Cómo la espiritualidad te puede hacer mejor líder

La espiritualidad no es religiosidad y puede hacer muy poderoso tu liderazgo. Descubre cómo la puedes fortalecer.

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CIUDAD DE MÉXICO ¿Cuántas veces durante la última semana has caminado entre la naturaleza, deteniéndote a admirar su belleza? ¿Cuántas veces has guardado silencio para escuchar tus pensamientos y ordenado tus ideas para tomar mejores decisiones? ¿O cuándo fue la última vez que fuiste generosa/o y agradecida/o con tu equipo de trabajo? Aunque te pueda parecer inverosímil, estas acciones fortalecen tu espiritualidad, es decir, esa conexión con el Universo, con Dios, con la Energía Creadora o como tú llames a eso en lo que crees. Incluso la conexión contigo.

Pero, ¿qué relación tiene esto con ser una mejor persona, profesionista o líder? Mucha. Al fortalecer tu espiritualidad, tus acciones se vuelven más empáticas y tus decisiones, más objetivas, guiadas por el amor en lugar del egocentrismo o la ambición.

Ricardo Perret, autor del libro Inteligencia Espiritual para Líderes, sostiene en entrevista con Dalia Empower que de nada sirve transformar empresas si las personas dentro de ellas no son felices, saludables y plenas. Para Ricardo, la espiritualidad es la relación directa que tiene el ser humano con Dios y sus creaciones, sin intermediarios. Estas creaciones incluyen la naturaleza, los animales y otros seres humanos.

"Dios es un concepto, un mantra, una voz que activa nuestro vínculo con el Universo, con la totalidad de la creación, con la energía que nos mantiene vivos y en movimiento", describe.

Dalia Empower es una organización global que transforma personas y empresas a través del desarrollo de habilidades blandas -habilidades de vida o life skills, como las llama Dalia- y de un acompañamiento hacia una cultura diversa, igualitaria e inclusiva.

Rocío Díaz, especialista en sanación empresarial, complementa esta visión: “Esa fuerza, esa energía superior, es la que guía al líder a encontrar su felicidad, su propósito de vida y conducir su vida”. Claudia Ibarra, catedrática y directora del Departamento de Economía, Administración y Mercadología del ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, agrega: "Es una fuerza que, desde el amor, te impulsa a trascender más allá de tus propios intereses".

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Entonces, ¿cómo se vincula la espiritualidad con el liderazgo y por qué es fundamental cultivarla? Ricardo Perret señala que el liderazgo consiste en la capacidad de tomar decisiones desde el interior, evitando el ruido mental. Para silenciar ese ruido, es necesario explorar el inconsciente, reprogramar nuestras emociones y sanar heridas pasadas. Además, apunta, es esencial reconocer que estamos dotados de dones, cualidades y virtudes. Al hacerlo, no solo tomamos decisiones con mayor claridad, sino que las comunicamos de manera efectiva y nos convertimos en una fuente de inspiración para quienes nos rodean.

Claudia Ibarra agrega que esa inspiración debe estar orientada hacia el bien común, buscando beneficiar al mayor número de personas, y no limitarse solo al logro de objetivos individuales.

Por su parte, Rocío Díaz lleva el concepto de la espiritualidad a indicadores tangibles dentro de una organización. La sanadora de empresas está convencida de que esa fuerza interior se refleja en los resultados laborales. Según ella, al evaluar el liderazgo, observa si existe claridad en las metas de los líderes y la compañía; al medir la espiritualidad, verifica si la empresa cuenta con una estructura sólida y cómo implementa sus procesos; y, al analizar su comunicación, identifica cómo se proyecta y vende al mundo.

“Existe una correlación interesante: cuando un empresario o emprendedor toma conciencia de que es responsable de generar prosperidad en su vida, de cómo gana dinero y entrega sus dones y talentos, esto impacta directamente en su liderazgo personal y en la forma en que lidera a los demás. Al definir los procesos de su vida, esa estructura proporcionada por la espiritualidad puede influir positivamente en su liderazgo”, afirma Díaz.

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¿Por dónde empezar?

Si bien la conexión con la naturaleza, la religión o la meditación pueden ayudarte a fortalecer tu espiritualidad y a conectarte con esa energía de amor que mueve el mundo, hacerlo de manera aislada o por moda no tendrá mucho impacto.

Perret advierte que la espiritualidad no consiste en repetir lo que otros dicen, ni en realizar rituales o pedir a otros que hablen con el Universo o la fuerza creadora por ti. Claudia Ibarra coincide: "La espiritualidad no es religión, yoga o coaching. De hecho, la espiritualidad surgió antes que la religión", afirma.

Es por eso que, si notas que tus pensamientos están nublados, la comunicación en tu empresa se vuelve ineficaz, los objetivos pierden claridad o las ventas disminuyen, Rocío sugiere, entonces, que ha llegado el momento de fortalecer tu espiritualidad como líder. Para ello, los expertos consultados por Dalia recomiendan iniciar con las siguientes acciones:

1 ¡Fuera máscaras! Reconoce lo que te hace una persona única y auténtica, aquello que forma parte de tu esencia. Despréndete de las actitudes que has adoptado como una fachada para ser aceptada, protegerte o encajar en ciertos grupos, aconseja Perret. Rocío Díaz lo llama Autoconocimiento: entender quién eres, qué inteligencia posees y qué deseas cambiar para alcanzar tus metas. Es importante también comprender tus cuerpos (físico, mental y emocional), tus actividades cotidianas, inquietudes laborales y cómo reaccionas ante diversas situaciones.

2 Contempla la naturaleza. Claudia Ibarra practica la observación contemplativa de la naturaleza. Estos momentos de silencio le permiten conectarse con ella, con Dios o la fuerza creadora, y encontrar respuestas al reflexionar sobre los ciclos y estaciones de la naturaleza. “La naturaleza tiene mensajes que podemos aplicar en nuestro día a día, pero solo los captamos cuando nos vaciamos, nos detenemos y entendemos que somos parte de algo mucho mayor. La energía del amor puede fluir a través de nosotros. La espiritualidad me da un horizonte de sentido cuando las cosas se complican”, reflexiona Ibarra.

3 Mantén contacto con la naturaleza. Camina con los pies descalzos sobre el pasto, la arena de la playa o del desierto, así como la actividad de sembrar te reconecta con los elementos naturales: la tierra, el agua, el aire, dándote una sensación de calma y estabilizando así tus emociones, dice Ricardo. También honra a los animales, tanto a los domésticos como a los que son alimento.

4 Fluye desde la indiferencia. Antes de tomar una decisión, libérate de prejuicios, toma distancia de la situación y analiza. “Así podrás tomar una decisión sin estar aferrada/o a algún resultado derivado de tus intereses”, explica la profesora del ITESO.

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5 Escucha a tu mente y a tu cuerpo. Guarda silencio y escucha tus pensamientos. Aprende a gestionar tus emociones. Perret sugiere meditar 10 minutos por la mañana y 10 minutos por la noche, observa hacia dónde quiere ir tu cuerpo, qué rechaza, dónde necesita fluir y con quién debes ser más tolerante. En el silencio encontrarás las respuestas.

6. Mantén una actitud empática y servicial. Deja de ver a tus colaboradores como simples piezas del engranaje, y empieza a verlos como personas que agregan valor a tu organización. Cada uno tiene sueños y necesidades. Sé humilde, escúchalos, toma en cuenta sus ideas y aplícalas para mejorar tu negocio. Incluso las observaciones de los clientes pueden generar grandes mejoras, sugiere Ricardo.

7 Agradece siempre. Manifiesta gratitud abiertamente. Muestra tu aprecio a través de palabras o compensaciones. Reconocer y celebrar a quienes te rodean genera un ambiente positivo y colaborativo, y fomenta vínculos cotidianos sanos donde puedas resolver conflictos desde el respeto, resalta Ibarra.

Recuerda que la espiritualidad es solo una de las raíces del árbol llamado liderazgo, y necesita ser nutrida constantemente. Para tener un impacto positivo en tu equipo, también es fundamental desarrollar tu inteligencia emocional y soft skills o life skills como la comunicación, la empatía, la asertividad, el trabajo en equipo, la gestión del tiempo, el pensamiento crítico y la negociación, entre otras.

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