Abrazar la vulnerabilidad es el secreto de la CEO de Renault México

Magdalena López, CEO de Renault México, tuvo que tocar fondo para encontrarse a sí misma; luego, el ascenso en su carrera se dio por añadidura.

Magdalenta López Estrada, CEO Renault México
Foto: Cortesía Renault

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CIUDAD DE MÉXICO. Magdalena López vivía un perfeccionismo que no solo puso en riesgo su vida, sino la de su hija al nacer. Desde niña, la CEO de Renault México estuvo acostumbrada al logro y a buscar una ilusoria perfección. Hasta que se enfrentó con su propia humanidad.

Un infarto hace 18 años, cuando estaba embarazada de su primera hija, la llevó a tocar fondo, a replantear sus valores y reconocer su vulnerabilidad, esta última una de los life skills o soft skills que caracterizan al liderazgo de hoy. Aunque fue una experiencia en extremo dolorosa, agradece haber pasado por ella porque le enseñó a vivir de una manera más auténtica, a ser tolerante con el error, a poner límites, a disfrutar a su familia y su carrera, y a darle al trabajo su justa dimensión.

Magdalena dice que desde pequeña se acostumbró a estar arriba. “Fui estudiante de 10 en la primaria, en la secundaria, en la prepa; me gané todos los honores. Fui abanderada, recibí menciones honoríficas, gané concursos nacionales de matemáticas. Eso me formó en la cultura de la perfección”.

Antes de ese infarto que llevó a que su hija naciera en el sexto mes de gestación, vivía por y para el trabajo. Aún embarazada trabajaba 24-7. “Estaba en una carrera desenfrenada por llegar antes que todos, y no sé ni a dónde”. El perfeccionismo le hizo acumular un estrés que se volvió inmanejable. En el trabajo no se permitía que nada saliera mal, le costaba delegar porque quería que todo saliera impecable. “Creía que el camino donde nada falla era el camino del éxito”, dice.

Paradójicamente, el perfeccionismo es una ilusión, no es la clave del éxito, y de hecho “dificulta todo logro”, advierte la investigadora Brené Brown en su libro El Poder de la Vulnerabilidad. Magdalena hace una pausa en su relato y agrega: “Es muy duro que lo diga pero, hasta antes de ese momento lo más importante era mi carrera, por encima de mi familia, de mi marido, de todo”.

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Mientras Magdalena estuvo en terapia intensiva, sin visitas y sin saber cómo terminaría, se enteró que su hija luchaba en otra sala por sobrevivir y que le esperaban varios meses en el hospital. Fue un punto de inflexión. Se dio cuenta que ella misma había provocado esa situación, sus valores estaban trastocados. “Mi hija vivía una condición de alto riesgo por una carrera frenética que no me llevaba a nada”.

En ese momento decidió renunciar, no solo a Clórox, en donde trabajaba en aquel entonces sino a la Magdalena que había sido. “Me dije ‘nunca más’ si recupero mi vida, mi carrera, cada día tiene que valer la pena”. Y empezó un proceso de crecimiento personal que, entre otras cosas, fue la antesala de convertirse en CEO de Renault México.

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Las ganancias del autoconocimiento

La crisis que vivió la tomó como una segunda oportunidad. A los siete meses retomó su vida laboral, entró a trabajar a laboratorios Kendrick, de la farmacéutica Sanofi, como gerente de Planeación, y en su día a día hizo ajustes que incluso la volvieron más eficiente.

Magdalena manejaba mejor sus tiempos y aprendió a poner límites en el trabajo, empezó por respetar su hora de salida. Era mucho más clara y determinante; “cuándo era un sí, era sí, y un no, era no”. “Antes tenía miedo de no estar siempre a disposición porque podría interpretarse como que no estaba comprometida con mi trabajo”.

Su determinación se tradujo en mejores resultados. Además, soltar el perfeccionismo le permitió ser más rápida y delegar, estar más abierta a los cambios y más receptiva a los errores, propios y de su equipo. Pero la mayor ganancia, agrega, fue la de aprender a disfrutar su trabajo y a vivir sin aprehensión y sin el miedo a equivocarse. “A partir de ahí empezó la carrera que verdaderamente me dio plenitud”, dice.

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No ser parte del drama

Aprender a estar abierta a cometer errores y ser resiliente ante las dificultades le permitió asumir nuevas responsabilidades, cambiar de empresas y hasta de industria tantas veces como pudo y lo necesitó. Renault ha sido su relación más estable después de su matrimonio, dice bromeando. Llegó ahí hace 13 años, después de estar en otras seis empresas del sector de consumo, principalmente en el área financiera.

Saltar de una empresa a otra no tuvo que ver con malas experiencias, dice, sino con un impulso natural a buscar retos mayores. “Cada una me dio grandes cosas, me movía la búsqueda de hacer algo más grande”. Aprendió a adaptarse rápidamete a los procesos, a vivir curvas de aprendizaje cada vez menos prolongadas, a vulnerarse al ser la “nueva” y ganarse un lugar y el respeto de su equipo. “Muchas veces te van a cuestionar, a descalificar, porque obviamente al principio no entiendes, no sabes”.

Magdalena supo cómo enfrentar situaciones complicadas, de agresiones sutiles incluso, no enganchándose. “O eres parte del drama o decides seguir”.

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Abierta a ser vulnerable

Sin saberlo, esas experiencias previas, la curtieron antes de entrar a Renault como directora de Finanzas, en una industria totalmente desconocida para ella y una de las experiencias laborales más retadoras. Ahí puso a prueba su tolerancia al riesgo y al error que aprendió después de la crisis de salud que tuvo. En cuatro años logró los objetivos de organizar y eficientar los recursos de la empresa, aumentar las ventas y bajar los gastos de operación.

Después de ese periodo volvió a probarse a sí misma. Acostumbrada a estar en áreas de finanzas por 20 años, se abrió a otros cargos que la llevaron a tener una visión más amplia de la empresa. Por algunos meses asumió la dirección general en un interinato, en donde se dio cuenta que le gustaba la función comercial. Eso la llevó a aceptar la dirección comercial en 2017. “Fue un momento donde aprendí que hay mucho crecimiento en la vulnerabilidad, pues era una función totalmente nueva, en el momento más difícil de la filial de México”.

En dos meses entregó los resultados que le pidieron, rompió récords en ventas, mejoró la rentabilidad y la satisfacción del cliente, dice. Se basó en una estrategia clara, equipos motivados, saber delegar y levantarse temprano.

Asumir la dirección general era el paso natural y lo hizo en 2018. Los resultados le favorecen, con crecimiento en ventas a doble dígito, una relación cercana con los distribuidores y un portafolio de productos robusto. “No hay héroes solitarios son logros de un equipo”, aclara.

Magdalena López enfatiza: “No me interesa ser supermujer, ni la mejor en todo, me acepto con todas mis imperfecciones”.

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