4 mujeres directivas hablan sobre su menstruación y menopausia en el trabajo (2a Parte)

Ellas rompen el tabú. Mujeres líderes de Didi, Great Place to Work, Sin Reglas y la Comisión de Vinos y Licores cuentan cómo han vivido su salud reproductiva y sexual en lugares de trabajo. Lee la segunda entrega de estas entrevistas...

7 de marzo de 2024
Mujeres líderes de Didi, Great Place to Work, Sin Reglas y la Comisión de Vinos y Licores cuentan cómo han vivido su salud reproductiva y sexual en lugares de trabajo. Foto: Especial

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Nota de la Editora: Ésta es la 2a Parte de las entrevistas realizadas por Dalia Empower. Lee la 1a Parte aquí

CIUDAD DE MÉXICO. El camino hacia una sociedad genuinamente inclusiva pasa por la salud reproductiva y sexual de las mujeres, y las empresas y otros entornos laborales, no pueden ser ajenos a ello. Se trata de un tema de responsabilidad social, pero también de negocios. Varios estudios han ya demostrado que las organizaciones inclusivas son más rentables. Sin embargo, cuando vemos las cifras queda claro que la tarea es grande:

● En México, 21% de las mujeres y personas menstruantes se ha ausentado de su trabajo por fuertes dolores ocasionados por la menstruación, según datos de la Primera Encuesta Nacional Sobre Gestión Menstrual 2022.

● 1 de cada 2 mujeres asegura que la menopausia ha tenido al menos una afectación en su vida laboral, según el reporte Vivencia, Percepción e Impacto de la Menopausia en la Sociedad Mexicana, de The Cocktail Analysis, Identa y Sin Reglas, 2022.

● 8 de cada 10 mujeres de más de 40 años siente algún grado de incomodidad para hablar de la menopausia con sus superiores, asegura el mismo reporte.

● Colima, Hidalgo y Nuevo León son las únicas entidades en el país que han aprobado una licencia menstrual, la cual permite a las mujeres y personas menstruantes ausentarse de sus trabajos por hasta dos días al mes con goce de sueldo.

Las empresas y sus liderazgos tienen que poner el tema en cada uno de sus escritorios y realizar acciones. Lo primero es hablar, visibilizar. Y eso es justo lo que hicieron cuatro altas directivas de empresa en México en entrevista con Dalia Empower,

Mujeres líderes de Didi, Great Place to Work, Sin Reglas y la Comisión de Vinos y Licores contaron cómo han vivido su salud sexual y reproductiva en espacios de trabajo y la responsabilidad que empresas, organizaciones y liderazgos tienen al respecto.

Dalia Empower es una plataforma y un movimiento que busca cerrar la brecha de género a través de programas de capacitación especializados en life skills (mejor conocidas como soft skills) -como la comunicación, la empatía, la negociación o la creatividad- y con perspectiva de género, diversidad e inclusión. Sus programas buscan la transformación de liderazgos a través de un esquema para personas y otro para empresas.

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Edith Pavón, Head of Corporate Communications Spanish Speaking LATAM en DiDi

Edith Pavón, Head of Corporate Communications Spanish Speaking LATAM en DiDi
Edith Pavón, Head of Corporate Communications Spanish Speaking LATAM en DiDi. Foto: Cortesía

1. Durante tu carrera profesional, ¿has sentido que algunas etapas como la menstruación o la menopausia han limitado tus actividades laborales?

La salud sexual y reproductiva de las mujeres es un tema crucial que requiere atención urgente y acción por parte de todos. Es necesario trabajar juntos para eliminar las brechas existentes, brindar información y acceso a servicios de salud, y crear entornos laborales más inclusivos y comprensivos.

Una de las limitaciones más grandes de mi carrera en estos temas, fue que la menstruación debía de ser ocultada. Tenía que planear mi ropa con especial cuidado, asegurándome tener limpia mi ropa oscura “para esos días del mes”. Tenía que trabajar en estar de buenas y mantenerme lo más sonriente y lo menos cansada posible, para que nadie se diera cuenta, porque lo peor que me podía pasar es que alguien dijera: “¿Estás en tus días?”. O tener que correr al baño con una mancha… Era un tema tabú tan fuerte, que sencillamente me hacía sentir menos. Incluso tuve que recurrir a estrategias como:

  • Buena planificación: Organizar mi agenda para tener días más ligeros durante la menstruación y programar tareas menos exigentes.
  • Cuidado personal: Alimentación saludable, ejercicio regular y técnicas de relajación para aliviar los síntomas físicos y emocionales; lo cual añadía un paso más a mí ya ocupada vida de profesionista y mamá de tiempo completo.

Ahora como mánager de un equipo en el que hay mujeres, quiero fomentar un mejor ecosistema donde exista una comunicación abierta y nos podamos sentir seguras y libres para platicar sobre las necesidades y solicitar flexibilidad cuando sea necesario.

En una ocasión, durante una importante presentación, experimenté un fuerte dolor menstrual. No me podía concentrar. Mi menstruación siempre ha sido muy abundante y tenía miedo de que mi toalla sanitaria no fuera suficiente durante el tiempo que iba a estar parada. En ese entonces no podía pedir ayuda; estaba en un equipo de puros hombres y sentía mucha presión.

También tienes que leer: Decálogo para que las empresas combatan en serio la violencia contra las mujeres

2. ¿Detectas una brecha de género sobre la atención y socialización de temas de salud femenina más allá de la tradicional campaña de octubre contra el cáncer de mama?

Sí, existe una brecha en la atención y socialización de temas de salud femenina, especialmente en comparación con la salud masculina. Esto se refleja en:

  • Menor acceso a información y a políticas públicas: Las mujeres tienen menos acceso a información precisa y completa sobre temas como el síndrome de ovario poliquístico, cáncer de mama o infecciones urinarias. No tenemos una semana de salud para esos temas y no hay una prestación específica para podernos revisar; ni siquiera la consideración de tener espacios flexibles para no ir a la oficina durante nuestra menstruación si los síntomas llegan a ser graves.
  • Estigmatización: Existe un tabú cultural en torno a la menstruación, la menopausia y otros temas de salud sexual y reproductiva, lo que limita la conversación abierta y la búsqueda de ayuda. Y ambos temas nos meten dentro del bias de las mujeres en la oficina y nos generan etiquetas falsas como “histéricas”, “sensibles”, “lloronas”, “bipolares”.
  • Falta de investigación: Se destina menos investigación a enfermedades que afectan principalmente a las mujeres, lo que limita el desarrollo de tratamientos y soluciones.

Más allá de las campañas de octubre, es necesario un esfuerzo continuo para:

  • Brindar educación integral en salud sexual y reproductiva a hombres y mujeres desde una edad temprana.
  • Eliminar el tabú en torno a estos temas y promover la conversación abierta.
  • Incrementar la inversión en investigación para enfermedades que afectan principalmente a las mujeres.

3. ¿Qué responsabilidad o acciones deberían tomar los centros de trabajo con respeto a la atención y cuidado a la salud sexual y reproductiva de las mujeres? ¿Has identificado alguna buena práctica que esté cambiando estas dinámicas?

Los centros de trabajo tienen la responsabilidad de:

  • Ofrecer acceso a servicios de salud especializados en salud sexual y reproductiva, incluyendo atención médica, información y apoyo psicológico.
  • Implementar políticas de flexibilidad laboral que permitan a las mujeres gestionar sus necesidades durante la menstruación, la menopausia u otras etapas de su vida reproductiva.
  • Promover una cultura de respeto e inclusión donde las mujeres se sientan cómodas hablando de su salud y necesidades.

Sobre buenas prácticas en el sector, algunas empresas ya están implementando acciones como:

  • Programas de bienestar que incluyen información y recursos sobre salud sexual y reproductiva.
  • Permisos de salud menstrual para que las mujeres puedan ausentarse del trabajo si experimentan síntomas severos.
  • Espacios de lactancia y apoyo para las madres que trabajan.

Es importante que estas prácticas se expandan y se normalicen en todos los sectores laborales para garantizar la salud y el bienestar de las mujeres, desde mi perspectiva, ninguna respuesta natural de nuestro cuerpo debería ser un tema tabú. Es urgente cambiar esa visión.

Entérate de más: Cómo prepararte hacia la menopausia


Presidenta Ejecutiva en Comisión de Vinos y Licores de México

Maribel Quiroga, Presidenta Ejecutiva en Comisión de Vinos y Licores de México
Maribel Quiroga, Presidenta Ejecutiva en Comisión de Vinos y Licores de México. Foto. Cortesía

1. Durante tu carrera profesional, ¿has sentido que algunas etapas como la menstruación o la menopausia han limitado tus actividades laborales?

Tengo 45 años, por lo que aún no llego a la menopausia. No creo que falte mucho y estoy haciendo todo lo que está en mis manos para llegar “preparada a ello”: ejercicio, comer sanamente, visitas a la endocrinóloga, terapia emocional, etcétera. Ya les contaré en un par de años.

La menstruación no ha limitado mis actividades laborales, en honor a la verdad. Lo que sí creo es que existe un profundo desconocimiento sobre todos estos temas y una falta de comprensión de los cambios hormonales que vivimos las mujeres, ¡ya no se diga a lo largo de nuestras vidas, sino a lo largo de un mes!

Y quizá no tengo una anécdota que contar sobre el caso de una menstruación que me haya limitado laboralmente, pero sí quiero contar una anécdota sobre mi embarazo. Tengo dos hijos que ahora tienen 15 y 13 años, y cuando estuve embarazada nunca dejé de trabajar. Si pudiera volver a elegir, lo haría de manera distinta. Hubiera disfrutado mis embarazos en lugar de caminar por oficinas gubernamentales con la laptop recargada en mi enorme barriga. Me da mucha risa acordarme de eso ahora; ni hablar.

El caso es que en mis dos embarazos subí casi 25 kilos. Definitivamente eso sí que lo hubiera hecho distinto. Estando ya cerca de la semana 38, en mi segundo embarazo, estaba una vez en una sala de juntas y, en eso entra una funcionaria y se sienta (no recuerdo su nombre; tan poco rencorosa soy). Y esta mujer tiene a bien decir: “Wow, pero tú sí que estás MUY embarazada”. Me le quedé mirando y, por supuesto que con las hormonas al tope, los 25 kilos de más y una vergüenza que me sonrojó, no supe qué decir. Por fortuna, mi jefe, quien en ese entonces era Secretario de Turismo, le respondió: “No se puede estar medio embarazada y no te metas con ella”. Le agradecí con una mirada y aprendí desde ese momento y para siempre que no debemos andar comentando el aspecto de los demás, embarazados o no, porque no sabemos qué están viviendo.

Leí el otro día que si aquello que vas a comentar sobre el aspecto físico de alguien más no se puede arreglar en cinco minutos (estás despeinado, tras la bragueta abajo, tienes un perejil en el diente o arréglate la camisa que la traes chueca), es mejor no decir nada. No suma decirle a alguien: “Traes mala cara; cómo has subido de peso; tienes un grano”. Créanme que la persona ya lo sabe y no lo podrá solucionar en cinco minutos. Seamos más compasivos y empáticos

2. ¿Detectas una brecha de género sobre la atención y socialización de temas de salud femenina más allá de la tradicional campaña de octubre contra el cáncer de mama?

Por supuesto que hay una brecha. Y la brecha mayor de todas es la ignorancia. Mi mamá tuvo cáncer de mama. Es una guerrera y gracias a su voluntad, a un gran equipo de doctores y al apoyo de mi papá y de todos nosotros, lo superó y hoy está mejor que nunca. Sin embargo, recuerdo muy bien la poca información que existía al respecto hace 15 años. Hoy, afortunadamente a través de las campañas de concientización sobre el cáncer de mama se ha logrado que todos tengamos mayor conocimiento sobre esta enfermedad y por lo tanto más empatía y comprensión.

Sin embargo, qué poco conocemos –hombres y mujeres– sobre tantos temas hormonales, empezando por la menopausia, los desbalances hormonales, el síndrome de ovario poliquístico...

Todo esto es evidente en la frase que a veces se expresa: “Estás hormonal”; es sinónimo de decir estás de mal humor, histérica o fuera de ti. De verdad qué limitados somos. Tanto por aprender, tanto por conocer, tantas maneras de ser mejores personas y de compartir.

3. ¿Qué responsabilidad o acciones deberían tomar los centros de trabajo con respeto a la atención y cuidado a la salud sexual y reproductiva de las mujeres? ¿Has identificado alguna buena práctica que esté cambiando estas dinámicas?

Definitivamente empezaría por campañas de información para todas y todos. Desde los 14 años escondo los tampones en una bolsita, en mi bolsa, y la tomo para ir al baño en las oficinas y en los lugares públicos pensando que "todos van a saber lo que llevo ahí”. Qué ridículo pensamiento; qué ridícula yo y todos los de mi generación que crecimos y nos educaron así.

Debemos normalizar en los centros de trabajo el poder decir "tengo dolor o cólico menstrual", tal como decimos “me duele la cabeza” o “tengo un retortijón”. Y esto sólo lo vamos a lograr mediante la información y la normalización de lo que acontece al 50% de la población mundial una vez al mes.

Hablemos y aprendamos de las enfermedades hormonales, del cáncer de mama, de los estudios médicos que nos tenemos que hacer, del aumento de peso, de las complicaciones de una enfermedad como el síndrome del ovario poliquístico, de los retos de la maternidad, de los cambios inevitables e incomprensibles de la menopausia. Hagámoslo juntos: hombres y mujeres. Es el único camino.


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