Las dietas son una barrera para el empoderamiento femenino: nutriólogas

La creencia de que el cuerpo delgado es sinónimo de salud y éxito ha sido instrumento para evitar el desarrollo de las mujeres.

Foto: Unsplash
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CIUDAD DE MÉXICO. En la sociedad la apariencia de una mujer exitosa se relaciona casi de manera obligada con cierto estándar de cuerpo y belleza, así como con ciertas reglas alimenticias, lo que representa una forma de opresión y genera que el pensamiento de las mujeres siempre esté centrado en lo que comen y en su imagen, de acuerdo con dos nutriólogas que se definen como incluyentes.

Para lograr el cuerpo perfecto, las mujeres suelen someterse constantemente a regímenes alimenticios estrictos para bajar de peso, pero será de manera momentánea porque cuando finalizan un régimen, más tarde recupera los kilos que perdió para luego, posteriormente, iniciar la misma o una nueva dieta. Esto se convierte, por lo tanto, en un ciclo negativo en el que ellas están siempre preocupadas por contar la cantidad de comida que ingieren o el cuerpo que tienen, mencionó la nutrióloga incluyente Raquel Lobatón a Dalia Empower, el proyecto de educación continua para mujeres especializado en soft skills.

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“¿Quién puede llegar a ser presidente de un país contando carbohidratos o pesando la comida? Si tu cabeza está ocupada en eso, no vas a poder llegar a los puestos de poder y dedicar tu energía a las cosas que realmente importan en esta vida”, afirmó.

Lobatón se define a sí misma como una nutrióloga antidietas, es decir, una especialista en nutrición que está en contra del sistema que ha establecido las dietas como una restricción constante de alimentos para que las personas alcancen cierta composición corporal.

La cultura de las dietas, advierte, busca que las personas tengan un cuerpo determinado, fitness sobre todo, y está principalmente enfocada a las mujeres y relacionada con ciertas proporciones estéticas y con ideas de éxito y recompensa por cumplir esos parámetros y ser delgadas.

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Mujeres ocupando menos espacios... es mejor

La nutrióloga Ilana Borovoy señaló que la exigencia por la delgadez del cuerpo femenino aumentó a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, justo cuando las mujeres comenzaron a tomar roles más activos y a ganar derechos como el voto.

“Empiezan a poner a la salud [como pretexto]. Por salud tienes que bajar de peso. Y justifican que las mujeres se avoquen a controlar lo que se meten a la boca; las distraen con la comida, con ejercicio; buscan que ocupen menos espacio y que las mujeres se enfoquen en controlar el tamaño de sus cuerpos”, explicó.

Hoy abunda una creencia masiva: que una persona delgada está sana, mientras que una persona que tiene un cuerpo grande está enferma. Pero eso está muy lejos de ser real, de acuerdo con las nutriólogas entrevistadas por News+Media, la plataforma de noticias e información de Dalia.

Es una constante la creencia actual de que las personas, principalmente las mujeres, deben hacer hasta lo imposible por estar delgadas y tener el cuerpo que marca la norma social. Sin embargo, enfatizó, solo 5% de la población tiene la genética para lograr el cuerpo que se clasifica hoy como el estándar. El resto de la humanidad jamás lo alcanzará. Y como herramienta para lograr ese cuerpo se insiste en las dietas.

Lobatón advirtió que varios estudios han demostrado que 95% de las personas que se someten a una dieta, recuperan el peso perdido, y 66% de esas personas, ganan más peso incluso.

“Nos ponen una herramienta que no funciona [las dietas] para lograr lo inalcanzable y nos hacen sentir que además somos las culpables, somos las fracasadas; que nosotras somos el problema. [Y hay que] seguir, seguir [haciendo dietas]; además, lucran con nuestras inseguridades”, aseguró Borovoy.

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¿Delgadas por salud?

El hecho de que las dietas no funcionen, indicó Lobatón, hace que las mujeres se sometan a ciclos interminables de regímenes que provocan subidas y bajadas de peso que terminan en problemas de salud.

“Ha llevado a que cada vez se empiecen a establecer más restricciones y más severas, y a nutriólogos más frustrados […] Hoy en día no es nada más quitar alimentos, es dejar de comer, la nueva dieta es en ayuno, es absurdo” y genera graves daños a la salud, señaló.

Ese daño puede ir más allá de la sola alimentación, advirtió Borovoy, pues las mujeres con cuerpos grandes por diversos factores no solo son sometidas a la restricción de alimentos sino a un estrés constante para bajar de peso. “Los ciclos de pérdida y ganancia de peso son los que causan los problemas de salud y, por otra parte, el estrés bajo el cual viven las personas de cuerpo grande se va acumulando y, claro, eventualmente a los 40 [años] sufren un infarto, pero no por su cuerpo, sino porque desde los ocho les están molestando que dejen de comer, les quitan comida, les restringen, les presionan, les violentan, les oprimen”, aseguró.

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Incluso las instituciones de salud promueven sistemas obsoletos a través de los cuales se pretende validar los cuerpos delgados, como el Índice de Masa Corporal, señala. Este esquema se basa en un estándar aparentemente correcto del cuerpo y relaciona peso y talla. Pero se trata de un sistema creado en 1820 y tomó en cuenta a un tipo de población específico sin considerar otras poblaciones ni otros factores, por lo que debiera estar en desuso, señala Borovoy.

La especialista mencionó a un jugador de futbol americano como ejemplo para explicar por qué el Índice de Masa Corporal o el peso no son parámetros de salud. Este tipo de deportista debe cuidar su salud de manera permanente, no obstante, sale por completo de los parámetros de esos sistemas debido a la musculatura que posee. "No existe un peso ideal; esto es fruto de la cultura de las dietas, que [insisten en que] si no estás en ese peso, eres una fracasada y algo estás haciendo mal”, aseguró.

La salud debe ser medida en función de análisis de colesterol, triglicéridos, glucosa y muchos otros aspectos que están lejos de relacionarse con la apariencia física, mencionó la experta.

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Gordofobia en el trabajo

La llamada Gordofobia u Obesofobia “permea en todos lados porque otra vez, yo hombre, te controlo a ti mujer para que hagas lo que yo digo”, indicó Borovoy sobre la cultura de las dietas y el estima social sobre la obesidad.

“Antes eran las súper modelos [atadas a esta norma], pero hoy tenemos que ser la CEO de la empresa más importante, más vestirnos perfectamente bien, más tener el cuerpo perfecto y, bueno, es una cosa brutal pretender que tengo que hacer todo eso; que sin importar el rol que desempeñe siempre tengo que buscar estar delgada porque se atribuye que los cuerpos delgados son cuerpos exitosos”, dijo. Y aquellas mujeres que tienen cuerpos grandes o no cumplen con la norma fallaron, según la creencia social, o no están haciendo las cosas como debieran.

El investigador del Colegio de México, Raymundo M. Campos Vázquez, realizó un estudio sobre el tema. Se diseñaron curriculums ficticios y los postularon a vacantes laborales a través de internet. La fotografía incluida -de hombres y mujeres- fue manipulada para que pareciera que el postulante tenía sobre peso u obesidad. El estudio encontró que en los currículos idénticos de hombres, quien tenía supuesto sobrepeso no se vio afectado por ello. Delgado o con obesidad, ambos recibieron el mismo porcentaje de llamadas de empleadores.

Sin embargo, la situación fue muy distinta en el caso de las mujeres. El perifil, aparentemente delgado recibió 29% de llamadas, mientras que el perfil con supuesto sobrepeso obtuvo solo 21 por ciento. Ese rechazo a las personas de mayor talla o personas "gordas" se conoce como gordofobia u obesofobia.

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La exigencia de la delgadez permea en todas las áreas de la vida de las personas, pues se exige a nivel laboral, a nivel personal e, incluso, se transmite la creencia de que una pareja, además de ser el propósito de la vida, se consigue solo si se tiene cierto tipo de cuerpo.

Al respecto, tanto Lobatón como Borovoy aluden a una cita de la escritora Naomi Wolf:

“Una cultura obsesionada con la delgadez femenina no es una obsesión por la belleza femenina, sino una obsesión por la obediencia femenina; la dieta es el sedante político más potente de la historia de la mujer”.

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