Claudia Romero Ibarra: Adaptarse, liderar y abrir camino desde Alemania
La historia de Claudia Romero Ibarra desafía fronteras y demuestra que liderar lejos de casa exige valentía, adaptabilidad y capacidad de reinventarse.
Ha cruzado países y desafiado moldes para construir una carrera internacional como Global Talent Pool Manager y líder de Ethnicity & Cultural Heritage en Siemens Energy, manteniéndose auténtica mientras impulsa el crecimiento de otras mujeres.
Liderar a miles de kilómetros de casa es mucho más que un cambio de idioma o de paisaje. Para Claudia Romero Ibarra, llegar a Alemania significó no solo empezar de cero en otro país, sino reinventar la forma de ejercer liderazgo en un entorno tradicionalmente masculino y lleno de reglas no escritas.
Pero más allá de los cargos o las estrategias, su mayor reto ha sido navegar todos los días en una cultura ajena. Convertirse, como hoy es, en un referente de inclusión y liderazgo implicó adaptarse a un mundo diferente y defender su voz para abrir espacio a otras mujeres en entornos que antes eran de hombres.
“Fue mucho machismo, mucha discriminación en temas de qué tan capacitado está alguien que no es alemán, porque no es europeo. Fue también una de las pautas que yo tomé para empezar a ser más activa en temas de inclusión y diversidad. Yo obviamente cuando me llega la oportunidad de irme a Alemania, yo no hablaba alemán en absoluto”, contó.
Claudia Romero Ibarra es actualmente Global Talent Pool Manager y líder global de Ethnicity & Cultural Heritage en Siemens Energy. Tras más de una década fuera de México, ha gestionado equipos internacionales, impulsado la diversidad y transformado la cultura corporativa desde la diferencia.
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Choque cultural y adaptabilidad
Con 10 años en un país al que se fue para una estancia de solo un par de meses, Claudia recuerda su primer gran reto cuando debía hacer un análisis de datos con un equipo de nueve hombres, todos suizos o alemanes y como no hablaba alemán, se presentó en inglés, pero la respuesta fue dejarla sola.
“Eran alrededor de nueve personas a mí, o sea, todos hombres, todos suizos, alemanes, entro, me presento en inglés, les comento que voy a hacer el análisis en inglés y el líder del grupo se para y dice ‘Yo no voy a hacer esto en inglés’ y se van. Y me dejan todos ahí”, narró.
Ese momento marcó el tono de muchos desafíos por venir. Claudia pronto entendió que en ese entorno la nacionalidad, el género y el idioma eran barreras tan reales como cualquier política corporativa. Pero lejos de rendirse, buscó respaldo en las reglas internas de la empresa y aprendió a exigir respeto apoyándose en lo institucional.
Pero este tipo de barreras no eran nuevas para Claudia: desde el inicio de su carrera en México, ya había aprendido a responder ante el machismo y la discriminación, aunque el escenario fuera diferente. Al inicio de su carrera, un ingeniero intentó ofenderla al decirle que le explicaría en términos que ella entendiera. Desde allí supo poner límites.
Ese recorrido entre países y culturas fue forjando una habilidad clave: la adaptabilidad. Hoy sabe navegar las organizaciones y las diferencias, sin dejar de ser ella misma.
“Uno tiene que aprender a navegar la organización de una forma en la que tú te adaptes sin dejar de ser tú, ¿sabes? O sea, yo sí era muy emocional, obviamente sigo siendo emocional, pero la reacción ya no es la misma”, expresó.
Detalles tan básicos como la forma de ver la vida o expresarse, distan de una cultura a otra. Ella se ha sabido adaptar.
“En México somos una cultura de alto contexto, es decir, necesitamos dar detalles alrededor del mensaje que estamos entregando. Y en Alemania no. En Alemania yo quería explicarle a mi jefe el contexto y él dice Claudia ve al punto”, contó.
Ahora, ya aprendió el idioma (con muchas dificultades al inicio) y se adaptó a las reglas como no hacer ruidos después de las 7 de la noche. Además, al ser líder global de Ethnicity & Cultural Heritage debe tratar con personas de diferentes nacionalidades y adaptar el estilo de comunicación a cada región, pero sin perder su esencia.
Me interesa normalizar otros estilos de liderazgo en donde otras mujeres puedan resonar también en ese sentido, decir, ‘Sí, puedo ser yo y puedo seguir siendo efectiva’. Porque el hecho de ser más amable no significa que soy más débil. Simplemente soy amable y me mantengo auténtica a mí misma sabiendo de antemano cuáles son mis objetivos, pero sin traicionar en lo que yo en lo que yo creo
Claudia Romero Ibarra
Compartir para multiplicar
El camino profesional de Claudia ha sido un ejercicio constante de buscar nuevas perspectivas, pues desafió la idea tradicional de que crecer significa solo ascender posiciones y supo detectar el valor de aprender en “horizontal”, cambiando de área, explorando proyectos desconocidos y desarrollando habilidades que no siempre estaban en la ruta evidente.
Así ha pasado por áreas como ventas, inteligencia de mercados, análisis de datos y desarrollo de personal. Esa búsqueda la llevó a autonominarse a un programa de liderazgo para mujeres que tenía su empresa y donde fue una de las tres elegidas entre 600 postulantes.
Pero para Claudia, el liderazgo solo tiene sentido cuando se construye en comunidad. Entendió que avanzar profesionalmente no es suficiente si no se abren caminos para más mujeres, así que decidió replicar los contenidos de ese programa para América Latina.
“El contenido era tan bueno, tan rico, cosas que usualmente uno da por hecho o no entiende del todo y lo importante que es en tu desarrollo, me pareció en ese momento que era muy egoísta solo saberlo y que muchas mujeres no lo supieran”, dijo.
Lo que comenzó con 50 mujeres en una primera sesión, terminó sumando a 170, multiplicando el impacto, generando una red de apoyo real dentro y fuera de la empresa, propiciando la elaboración de esos programas para las mujeres de Latinoamérica y abriéndole más puertas a la propia Claudia dentro de su empresa.
Balance y bienestar
Vivir lejos de casa le enseñó a Claudia que el trabajo, por más desafiante o apasionante que sea, no puede ocuparlo todo. Encontrar equilibrio se volvió esencial para sostenerse en el tiempo y, sobre todo, para disfrutar realmente de los logros y del proceso.
Descubrió que los hobbies, el autocuidado, un club de lectura, el yoga, el ejercicio y una red de apoyo sólida son tan importantes como cualquier estrategia profesional.
Con el tiempo, Claudia desarrolló su propio marco para cuidar de sí misma y no perderse en el ritmo del trabajo en el que se enfoca en cuatro pilares: físico, mental, emocional y espiritual. Si uno falla, sabe que puede apoyarse en los otros para mantenerse fuerte.
Hoy, desde Alemania, Claudia entiende que el verdadero liderazgo comienza cuidando de una misma y que aprender a equilibrar el trabajo, los proyectos personales y el bienestar no es solo una meta individual, sino la base para sostener el impulso y seguir abriendo caminos. Su historia es ejemplo de que la autenticidad, la empatía y la capacidad de adaptación pueden transformar barreras en oportunidades.
Preguntas rápidas a Claudia Romero
Dalia ¿cuál es su superpoder? Claudia: Soy muy empática
Dalia ¿qué hábito o práctica te ayuda a reconectar contigo misma? Claudia: yo despierto, hago 10 minutos de estiramiento y medito, medito otros 10 minutos, máximo 20 minutos no le dedico más porque soy muy hiperactiva. Entonces ese es el momento en que yo me centro. Me veo en el espejo y siempre digo mi mantra “hoy va a ser un gran día”.
Dalia ¿qué consejo le darías a una mujer que duda de sí misma? Claudia: Creo que es válido muchas veces, pero también siento que ya hay muchas personas en el mundo y muchas situaciones en el mundo que van a dudar de ti, no seas una de ellas.
Dalia ¿qué te ha dejado Dalia? Claudia: Me gusta mucho ver el avance que yo veo en desestigmatizar que las mujeres juntas no logramos grandes cosas o que el enemigo más grande de una mujer es otra mujer. Lo he visto en experiencia propia, pero veo la comunidad tan bonita que es Dalia, lo que se construye y para mí es muy bonito ver que si hace 15 -20 años no lo hubiéramos tenido ahora, lo tenemos y la generación que viene va a estar mucho más armada.
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