Chepina Peralta más allá de la cocina: 5 lecciones de empoderamiento y liderazgo
Adelantada a su época, la chef impactó a millones de mujeres. Sus anécdotas son lecciones de oro. Escribe Patricia Alamilla, editora de Dalia News+Media.
Chepina Peralta fue noticia el fin de semana pasado por una lamentable razón. La pionera de los programas de cocina en televisión y radio falleció a los 90 años de edad, dejando una impronta no solo gastronómica y nutricional, sino en materia de empoderamiento de las mujeres y liderazgo.
Personalmente, al escuchar su nombre vienen de inmediato a mi mente recuerdos de la infancia. Mi madre era fan de Chepina. Y, a mi corta edad, también terminé por encariñarme con la cocinera. No solo por sus recetas sencillas y deliciosas (de las que mi madre, a diferencia de mí, sí aprendió en verdad), sino por la manera tan natural, humana, espontánea y simpática de dirigirse a las "señoras".
Aquella época, entre los años 80 y 90 del siglo pasado, el internet no existía, tampoco los teléfonos móviles y nunca escuché el término igualdad de género, pero mujeres como ella estaban haciendo la diferencia.
Chepina no solo hizo de la cocina una forma de vida, de emprendimiento, de independencia y empoderamiento, sino una herramienta para que otras mujeres, a su vez, se empoderaran.
En el caso de mi madre, una mujer modesta que apenas aprendió a leer y escribir, se hizo del arte de la cocina (y muy bien, por cierto) a través de Chepina. Pero también a través de otras mujeres que le revelaron sus secretos. Principalmente, mi abuela paterna. Mujeres siempre sororas y siempre tejiendo redes.
Con el paso de los años, de manera intermitente y aun hoy, ante las épocas familiares más adversas en las que hubo desde penurias económicas hasta violencia machista, mi madre ha hecho de la cocina una herramienta para obtener ingresos; para "ganar su propio dinerito" como ella dice.
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Cuando habla de su trabajo, le brillan los ojos y se le nota el amor que le tiene. La muestra más tangible de ello es no solo su sazón, sino su colección de tres cuadernos completos de recetas que ella mismo transcribió a mano hace unos años.
Chepina -maestra en oratoria y a quien no le gustaba la cocina, no sabía nada sobre negocios y mucho menos sobre televisión o radio-, inició una carrera a finales de los años 60 que la llevó a ser empresaria; conductora de 7,000 programas de TV y de 9,000 emisiones de radio; autora de más de una decena de libros; especialista en nutrición para diabéticos; alumna de chefs reconocidos como Arnulfo Luengas y Alejandro Heredia, así como pinche del restaurante de Juan Mari Arzak en España.
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También la llevó a ser referente de muchas mujeres. Adelantada a su tiempo, aunque suene a cliché, impactó en la vida de millones de ellas. Chepina misma habla de ello en una entrevista realizada en 2011 y publicada como parte del libro Mujeres Grandes, de Patricia Kelly y Alicia Ibargüengoitia:
"Una vez estaba yo dando clases en Veracruz y una señora linda, una cocinera gorda, se vino desde Oaxaca, porque sabía que yo iba a estar ahí, para darme las gracias, para decirme que por mí les había dado carrera a sus hijos y se había jubilado".
6 lecciones de empoderamiento y liderazgo de Chepina
En aquella entrevista, la chef contó que no le gustaba dar consejos, sino compartir sus experiencias. Aquí seis anécdotas de su vida que constituyen verdaderas lecciones:
1 Inspirar y conectar con lo humano
"Yo no daba solamente recetas... como estudié Psicología y Pedagogía, entonces hacía comentarios como: 'Señora, ¿cómo se levantó usted hoy?, ¡eh!, a gritos, córrele niño, ya se nos hace tarde, ¿está usted peinando a su niña mientras desayuna? ¿Por qué no se levanta diez, quince minutitos antes, aunque esté en bata? Dese una peinadita y una arregladita, y despierte a los chicos con un beso, ponga música y dese diez minutos más para que desayunen platicando"
2 Delegar y forjar otros líderes
"La principal obligación de las mamás es llegar a 'nones', o sea, que no nos necesiten nuestros hijos, que sean autosuficientes. Hay una planta a la que le llaman 'malamadre' porque echa para afuera los retoñitos, yo la llamo 'buenamadre' porque eso es lo que tenemos que hacer"
3 Aprender de los errores y hasta reírse un poco de ellos
"Un día iba a hacer una ensalada en una ensaladera muy bonita, y puse todas las verduras, el aderezo... y al voltear las verduras para mezclarlas se salieron toda de la ensaladera, entonces dije: '¡Qué raro, en mi casa no brincan!'. Y con las manos las metí de nuevo a la ensaladera, entonces desde ahí me adoró la gente. [Risas.] Otro día prendí la licuadora para moler galletas María para hacer una base de pay, y también por el puro susto no tapé la licuadora y volteé a las cámaras con los pelos llenos de pan molido, diciendo: 'Señoras, ¡ustedes tapen sus licuadoras'. [Risas.]"
4 Tomar riesgos
"Entonces tuve un enfrentamiento conmigo misma, porque yo era la productora, la guionista, todo lo del programa, y entonces dije: '¿Y ahora qué hago?'. Porque en el Salario del Miedo hacían todo, y hubo un momento en el que dije: '¡No! Yo aquí corro', y luego dije: '¿Y por qué?'. Y me quedé, y era Chepina, la productora y la directora, y empecé a ir con los chefs a aprender y a estudiar y a leer todo".
5 Hacer RP y networking inteligentes
"... cuando he ido a ofrecer mis servicios al director de una compañía -y eso lo empecé a hacer antes de tomar el Diplomado de Liderazgo, ¡el saber te da poder!-, alguna veces los invitaba con sus esposas a comer o a cenar a la casa, porque para los patrocinadores es mucho más glamoroso ir a comer y que Chepina les guise a que los invitara al mejor restaurante, pero entonces sonsacaba yo a sus secretarias para que me dijeran qué deporte le gustaba al señor, cómo se llamaba la señora, qué era lo que hacía, y entonces, a la hora de la cena, les preguntaba: '¿Qué tal fulanita? ¿Dónde vas a montar a caballo? ¿Y cómo aprendiste? ¿Y no te daba miedo?'. Total, ¡salían felices y me daban la chamba!
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