Bárbara Anderson: una argentina que cambia a México

En México, Anderson ha innovado en periodismo y ha delineado leyes en favor de las personas con discapacidad. Su objetivo: dejar al país mejor de como lo recibió.

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Bárbara Anderson, ex directora de Innovación Editorial en Milenio y cofundadora y directora general en Yo también. Foto: Cortesía

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CIUDAD DE MÉXICO. En 2002, Mercado y Punto a Punto, las revistas para las que escribía la periodista especializada en economía, finanzas y negocios Bárbara Anderson estaban a punto de cerrar a consecuencia de la crisis económica que vivía Argentina. Así que, con 26 años de edad, una maleta ligera y un boleto de avión sin regreso, Bárbara salió de Buenos Aires con rumbo a la Ciudad de México. Nunca se imaginó que se consolidaría en el país como una periodista innovadora en el gremio y años después se convertiría en activista por los derechos de las personas con discapacidad.

Datos del periódico argentino Clarín señalan que en julio de 2002, la desocupación y la pobreza en Argentina llegaron a su récord histórico. Había 3 millones 36 mil desempleados, es decir, 21.5% de la población económicamente activa. La subocupación (personas de 15 y más años de edad que tenían la necesidad y disponibilidad de ofertar más horas de trabajo de lo que su ocupación actual les permitía) llegó a 18.6%, equivalente a 2 millones 630 mil personas.

En total, 5 millones 600 mil argentinos tenínan problemas de empleo. De este escenario Bárbara tomó fuerzas y, sin miedo, comenzó a mandar currículums a cualquier parte del mundo donde pudieran contratar sus servicios como corresponsal.

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“En Argentina había hiperinflación, casi 100% mensual. Vivía en un departamento que parecía un huevito, en un país explotado, no había dinero circulante, ni tarjetas de crédito, los bancos estaban cerrados. Solo había una pseudomoneda como los billetes del Monopoly. [Si me iba] no tenía nada que perder”, cuenta.

En México, Roberto Morán, editor de la revista de negocios Expansión, la contactó y le encargó tres artículos. Cuando habló con ella para gestionar su pago, no había manera de depositarle dinero a la periodista en un país sin bancos ni papel moneda.

Morán no se quedó con los brazos cruzados, así que trajo a Anderson a México para que cobrara. Desde entonces, Bárbara se convirtió en un icono de innovación para el periodismo en el país. Ocupó la dirección de revistas femeninas del grupo: Elle, Instyle, Quien, quien.com y Balance.

En 2013 se convirtió en directora de Innovación Editorial de Grupo Milenio, donde mejoró el contenido de negocios, soft news e inició el área de foros para dicha casa editorial.

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Un baño de realidad

En México, 16.5% de la población vive con alguna discapacidad, aproximadamente 21 millones de personas, según datos del censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. “La mitad de esas personas no va a la escuela y una tercera parte no consigue empleo”, desglosa la periodista.

En 2011, Anderson tuvo a su primer hijo, Lucca, quien nació con parálisis cerebral. Eso la impulsó a convertirse en una activista aguerrida por la defensa de los derechos de las personas con discapacidad.

“Mi hijo Lucca tiene 11 años. Nació con parálisis cerebral y fue un enorme baño de realidad, de repente, chocar con que las personas con discapacidad en México no tienen acceso a nada y que cuando consigues las cosas es casi un privilegio”, comenta.

Así que, en conjunto con la periodista Katia D’Artigues, quien comparte la misma causa, crearon la Fundación Yo También, una asociación civil que busca equiparar los derechos de las personas con discapacidad en México. Con ello crearon el primer medio de noticias en México para personas con discapacidad, accesible e inclusivo, el cual tiene un editor con discapacidad visual, quien verifica que los contenidos estén adaptados para la lectura de personas ciegas.

Bárbara está convencida de que hay dos vías para disminuir la discriminación en un país: con educación, la cual le corresponde al Estado, y con información, que cae en la cancha de los medios de comunicación. “Uno discrimina lo que no conoce; uno le tiene miedo a lo que no sabe qué es. Entonces, nuestra meta es informar mucho, enseñar mucho a través de la información”, señala Bárbara.

Katia y Bárbara hicieron una mancuerna única que logró –en colaboración con la especialista en telecomunicaciones y tecnologías de la información, Clara Luz Álvarez González de Castilla– incluir un capítulo sobre accesibilidad en la Reforma de Telecomunicaciones.

También intervinieron en la nueva Ley de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (para que las y los niños con discapacidad pudieran ser recibidos en un DIF o un Ministerio Público) y participaron en la incorporación de una plena inclusión en la Reforma Educativa para que todas las escuelas de México fueran 100% inclusivas en contenidos, en infraestructura y en accesibilidad. Estas leyes se aprobaron durante el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto.

“El hecho de que hoy en las ‘mañaneras’ veamos una cajita en la parte inferior de la pantalla con un intérprete de lenguaje de señas tiene que ver con nosotras”, dice orgullosa.

En la actual administración federal, a cargo de Andrés Manuel López Obrador, Anderson y D’Artigues lograron incidir en la nueva Reforma Educativa, agregando un adjetivo en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: “Todos los mexicanos tienen derecho a una educación libre, gratuita e inclusiva”.

Y aunque Bárbara reconoce que falta mucho por hacer en materia de leyes secundarias que den acción a lo que está en el papel, continúa trabajando en documentos, guías y manuales que permitan a la población entender, respetar y ayudar de la mejor manera a las personas con discapacidad.

“En 2021 lanzamos el primer diccionario para periodistas que se llama ¿Cómo se Dice?, sobre cómo reportear, entrevistar y publicar notas sobre discapacidad”, explica. El libro de 34 páginas es un manual ilustrado que se puede descargar gratuito de www.yotambien.mx.

Actualmente, la periodista se encuentra trabajando en su siguiente proyecto que verá la luz en diciembre próximo: una guía que incluya todas las organizaciones civiles (formales o no) y colectivos de personas con discapacidad de todo el país, de todas las discapacidades.

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Resiliencia y Creatividad: su madera

No todo en la carrera profesional de Bárbara Anderson ha sido miel. Para ser una mujer sobresaliente en el mundo del periodismo económico ha tenido que picar piedra y pensar fuera de la caja. “Las situaciones feas, las uso como un trampolín, más que un sillón para echarme a llorar”, asegura. De hecho, a Bárbara Anderson la definen muy claramente dos life skills (habilidades blandas): resiliencia y pensamiento creativo.

Entre el 2003 y 2004, cuando Roberto Moran dejó Expansión, la voz de Bárbara comenzó a apagarse. “El ambiente se tornó ríspido, estaba muy desordenada la redacción”, recuerda. Se sentía triste y buscó otras oportunidades, hasta que su nuevo director le encomendó hacer brillar una de las secciones de la revista. “Tú eres muy creativa, toma una sección que parezca no importante [Bárbara tomó Ideas y Soluciones, un área enfocada a tratar temas de recursos humano] y abrázala, comienza a pensar en rankings nuevos, salte de la caja”, le dijo.

De ese empuje, Bárbara consolidó rankings que posteriormente se convirtieron en ediciones completas como 30 Promesas en los 30 y Los 10 Emprendedores del Año. Nació también CEO, la edición especial de la revista para altos ejecutivos, renovó la edición EXPA (una revista para estudiantes) y creó Dinero Inteligente, la primera revista de finanzas personales. Ese fue el escalón para convertirse en editora.

“Hay gente que se deprime. Cuando la tormenta viene fea, tanto a nivel personal como laboral, es como si me pusieran el triple de gasolina y me pongo como un tren bala a hacer el triple de cosas. La tristeza se convierte en un motor”, comparte.

Otra ocasión donde parecía que las puertas se habían cerrado para Anderson, fue cuando trató de encontrar una escuela para Lucca. A la décima vez que le dijeron que no lo aceptarían, decidió usar esa impotencia y entrevistarse con el entonces secretario de Educación, Aurelio Nuño, para incidir en su Reforma Educativa. “Hay 3 millones de chicos y chicas que no conocen un salón de clases”, le expuso… Ya sabemos lo que consiguió.

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Llegar con soluciones

Si Bárbara quiere algo, sabe cómo conseguirlo. El tiempo y las circunstancias le han enseñado que llegar con soluciones prefabricadas a una reunión donde solicitará algo es la mejor manera de conseguir lo que busca. Ella siempre se prepara para no recibir un ‘no’ del otro lado.

“Los diputados son muy políticos, pero muy poco creativos. Para que la Reforma de Telecomunicaciones saliera, la llevamos escrita desde la primera hoja hasta la última. Y cuando nos reunimos con Aurelio Nuño, le armé un documento con talking points de por qué sí debía incluir lo que le decía en la Ley. Hay que llegar no solo con el problema sino, con el trapito y yo tengo varios trapitos”, explica.

Bárbara recomienda a mujeres que buscan ser tomadas en cuentas en una junta de trabajo o frente a sus líderes, pensar desde el punto de vista de la organización: ¿Qué le sirve a mi jefe?. Y entonces sí presentar ideas y propuestas positivas: ideas de negocio, organización, método, reducción de costos o gestión.

“Tengamos una vista periférica para identificar dónde hay oportunidades para la compañía. Es muy raro que un jefe te diga que no a una idea novedosa o a algo que le va a convenir a la compañía. Además de siempre dar una milla más de lo que implica tu rol de trabajo”, sugiere. Eso te permite salir de la invisibilidad y demuestra que estás viendo tú también por tu empresa.

Anderson ha demostrado que no le tienen miedo al cambio, ni a las situaciones complicadas. El miedo viene, dice, cuando siente que se estanca o no aporta nada ni mejora el lugar donde está. “Como dice mi abuela: 'Siempre deja el lugar donde estás, mejor que como lo recibiste'. Y yo quiero que este país quede mucho mejor que como yo lo recibo”, finaliza la periodista.

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