Mujeres, un cero a la izquierda en la construcción de ciudades y viviendas

La falta de perspectiva de género en la planeación urbana y habitacional genera obstáculos y riesgos para las mujeres, señala la ingeniera civil Leticia Corrales.

Foto: Pixabay
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CIUDAD DE MÉXICO. ¿Alguna vez has intentado subir un puente peatonal en falda? ¿Qué tal caminar la ciudad en tacones? O quizá ¿alcanzar la parte alta de la alacena sobre tu estufa en casa?. Parecen meras anécdotas sin importancia, pero en realidad son algunas evidencias de que habitar las ciudades y las viviendas es un reto para la mujer promedio porque están diseñadas mayormente por hombres y para hombres, sin tomar en cuenta las necesidades o características -incluso de estatura- de las mujeres, señaló la ingeniera civil Leticia Corrales.

“A veces las cosas son tan obvias que las tenemos normalizadas. [Lo cierto es que] los hombres y las mujeres no vivimos las ciudades de la misma manera e históricamente todo ha sido diseñado por y para hombres”, indicó.

Sin embargo, afirmó que a pesar de existir muchos estudios que muestran cómo las ciudades no están pensadas para las mujeres, pareciera que quienes las edifican no están conscientes del tema. “Son unas cosas tan obvias para nosotros y probablemente para las personas. El tema es pensar en las ciudades y pensar en que las mujeres ya no somos internas [que pertenecen al interior del hogar], ya somos parte [del exterior]; también somos sujeto político”, aseguró Corrales, quien además es una reconocida tuitera bajo la cuenta @SoyLadyCorrales, debido a su defensa de los derechos de las mujeres.

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El rol de cuidadora y la infraestructura urbana

Para Corrales, las mujeres dejan de habitar la ciudad cuando tienen cerca de ocho años de edad. Los parques infantiles comienzan a llenarse únicamente de niños porque las niñas están ocupadas intentando acatar los mandatos de quedarse quietas, de no brincar, de no jugar porque llevan falda o vestido. Así, ellos pueden usar la infraestructura pública, mientras ellas son relegadas al ámbito privado.

Ya en la edad adulta, indicó Corrales, las mujeres hacen en promedio seis trayectos en un día: para trasladarse de la casa a la escuela para dejar a hijos o hijas; del colegio al trabajo; del trabajo al colegio; del colegio al lugar donde los cuidarán el resto de la tarde; de vuelta al trabajo; del trabajo a recoger a las hijas e hijos, y de ahí a la casa. En cambio, los hombres utilizan únicamente tres de estos trayectos debido a que no son preponderantes en el trabajo de cuidados.

Sin embargo, esto no es tomado en cuenta en la planeación urbana de centros de trabajo, colegios y transporte público. “Los hombres y mujeres tienen los roles de género. Cada uno tiene asignado un rol; los hombres productivos y la mujer reproductiva. Los hombres tienen una vida externa y las mujeres, interna […] seguimos sin considerar todos los roles de cuidadores y cuidadoras en la vida urbana”, afirmó.

Y aún hay más carencias en la infraestructura urbana que, en general, omite analizar los obstáculos a los que pudieran enfrentarse las mujeres.

“Hay muchos factores que nos afectan a las mujeres; desde cómo vivimos las banquetas, el tipo de zapatos que utilizamos, el tipo de vestimenta que utilizamos. Por ejemplo, un puente peatonal; no sé si te has subido a un puente peatonal con vestido […]; una tiene que escoger su atuendo, dependiendo de a dónde voy a ir”, aseguró.

Esto no solo se limita a las calles, también sucede al interior de los edificios. Por ejemplo, donde el piso superior es de cristal o hay rejillas que dificultan caminar o hasta ponen en riesgo a quienes llevan zapatos con tacones.

Comencemos con un planteamiento: ¿las mujeres y los hombres vivimos de la misma manera las viviendas y los espacios? La respuesta mis queridos lectores, es No. Y en este hilo, va el porqué. pic.twitter.com/L9ynJWPTUL

— Lady Corrales (@SoyLadyCorrales) November 22, 2021

Espacios del hogar 'para ellas': aislados o poco accesibles

El que las mujeres sigan siendo consideradas como cuidadoras también impacta en la construcción de las viviendas, comentó Corrales. Explica que los espacios que se destinan a ellas y a la labor de cuidados, como cocinas, áreas de lavado y patios de servicio, se encuentran escondidas, aisladas de otras áreas del hogar y tienen dimensiones reducidas que generan que solo una persona pueda ocuparlas.

Se trata de áreas diseñadas para que ellas sigan trabajando al llegar a su casa, pero de manera contradictoria, dificultan sus labores. Un ejemplo de ello son los espacios ubicados a una altura donde una mujer difícilmente puede acceder. Es muy claro en las cocinas con alacenas colocadas a gran altura e incluso sobre la estufa.

Ante ello, es preciso cambiar la manera de ver y vivir la vivienda. Corrales comentó que cada vez se demandan más los espacios abiertos y colaborativos, que den cabida a más de una persona al mismo tiempo. Además, señaló, los materiales de construcción y muebles son un factor clave, pues pueden ayudar a reducir las labores de limpieza si son autolavables, antiderrapantes o guardapolvos.

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“Nos encantan los porcelanatos; nos encantan los mármoles italianos; nos encanta el piso de color blanco. Por supuesto, me fascina, pero eso es imposible de mantener limpio y eso se convierte en una doble jornada para las mujeres”, afirmó.

Como dato relevante, la ingeniera civil destacó que hoy las mujeres están solicitando 3% más de espacio que los hombres en las viviendas.

¿Ciudades seguras?

“Nos encantan los senderos; nos encantan los fraccionamientos que tienen senderos para correr y áreas arboladas. Y mientras los hombres ven un área verde preciosa, las mujeres pensamos: 'Híjole, no; yo ahí veo un cubillo, veo una un lugar de peligro'”, afirmó Corrales y agregó, en esa misma línea que la cuidad está construida con una perspectiva masculina, la cual construye espacios que pueden poner en riesgo a las mujeres.

Este es un factor de peso en materia de violencia contra las mujeres, pues en México, 66.8% de las que han sufrido violencia sexual, la han vivido en lugares públicos como la calle y el parque, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de Relaciones en los Hogares del INEGI 2016.

Este escenario se repite en todas las ciudades. Solo hay algunas excepciones en algunas urbes españolas principalmente y de otras partes del mundo, donde han comenzado a tomar en cuenta lo que por años han planteado mujeres arquitectas y urbanistas: construir ciudades y viviendas con perspectiva de género.

Corrales señala que en México también se ha hecho esta exigencia, pero la respuesta de los gobiernos es nula y la construcción de las ciudades continúa sigue careciendo de una verdadera planeación y de perspectiva de género.

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