CIUDAD DE MÉXICO. En los últimos días he estado reflexionando sobre el vacío, este adjetivo con el que muchas personas hoy, en medio de la crisis sanitaria y económica, estamos lidiando desde distintos territorios.

Pensemos en quienes han perdido un familiar. ¿Cómo llenar ese vacío que deja la muerte de alguien que amas? Pienso en los que han tenido que dejar sus hogares y oficinas. Los corporativos adoptaron el trabajo remoto y hoy podemos ver edificios enteros vacíos, casas y departamentos con letreros de “Se vende"; "Se renta”.

El vacío más allá de un adjetivo; una experiencia a la que todos tememos, pero que experimentamos en un momento o en muchos momentos de nuestra vida. Que nos lleva a buscar ayuda de un terapeuta para poder sobrellevar eso que deja en nosotros lo que ya no está.

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Hoy, ante la pandemia, la mayoría de las personas coincidimos en el vacío de nuestras cuentas bancarias porque muchos hemos tenido que reorganizar nuestros gastos, porque nuestros ingresos se han visto mermados y, en muchos casos, simplemente han desaparecido.

Pero el vacío tiene un aspecto que frecuentemente pasamos por desapercibido; lo ignoramos: es una gran oportunidad de vida porque, como bien dicen, quien no tiene nada, nada pierde.

Este adjetivo a muchos les horroriza porque la realidad es que estamos hechos para llenar los espacios; incluso es una función que realiza nuestro cerebro sin que se lo pidamos. Los seres humanos tendemos a completar, buscamos personajes, historias, elementos que le ayuden a nuestro cerebro a completar lo que está inconcluso.

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El vacío en nuestros hogares, en la cuenta bancaria o en nuestras relaciones personales es un desafío del que podemos sacar un gran beneficio. La naturaleza nos enseña que no es bueno ni malo tener momentos de vacío, simplemente es una estación de la vida.

Los arboles pierden sus hojas; el día da paso a la noche; la primavera, su actividad y color dan paso al invierno y al recogimiento, porque como dice una de mis grandes maestras, Irene Jordan, lo que no se mueve, se estanca y lo que se estanca, se muere. Aplica para todo.

En relación al tema del dinero, te quiero compartir tres pasos para resignificar el vacío, usarlo a nuestro favor y así superarlo:

1 Reconocer. Muchas personas pasan por momentos de negación porque no quieren reconocer la situación en la que están y evaden lo que en realidad está sucediendo. Cuando hay escasez o ausencia de dinero, algunas personas caen en estados de ánimo depresivos, otras realizan compras a través de créditos. Si te encuentras en esta situación, el primer paso es que abraces esa realidad y no para que te quedes ahí. Reconocer nos da libertad y claridad para movernos a un mejor lugar. Si sabes en qué lugar estás en una escala, te facilitará moverte hacia tu destino final.

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2 Aprender. Toda experiencia se puede llevar al aprendizaje. De esta situación de vacío económico ¿qué puedes aprender?; ¿qué harías diferente?; ¿cuál ha sido el costo de esta experiencia? Te has preguntado para qué estás viviendo esto. Reflexiona qué sacas de esta experiencia des

3 Continuar. Ya sabes dónde estás y también tienes uno o varios aprendizajes de esta situación. Es momento de moverte. En este punto hay que hacer cambios. Saca lo que no está funcionando y adopta y aprende aquello que te aporte y te ayude a construir. También es momento de echar mano de tu capital social: llama a tus conocidos, pide ayuda, consejo, trabajo.

Nos quedan cuatro meses de este 2021, vívelos de una forma proactiva y consciente. Da sentido y propósito a tu vida y a tu dinero para que te lleve a dónde tú quieres llegar.

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