¿Por qué los sesgos de género prevalecen aun en industrias dominadas por mujeres?
Los sesgos de género tienen que ver con la conceptualización que todas las personas hacen sobre las mujeres, los hombres y las relaciones de género.
CIUDAD DE MÉXICO. Los sesgos de género prevalecen aun en aquellas industrias que tienen equilibrio en el género o que son dominadas por las mujeres, revela un estudio de Harvard Business Review.
Los sesgos de género son evaluaciones o juicios inconscientes y automáticos sobre personas, situaciones o cosas. Es decir, dice, “ocurren sin que nos demos cuenta”. Se trata pues de prejuicios y en inglés se conocen como "bias". Como resultado, se asigna una serie de características o atributos a esas personas o situaciones, lo que produce una visión parcial, desviada o hasta engañosa de ellas. Los sesgos de género tienen que ver con la conceptualización o asignación de estereotipos que todas las personas en mayor o menor medida hacen sobre las mujeres, los hombres y las relaciones de género.
“Claramente, tener un número equilibrado o incluso mayor de mujeres en una organización no está cambiando, por sí mismo, las experiencias de sesgo de las mujeres. El sesgo está integrado en el sistema y sigue funcionando incluso cuando hay más mujeres que hombres presentes”, afirma el documento de Harvard Business Review.
Para llevar a cabo la investigación, entrevistaron a mil 606 mujeres líderes de cuatro sectores que son dominadas por ellas: Derecho, donde las mujeres representan 53.5% de la fuerza laboral; educación superior, que representa 55.3%; organizaciones religiosas sin fines de lucro, donde ellas son 63.8%, y atención médica donde integran 77.6 por ciento.
Entre los resultados se observa que las mujeres experimentan que otras mujeres deben ser más conscientes a la hora de expresar autoridad o minimizar logros; que existe falta de reconocimiento a sus contribuciones; que hay hombres que las interrumpen y que prevalece una mentalidad de ‘club de chicos’, con decisiones tomadas principalmente por hombres.
“A pesar de que las mujeres son la mayoría en estas industrias, descubrimos que todavía experimentan una multitud de prejuicios. Un ejemplo es la comunicación restringida, en la que las mujeres tienen que ser conscientes a la hora de expresar autoridad y minimizar sus logros. [Las participantes] informaron de la falta de reconocimiento por sus contribuciones y de haber sido interrumpidas por los hombres al hablar”, indica el informe.
Un estudio publicado en 2020 por la ONU reveló que casi 90% de la población mundial, sin importar el sexo, tiene prejuicios contra las mujeres. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estudió un total de 75 países, que representan 80% de la población global, y encontró que nueve de cada 10 personas, inclusive mujeres, tienen prejuicios contra el género. Esas visiones incluyen: que los hombres son mejores políticos y líderes de negocios; que ir a la universidad es más importante para los hombres; y que ellos deberían tener trato preferencial en mercados laborales competitivos. Incluso el informe demostró que 28% de las personas cree que está bien que un hombre golpee a su esposa.
Entre los países de América Latina incluidos en el reporte de la ONU, la población con prejuicios sexista es especialmente alta: Ecuador (93.34%), Colombia (91.40%), Brasil (89.50%), Perú (87.96%) y México (87.70%).
El documento de Harvard Business Review expuso que otras dificultades que enfrentan las mujeres en estas industrias es que son consideradas responsables de problemas fuera de su control, carecen de mentores y dificultad para combinar la vida personal con laboral.
En el caso de derecho se encontró una mayor exclusión de mujeres en niveles altos y mayor acoso, así como mayores desigualdades debido a la alta demanda de horas de trabajo. Por su parte quienes tenían menos desafíos fueron las mujeres en educación superior, aunque sí existen como comunicación limitada, desigualdad salarial y acoso.
En cuanto a mujeres en atención médica encontraron que se les demanda que pasen más tiempo con pacientes y den más apoyo emocional de lo que sucede con sus contrapartes hombres, además que las formas de evaluación, asignación de trabajo y recompensas aumentan la desigualdad. Mientras que en el caso de las organizaciones religiosas destaca la desigualdad salarial, acoso y estructuras salariales inusuales donde se contratan parejas como un individuo.
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Las recomendaciones para acabar con las desigualdades
El estudio plantea lo siguiente:
- Reemplazar la competencia por cooperación, sustituyendo la idea la idea de que el progreso se puede hacer a expensas de los subordinados
- Medir el éxito por objetivos y no por tiempo empleado
- Implementar estructuras de recompensas equitativas
- Proporcionar trabajos remotos y flexibles con autonomía
- Aumentar la transparencia en la toma de decisiones
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