilizarnos”, destaca Austin.

Paz es optimista, pero reconoce que la pandemia se convirtió en uno de los mayores retos que ha enfrentado, pues solo el cierre de las rutas enoturísticas significó una pérdida de 990 millones de pesos. Para evitar un mayor afectación a la industria, la directora general explica que se implementaron estrategias con la finalidad de promover la comercialización digital de los productos que se elaboran en 14 estados de la República Mexicana, así como la reactivación de las actividades de enoturismo.

Hoy, la directora general del CMV mira hacia el futuro con un cielo más despejado y es consciente de que el rol que deben tener las mujeres es inspirar a otras para que juntas puedan ocupar más puestos directivos. Paz tuvo la fortuna de ser la primera en lograr muchas cosas, pero prefiere ser recordada como la mujer que apoyó en el crecimiento de la industria vinícola y que ayudó a visibilizar la labor de las y los productores.

La promoción de las bebidas tradicionales es su misión principal en este momento y al degustarlas en una comida no hace menos a ninguna, pues inicia con una cerveza artesanal y después abre un vino mexicano. Sin embargo, hacia adelante, los planes de Paz Austin están marcados por otras pasiones. “Quiero estar mucho tiempo más en el vino, pero lo mío es impulsar lo Hecho en México y el orgullo nacional y hacia eso iré encaminando todos mis proyectos. El límite es cuando dejas de disfrutarlo y ahí es cuando tienes que dar unos pasos atrás porque la clave para lograr el balance es disfrutar lo que haces”.

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