CIUDAD DE MÉXICO. 'Generación de cristal' y 'Generación de cemento'... Son términos con que personas jóvenes y no tan jóvenes se han calificado entre sí de manera despectiva y crítica en las redes sociales para señalar sus diferencias sobre la forma de ver y de pensar el mundo.

Así, en este desencuentro, personas mayores -'Generación de cemento'- reprochan a jóvenes -'Generación de cristal', generalmente nacidas después del año 2000- una supuesta fragilidad ante los problemas o adversidades que enfrentan, así como sus quejas ante contratiempos que parecieran mínimos.

Investigadoras y activistas consultadas por Dalia Empower coinciden en que, en realidad, estos enfrentamientos han sido comunes a lo largo de la historia con cada generación distinta, pero tienden a ser olvidados con el paso de los años.

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Daniela Villegas, investigadora post doctoral del Centro de Investigación y Estudios de Género de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afirmó que el problema inicia desde los calificativos o etiquetas impuestos entre los grupos de diferentes edades, pues éstas terminan por ser obstáculos para ir más allá de ellas, profundizar en las necesidades de cada colectivo e iniciar un diálogo y fomentarlo.

“Estos conceptos antitéticos, como 'cemento' y 'cristal', no dan pie a que se vea que cada uno [cada grupo] tiene sus particulares desafíos […] creo que es un gran desafío para ambas partes tratar de comprender de dónde vienen los discursos de cada uno”, aseguró.

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¿Existe la 'generación de cristal' o sólo son jóvenes?

Martha Erika Pérez Domínguez, investigadora del área Democracia, Culturas Políticas y Redes Socio-Digitales en México en una Era de Transformación Digital, en la UNAM, explica que son las generaciones mayores quienes han bautizado como 'generación de cristal' a un grupo de personas jóvenes que crecieron en un mundo con internet. No obstante, la juventud no se apropia de este término porque lo considera despectivo y rechaza ser descrita como frágil o de una sensibilidad desmedida.

“Tiene que ver con que las generaciones jóvenes están en un mundo distinto; están siendo no solo testigos, sino protagonistas de un cambio en la forma que se entienden las relaciones”, afirmó.

Villegas coincidió con este punto de vista y agregó que la generalización es equivocada, pues asume que todos los grupos de jóvenes tienen las mismas características y actitudes y, además, no profundiza en las diversas problemáticas que enfrentan.

“Me parece un término peyorativo [generación de cristal] que se les nombre a las nuevas generaciones con ese término porque implica que son delicados, débiles, cuando es todo lo contrario, pues tienen que enfrentar a un mundo con muchas complicaciones no solo en términos económicos, políticos, sino también ambientales”, afirmó Villegas.

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Alejandra Hass, directora de Oxfam México, señaló la existencia de numerosos prejuicios hacia las juventudes, los cuales han quedado evidenciados por encuestas como las que lleva a cabo el Consejo para Prevenir y Erradicar la Discriminación. En 2016, uno de sus estudios mostró que la mayoría de las personas no rentarían una casa o una habitación a jóvenes.

“Hay muchos prejuicios y estereotipos en contra de los jóvenes, que sí han ejercido un liderazgo importantísimo en los últimos años y que, al fin y al cabo, son titulares de derechos y están viendo un mundo amenazado por la desigualdad, por la inseguridad, el cambio climático. Están tomando la batuta y están tomando una actitud de resistencia, lo cual me parece admisible y constructivo”, señaló.

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¿La reconciliación es imposible?

Lo cierto es que la historia muestra que los jóvenes siempre han sido criticados justo como sucede en la actualidad. Hass puso como ejemplo lo que sucedió en 1994, cuando las y los jóvenes se unieron al movimiento zapatista y a otros movimientos revolucionarios que existían en aquel momento.

“Ha habido cambio de pensamiento, pero también ha habido cambio de pensamiento en otras [generaciones], siempre nos tenemos que recordar que las generaciones van cambiando y que se van también refrescando y evolucionando a lo largo del tiempo”, expresó.

Pérez Domínguez hizo una comparación similar, pero con la juventud de los años 60 del siglo pasado. En aquel entonces, ocurrió un fenómeno ‘viral’ similar y las personas mayores descalificaban las formas de ser, vestir, actuar e inclusive de protestar, de los jóvenes.

“Este conflicto generacional ha tenido lugar en cada época de la historia como los jóvenes de los 60 que tenían a sus papás con una mirada mucho más rígida y ellos eran como los rebeldes, y luego la siguiente generación. Es así como cada generación de jóvenes rompe de algún modo”, señaló.

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“Pensando en la generación del 68, en la Ciudad de México, pues es el país estaba bajo un régimen súper totalitario; la autoridad paterna no se cuestionaba; la autoridad del gobierno no se cuestionaba, y llegan estos jóvenes irreverentes”, añadió.

Por ello, sería deseable que la sociedad comprendiera que las nuevas generaciones tendrán sus propias ideas y formas de pensar; sin embargo, es entendible que esas rupturas generacionales no sean un hecho sencillo, explicó.

“De entrada, una ruptura cultural, generacional implica tensión; es muy difícil que transformemos algo de manera amable […] creo que los procesos de cambio en sí, son procesos conflictivos y que generan tensión; obviamente lo mejor sería que fueran respetuosos, amables, tolerantes, pero no siempre son así”, afirmó.

La directora de Oxfam México aseguró que existe incomprensión acerca de lo que es ser joven hoy en día, puesto que no se toma en cuenta la precariedad laboral o la inseguridad tanto física como económica. Ese contexto ha provocado protestas como las del movimiento feminista, que ha cobrado fuerza en los últimos años.

Sin embargo, también hay incomprensión en lo que implica ser una persona adulta que se enfrenta a problemas laborales, desempleo por la edad, discriminación y otras desigualdades, comentó.

Lo que hace falta, entonces, es dar inicio a la conversación entre las distintas generaciones para que comience a surgir la comprensión. “Lo que habría que hacer es un diálogo intergeneracional que permita acercar posiciones, que permita mayor diversidad y que permita eso, incorporar la diversidad”, indicó.

La tolerancia que debe existir entre ambos grupos no se debe limitar a saber que están allí, sino en ver el concepto de tolerancia desde un punto de vista de respeto e igualdad. “La tolerancia hace parte de ese conjunto de conceptos en torno a cómo podemos convivir y coexistir en la diferencia, pero respetando el principio de igualdad y los derechos de todas y de todos”, señaló Alexandra Hass.