CIUDAD DE MÉXICO. No importa si estás en una comida familiar, platicando con un amigo o amiga, en una junta, en una entrevista laboral o simplemente te estás presentando a través de un correo o de un mensaje de Whatsapp, al referirte a ti y a tu trabajo siempre debes usar tu elevator pitch, es decir, tu discurso de presentación, porque eso es lo que determinará la impresión que los demás tengan de ti. Además nunca se sabe si la oportunidad de tu vida está justo frente a tus ojos.

Un “elevator pitch” es una herramienta básica en la que todas las personas tendrían que invertir tiempo, ya que ayuda a tener muy claro y de una manera tangible quiénes somos, señaló la experta en personal branding, Adriana Ibarrola, una entrevista para Dalia Empower, el proyecto de educación continua que ayuda a las mujeres a alcanzar sus metas profesionales y personales a través del aprendizaje de life skills (habilidades blandas).

De acuerdo con la experta, a grandes rasgos, un “elevator pitch” es un breve, pero contundente discurso que define en unos minutos los siguientes puntos:

1. Tus logros
2. Tus atributos o el diferencial que te permitió alcanzar tus logros
3. Lo que buscas
4. Qué estás haciendo para alcanzar eso que estás buscando

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Una vez que hayas pensado claramente y definido estos puntos, aumentará tu seguridad y te será más fácil dar una impresión profesional a quienes te rodean, lo que generará mayor interés en ti y en lo que haces.

“Un elevator pitch es esta propuesta autovendedora de ti misma o de la idea que tienes en las manos, para dársela a alguien que te puede dar la oportunidad. Es algo que tienes que sentarte a preparar hoy en día para que lo tengas muy claro para cuando lo necesites”, destacó Ibarrola.

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Si tienes claro quién eres y lo que quieres, vas a saber de qué hablar, qué temas defender, con quién te tendrías que estar relacionando, cómo expresarte, a quién dirigirte e, incluso, cómo vestir.

No hay que olvidar que las personas forjan su propia opinión de ti a través de lo que dices o haces, de la manera en cómo lo haces, así como también de lo que dejas de decir o hacer. Por lo tanto, es importante no dejar a la deriva o sin control la impresión que los demás tienen de ti. Constrúyela con la mejor herramienta que tiene el ser humano: la comunicación.