Qué es la dismorfia financiera y cómo afecta tu vida

Hace poco escuché un término que me llamó mucho la atención: dismorfia financiera.

Así como la dismorfia corporal es una percepción distorsionada de cómo luce nuestro cuerpo, la dismorfia financiera es una percepción alterada de nuestra realidad económica. Y aunque no es como tal un trastorno mental, el término sirve para describir un fenómeno que muchos viven. No importa si ganas bien o si te esfuerzas mucho por ahorrar: si vives desde la carencia, el miedo o la negación, tu mente puede hacerte creer que estás peor, o mejor, de lo que realmente estás.

Y en el contexto económico que vivimos actualmente, creo que vale la pena hablar sobre este tema. En mayo, el Banco de México bajó su pronóstico de crecimiento económico para 2025: de 0.6% a 0.1%. Una de las principales causas de este cambio es la imposición de aranceles por parte del gobierno de Trump. Y aunque aún no se pronostica una recesión económica, sí se habla de un estancamiento para México, lo que nos obliga a ser más conscientes, tanto a nivel empresarial como en nuestras finanzas personales.

Como siempre digo, una manera importante de autoempoderamiento es educarnos financieramente, y esto no solo significa aprender sobre ahorro e inversión, sino que también requiere evaluar cómo nos relacionamos con el dinero. Algunas maneras de identificar si la percepción que tienes sobre tus finanzas está distorsionada son:

• Sientes que nunca te alcanza el dinero, aunque eso no sea cierto.
• Adquieres constantemente deudas por gastar fuera de tus límites y/o en productos o bienes de consumo innecesarios.
• Compras cosas “porque te las mereces”, sin pensar en cómo afectará tu presupuesto.
• Evitas revisar tus cuentas o hacer un presupuesto y apegarte a él.
• Experimentas estrés y ansiedad por no poder cubrir ciertas necesidades o lujos.
• Te comparas constantemente con los demás y su estilo de vida.
• Tienes miedo de gastar incluso cuando puedes hacerlo, o por el contrario, compras compulsivamente.

Es importante hablar sobre estos temas, en especial con las generaciones más jóvenes, las que están creciendo con redes sociales. Existe una tendencia al hiperconsumo, y considero que las redes y la cultura de los “influencers” juegan un papel fundamental en esa tendencia. Por eso también hago énfasis en la importancia de elegir muy bien a quiénes decidimos seguir en redes. Es preferible consumir contenido de creadores que nos aporten algo, en vez de solo seguir cuentas que nos hacen sentir mal con nuestra propia vida o que despiertan la necesidad de comprar miles de productos. De hecho, existen varios estudios que señalan que las redes sociales pueden generar depresión y ansiedad si son consumidas en exceso e indiscriminadamente.

El punto de tener esta reflexión personal es mejorar nuestra calidad de vida. Reflexionar sobre nuestras finanzas y la relación que tenemos con el dinero es un buen punto de partida que cuida no solo nuestro bienestar físico, sino también nuestra salud mental.

Entiendo que la realidad para millones de mexicanos es difícil. De acuerdo con cifras del INEGI, la mayoría percibe un salario promedio de $7,380 pesos al mes —claro que varía de acuerdo con el género, la edad y el nivel de educación—. ¡Una cifra muy baja! Pero que resalta la importancia de administrar los ingresos y dedicar tiempo a la elaboración de un presupuesto, además de aprender sobre ahorro e inversión para crecer nuestro patrimonio en la medida de lo posible.

Sí, también hay que trabajar y luchar por mejorar las condiciones económicas del país, y porque el reto es enorme, vale la pena difundir esta información. Actualmente existen recursos como el diplomado de Educación Financiera que ofrece la CONDUSEF de manera gratuita para gestionar mejor nuestras finanzas. Existen libros, podcasts y muchas herramientas al alcance de nuestras manos: no hay pretexto para no hacerlo. Aquí también es importante hacerlo con cautela, para también evitar caer en fraudes.

Si tu relación con el dinero te genera más estrés que satisfacción, es momento de reevaluar tu estrategia financiera. Es importante reconocer si tienes algún “síntoma” de dismorfia financiera, porque ese es el primer paso para identificar cómo estas conductas afectan tu calidad de vida. Fortalecer tu inteligencia emocional también es importante, porque te permite no actuar impulsivamente y consumir desde las emociones.

También es importante tener metas financieras que sean SMART, buscar asesoría de expertos y documentarte tanto como sea posible. Por último, cuestiona cómo influyen las redes sociales en tu vida y si te pasas comparando tu vida con la de los demás. Aquí vale recordar la importancia de practicar mindfulness para disfrutar lo que ya está en tu vida y atravesar las situaciones difíciles con resiliencia.

En palabras de Theodore Roosevelt: “La comparación es el ladrón de la felicidad.”