El costo de la violencia contra las mujeres para las empresas
Todos los actos de violencia contra la mujer no solo tienen altos costos emocionales y familiares; también afectan a la productividad, las empresas y la economía de un país. Entérate en este artículo de la consultora en sustentabilidad ILUNKA.
Por Brenda Esmeralda Moreno Garduño / ILUNKA, Estrategia Sustentable
Cuando hablamos de violencia de género de acuerdo con ONU Mujeres, se refiere a los actos dañinos de violencia física, sexual o mental dirigidos contra una persona o un grupo de personas debido a su género y se puede producir en la vida pública como privada. Este tipo de violencia tiene origen en la desigualdad de género y el abuso del poder, y si bien es cierto que las mujeres son la población que más situaciones de violencia recibe, la violencia de género también impacta a otros grupos en situación de vulnerabilidad.
Los actos de violencia contra la mujer no solo tienen altos costos emocionales, familiares y de desarrollo de las sociedades, sino también derivan en implicaciones relacionadas a la productividad y a la economía de un país, provocan altos gastos relacionados con la atención a personas afectadas por la violencia, así como la pérdida de ingresos por ausencia laboral, pérdida de calidad de vida de la víctima y traumas personales que afectan el ecosistema familiar a nivel físico, psicológico y legal.
Esto da como resultado un costo de la violencia contra las mujeres de más de 245 mil millones de pesos cada año en México, según datos de 2015 del estudio El Costo de la Violencia contra las Mujeres en México, elaborado por Universidad Nacional Autónoma de México, la Secretaría de Gobernación y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. Esa cifra considera solo 13% de las mujeres violentadas que denuncia, lo que nos indica que, en realidad, el costo es todavía mucho mayor.
Ahora bien, desde el punto de vista laboral, debido a la violencia contra las mujeres se pierden en México poco más de 14 mil 600 millones de pesos anuales en descuentos por retardos, fluctuación del personal, bajo rendimiento, ausentismo y bajas laborales.
Entonces, las repercusiones sociales y económicas que trae consigo la violencia hacia la mujer son muy altas porque las mujeres pueden verse aisladas o incapacitadas para trabajar, perder su trabajo o alejarse de las actividades cotidianas, así como minimizar sus fuerzas para cuidar de sí mismas y/o de sus hijos e hijas.
De acuerdo con un informe de la Organización Internacional de Trabajo, en el entorno laboral la violencia rebasa las fronteras de los países, los ámbitos de trabajo y las categorías profesionales. Además, en algunos lugares de trabajo y ocupaciones existe un grado de riesgo mayor de ser violentada o violentado. Tal es el caso de las personas taxistas, el personal de los servicios sanitarios, el personal docente, las y los trabajadores sociales, el servicio doméstico en países extranjeros o el trabajo solitario, sobre todo en los turnos de noche, en estos últimos el riesgo es aun mayor para las mujeres.
Entonces, erradicar la violencia contra las mujeres es en principio un tema de respeto a los derechos humanos de las personas. Por otra parte, lograr ese objetivo se traduciría en un mejor desempeño empresarial y en una mayor calidad de vida para todas las familias y las sociedades. Existen estudios del Foro Económico Mundial que destacan que los países más competitivos tienen mayor equidad de género y menos violencia.
Además, es bien sabido que la presencia de mujeres en puestos directivos genera mejores resultados financieros en las compañías; a veces, hasta 43% de retorno en ventas. Por otro lado, lograr la paridad de género podría generar un crecimiento de 25% en el Producto Interno Bruto (PIB) a escala mundial; esto equivaldría a que China y Estados Unidos aportaran dos veces su PIB, de acuerdo con investigaciones realizadas por la consultora McKinsey.
Por ello, resulta importante que la mujer cuente con un entorno libre de violencia, no solo en ámbitos laborales, en los que deben existir mecanismos de denuncia adecuados y seguros para levantar la voz ante la violencia, sino en todo aspecto en el que se desenvuelve la mujer.
También es importante que las empresas inviertan en el empoderamiento de las mujeres y les brinden las herramientas de trabajo y de desarrollo para desempeñarse de forma óptima en todos los sectores y niveles de la actividad económica, pues la participación de la mujer resulta fundamental para construir economías fuertes, establecer sociedades más estables y justas y, con ello, contribuir a mejorar la calidad de vida de las mujeres, hombres, familias y comunidades.
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Por eso, te sugiero estas cuatro medidas para hacer frente a la violencia en el entorno laboral:
• Medidas preventivas, que tomen en consideración las raíces de la violencia y no sólo sus efectos.
• Medidas específicas, dado que cada forma de violencia exige intervenciones distintas.
• Medidas inmediatas, es decir, hay que establecer con anticipación un plan de intervención inmediata para contener los efectos de la violencia.
• Medidas favorables a la participación de todas las personas directa o indirectamente afectadas, incluidos los familiares, las y los directivos de la empresa, las y los colaboradores y las propias víctimas.
* Las opiniones expresadas por la autora de este espacio no representan la visión ni la postura de Dalia Empower
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