Ha dejado usted gotear lentamente su indiferencia sobre el alma, cuerpo y rostro herido de tantas mujeres. Cree usted que la sangre que han derramado lavará todos los abusos e injusticias que se han permitido, y se equivoca una vez más presidente.

En lugar de protegerlas, apoya usted a violadores. ¡Qué actitud tan triste y carente de valor! Es usted aún de aquellos hombres que siguen pretendiendo sembrar en el asfalto, olvidando que la tierra es femenina; que es nuestra madre y es la receptora de todas las semillas que convertirá en frutos y flores; es quien nos ha dado vida, alimento y cuidado. Es la receptora de todos nuestros amores y nuestros dolores; quien siempre con una sonrisa pone en sus manos nuestros corazones rotos y con amor los sana tantas veces como sea necesario. Esa madre hoy también se llama México.

Hoy puedo constatar de lo que se ha perdido y tal vez sea la causa de su desprecio y amargura.

Esa madre hoy también se llama Patria, a quien usted no quiere ni respeta porque en ella no puede usted hacer crecer la semilla de su Ego. Es el inmenso vientre en donde se están gestando todas las mexicanas a quienes usted ha ignorado y tratado con profunda indiferencia. No tenga duda, darán a luz esa energía divina que acabará con todos esos abusos que usted ha permitido, pero con la gran fuerza que ellas representan, esto cambiará.

Levantó usted sus muros para esconder sus miedos y hoy se verá rodeado de mujeres. Se protegió con metal, en vez de haber abierto los brazos y el corazón. Se escondió usted en su palacio, lleno de austeridad; austeridad de los sentimientos fundamentales del ser humano y sin querer ver, sin querer oír y sin querer hablar y mucho menos sentir, como ha sido su costumbre.

Solo le recuerdo, con el debido respeto, que el miedo sucede y es difícil controlarlo, pero la cobardía, se escoge.

Amor y respeto para todas ellas Ni una más BASTA YA SR. PRESIDENTE.

Guillermo Navarro Amieva Cirujano