CIUDAD DE MÉXICO. Entre el trabajo o negocio, las juntas, la familia, los hijos y las clases, puede ser que no prestes mucha atención a qué y cómo estás comiendo. Puedes estar cometiendo un grave error.

Raquel Pérez de Léon, nutrióloga, maratonista y columnista en mediotiempo.com, tiene para ti una serie de consejos para que no dejes de alimentarte de manera saludable en los días en que tu agenda está llena de actividades.

Desayuna bien

Si al salir de casa no desayunas adecuadamente, al llegar a tu lugar de trabajo seguramente lo harás con hambre. Por ello, es más probable que termines comiendo galletas o pan, que no solo no te satisfacen, sino que te provocan más hambre a lo largo del día y más ansias por comer azúcar.

Si no te da tiempo de desayunar antes de salir de casa, puedes comer una fruta al despertar y llevarte un sándwich o algo práctico como atún para la oficina. Eso sí, recuerda que tus desayunos siempre deben contener una proteína.

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Lleva tus snacks saludables

Para que no termines comprando papas o galletas, mejor carga con frutas fáciles de comer y transportar (manzana, pera, durazno). También puedes comer pasas y arándanos deshidratados, mezclados con cacahuates; una gelatina o barras de cereal. Pero ten cuidado porque, aunque algunas barras tienen pocas calorías, todas contienen azúcar.

Mantente hidratada

La deshidratación puede hacer que te duela la cabeza o te cueste trabajo concentrarte. Recuerda tomar al menos dos litros de agua al día. Si sumas el café o el té, daría un total de tres litros de líquidos.

Café, ¿sí o no?

Lo recomendable es que no sean más de cuatro tazas al día. De preferencia, sin azúcar. El café tiene antioxidantes y nos ayuda a rendir mejor, pero no exageres pues un alto consumo puede impedir que tu cuerpo absorba bien el calcio.

Saludable hasta en el restaurante

No te excedas en los carbohidratos: el arroz, la pasta, papa y las tortillas. Empieza comiendo la verdura y evita guisados cremosos para evitar inflamación. Es mejor si no comes postres.

Para evitar el famoso ‘mal del puerco’, es decir, somnolencia después de haber comido, modera tu consumo de carbohidratos. Estos últimos provocan un disparo de azúcar, pero luego ésta baja rápidamente y es justo ahí cuando sientes ganas de dormir.

No comas en juntas o frente a la computadora

Tu cerebro tiene que registrar que estás comiendo, de modo que, si lo haces mientras trabajas, tu cerebro no pone atención. Es preferible que dediques aunque sea 15 minutos únicamente a esta actividad. Si de plano estás muy ocupada, ingiere tus alimentos durante algún traslado.

No te saltes las comidas

Esto afecta tu rendimiento y provoca agotamiento. No pases más de cuatro horas sin alimento.

Cena

Aunque salgas tarde, es mejor si realizas esta última comida porque así te despiertas menos cansada.

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