CIUDAD DE MÉXICO. La pandemia de COVID-19 provocó un retroceso de 18 años en los niveles de participación en la fuerza laboral, señala el informe Panorama Social de América Latina 2021 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

La organización indica que durante 2020 menos de una de cada dos mujeres se encontraba en la fuerza laboral, mientras que para 2021 se estima en 50% la tasa de participación laboral de la población femenina de la región. Además, los niveles de desocupación se colocaron en 11.8% para mujeres y 8.1% para hombres durante 2021.

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La alta tasa en mujeres, explica el reporte, está relacionada con las necesidades de nuevas habilidades en el mercado en las que ellas no están capacitadas, la contracción de los empleos feminizados y mejores niveles de recuperación en niveles masculinizados. Sin embargo, el mayor problema no se encuentra en el desempleo, menciona el documento, sino en la salida de millones de mujeres de la fuerza laboral que aunque desean trabajar no pueden hacerlo debido a la sobrecarga de trabajo de cuidados sin remuneración.

“La autonomía económica de las mujeres sufrió un retroceso histórico en la región. La pandemia dejó como resultado una sobrecarga de tareas domésticas y de cuidados no remunerados que asumieron en su mayoría las mujeres. Además, estas estuvieron sobrerrepresentadas en sectores vinculados a los cuidados y en la primera línea de respuesta a la pandemia”, señala el informe.

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La Cepal advierte de la desigualdad económica entre los bajos salarios que reciben quienes se dedican a los cuidados y los altos gastos de quienes requieren de cuidados. A eso se añade la existencia de una mayor cantidad de mujeres en hogares pobres.

Además, que los patrones culturales como la división sexual del trabajo y la falta de corresponsabilidad de los hombres en los cuidados, así como la desigualdad sexual en el trabajo que lleva a que haya más mujeres en labores de cuidado no remunerado, llevan a las mujeres a tener menor participación en espacios públicos.

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“Hoy, más que nunca, la creación o el fortalecimiento de políticas integrales de cuidado se ubica en el centro de los debates públicos y políticos que conciben a la igualdad de género como un imperativo impostergable para la recuperación transformadora, al igual que la generación de pactos políticos, sociales y fiscales que aborden de manera conjunta la justicia ambiental, social y de género”, advierte el documento.

Agrega que la generación de oportunidades de empleo para las mujeres debe estar en el centro de la recuperación económica donde se incluyan políticas orientadas a las corresponsabilidades del cuidado del hogar entre el Estado, empresas y comunidad, de manera que los trabajos permitan a hombres y mujeres conciliar labores remuneradas y no remuneradas.

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