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CIUDAD DE MÉXICO. “No creo en el éxito; es muy subjetivo”, dice la reconocida arquitecta mexicana Tatiana Bilbao, quien hoy es un referente a nivel internacional y ha sido reconocida con varios premios como el Impact Award 2017 Honorees for ArchitzierA+Awards, el Marcus Prize Award 2019, la medalla de oro Tau Sigma Delta 2020 y la distinción de como integrante honoraria del Royal Architectural Institute of Canada en 2021.

En lo que sí cree fervientemente es en el aprendizaje continuo y a través, sobre todo, de sus alumnos y de impartir clase. Tatiana Bilbao considera que no solo se puede aprender de las personas que tienen más experiencia. ”Yo doy clases porque aprendo, punto. Y se los digo a mis alumnos el día uno. Me paro ahí y les digo: ‘Quiero que entiendan que yo vine aquí a aprender’. Espero, por el bien de su dinero -porque ustedes pagan y a mí me pagan-, que el balance sea que ustedes aprendan más. Pero entre más yo aprenda, ustedes más van a aprender”, dijo la arquitecta en entrevista con Dalia Empower, el proyecto global de educación continua enfocado a mujeres y especializado en life skills (habilidades blandas).

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“Cada vez traen cosas nuevas a la mesa [sus alumnos] que yo no hubiera podido descubrir si no estuviera ahí. Nuevas formas de hacer arquitectura, nuevas formas de producir espacio, nuevas ideas de cómo ver el mundo" Tatiana Bilbao

Ahora, en su masterclass El Valor de Crear, que imparte en Dalia Empower, la arquitecta mexicana continúa aprendiendo y compartiendo su experiencia y conocimiento. Y esta vez, lo hace de manera específica en materias fundamentales para la vida personal y profesional: la creatividad y el pensamiento lateral. Ambas son life skills clave para diseñar soluciones a problemas de cualquier naturaleza.

Para Tatiana -quien fundó en 2004 su despacho de arquitectura Tatiana Bilbao Estudio con enfoque en proyectos sociales y en las necesidades humanas-, las experiencias de aprendizaje son horizontales, es decir, todas las personas aportan. Esa visión la adquirió de su padre, quien era profesor y director de escuela. La arquitecta recuerda que en la oficina de su papá había un letrero con una frase: “La experiencia nos ha demostrado que no todo es experiencia”. Es decir, que podemos aprender de todos y no necesariamente de las personas más experimentadas.

Hoy, dirige su firma -en la que siempre busca integrar valores sociales y colaboración- y siguió los pasos de la familia de arquitectos en la que nació. En la academia también siguió los pasos de su padre, ya que ocupa un puesto docente recurrente en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Yale y ha enseñado en la Universidad de Harvard, la Universidad de Columbia, la Universidad Rice, la Universidad Andrés Bello en Chile y la Escuela de Artes Peter Behrens en Dusseldorf, Alemania.

Sobre su experiencia como profesora, menciona que el trabajo con alumnos le trae algo nuevo todos los días. “Cada vez traen cosas nuevas a la mesa que yo no hubiera podido descubrir si no estuviera ahí. Nuevas formas de hacer arquitectura, nuevas formas de producir espacio, nuevas ideas de cómo ver el mundo. Porque lo ven distinto, además. Y las nuevas generaciones llegan distinto. Siento que me mantiene con los pies en la tierra, me mantiene en el punto de las ideas boyantes”, menciona.

“Por otro lado, también es muy bonito que tú, con en el día a día te pierdes; como que ya haces las cosas muy mecanizadas, pero en la escuela todo es posible. Entonces, a mí me encanta recordar que todo es posible. Porque eso lo traigo siempre a la oficina. Y es que eso lo traen los chavos; los que todavía no están en un trabajo mecanizado de hacer las cosas específicamente [...] traen nuevas ideas”, añade Bilbao.

Entre su obra más destacada figura el Jardín Botánico de Culiacán; la Ruta de Peregrinación en Jalisco; un prototipo de vivienda social exhibido en la Bienal de Chicago 2015, que cuesta menos de 8,000 dólares; un edificio institucional en el campus Universidad de Monterrey; un centro de investigación del Mar de Cortés, en Mazatlán, y el Mexican American Cultural en Austin, Texas.

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Acerca del papel que la arquitectura juega para erradicar la discriminación hacia las mujeres, menciona que esta profesión tiene un enorme reto y mucho qué aportar. Sin embargo, hasta ahora ha perpetuado los distintos tipos de discriminación como la de género, de clase o de raza. “Sí creo que la arquitectura tiene un poder muy grande, pero también creo que se necesita a la gente para transformar, para utilizar el poder de la arquitectura. Ahí está el punto”.

El concepto de vivienda es uno de los ejemplos más claros de discriminación contra las mujeres, explicó Tatiana Bilbao. Este formato en la arquitectura nace de la invisibilización del “trabajo más importante que se hace en el mundo, en la sociedad; es la labor de cuidados, porque sin ella no existiríamos” y también el trabajo doméstico. Esa labor no tiene valor para la economía y además “la encerramos en la casa y la individualizamos”, es decir, se asigna a una sola persona, quien es generalmente la que aporta menos ingresos para el sustento del hogar o que socialmente es percibida como la responsable de esas actividades. Y ¿quién es esa persona? La mujer.

“En esta casa no se puede socializar ese trabajo. Entonces, no lo puede hacer más que uno de los dos adultos que estén -porque además [la casa] está dictada para una familia heteropatriarcal- y no se puede socializar porque no cabe nadie más. Osea, ¿cómo puedes colectivizar el cocinar? ¿Cómo puedes colectivizar el cuidado de los niños? Para hacer [este trabajo] al menos, más justo. Que se haga entre todos y no esté dirigido a una persona. Yo creo que uno de los grandes retos que tiene la arquitectura es poder establecer plataformas para eliminar ese tipo de discriminación”, subraya Tatiana Bilbao.

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