CIUDAD DE MÉXICO. Claudia Jañez es un claro ejemplo de que ser mujer no es impedimento para ascender laboralmente. Pero también de que, para lograrlo, las mujeres deben demostrar y esforzarse más que un hombre.

Luego de que pasaran solo tres años tras haber terminado su carrera de Derecho y de comenzar su vida profesional como gerente en Ford Credit, Claudia Jañez consiguió su primera dirección.

Tenía todo en contra: era muy joven, era mujer, con poca experiencia y se desempeñaba en industrias -la automotriz y la financiera-, predominantemente masculinas. Además era 1998, una época en la que apenas se hablaba de políticas de diversidad e inclusión.

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Nadie le ofreció una dirección. Cuando surgió la vacante, ella levantó la mano. “Les dije ‘yo puedo’. Tenía 27 años y quería ese cargo, sabía que podía, conocía la compañía desde cero. Pero me decían: “Cómo crees, eres muy joven”, cuenta Jañez. Sin embargo, no estaba dispuesta a dejarlo pasar, así que se puso a prueba: “Denme seis meses. Si no lo logro, me corren, sin nada”. A los seis meses se convirtió en la directora jurídica de Asuntos Corporativos, Gubernamentales y Públicos de Ford Credit.

A partir de entonces su ascenso fue constante. Hace seis años se convirtió en presidenta para América Latina de Dupont, puesto que dejó en febrero pasado. Además, es consejera independiente en Grupo Industrial Saltillo, IDEAL y HSBC, y presidenta del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales (CEEG), sin dejar de mencionar que es mamá de un joven de 14 años y esposa. Su fórmula combina una buena dosis de preparación, mucha pasión y una gran cantidad de confianza en sí misma.

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Trabajar el doble

Claudia Jañez ha tenido solo puestos directivos en grandes corporativos como Ford, GE, Pepsico, además de Dupont. “Es un camino de mucho trabajo, de muchos años, de mucho estudio”, dice. Y confirma una idea reiterada al hablar del techo de cristal al que se enfrentan las mujeres: sí, es necesario trabajar el doble o el triple que un hombre para demostrar que ellas pueden.

“Hasta el día de hoy las mujeres obtenemos promociones o alzamos la mano ya que demostramos”. Retoma la historia de su primera dirección en los años 90: “Trabajaba el triple que mi jefe, por eso sabía que yo podía con esa dirección, porque los temas los llevaba yo”.

Después de la licenciatura en Derecho, con mención honorífica, Jañez estudió una especialidad en la Universidad Panamericana, un diplomado de Negociación en Harvard, y un MBA en el IPADE (Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa). También obtuvo capacitación para desarrollar habilidades adicionales que fortalecieron su inteligencia emocional.

Las empresas no deben soltar el tema de inclusión, dice. Tienen que cambiar sus políticas de reclutamiento, de desempeño y de salario igual para trabajo igual de hombres y mujeres, sostiene Jañez, quien también llevó la dirección global de Diversidad e Inclusión de Dupont mientras laboró en esa firma.

Cree en ti

Un factor decisivo para hacerse del primer puesto directivo y a partir del cual ascendió en su carrera, fue la confianza en sí misma. La frase puede parecer cliché pero es verdad.

Jañez no dudó en que podía con una dirección a sus 27 años de edad, aun cuando tenía poca experiencia laboral. Ella valoró más los tres años que ya tenía trabajando en la empresa, durante los cuales logró saber incluso más que su jefe. Eso le dio seguridad.

“A las mujeres nos cuesta encontrar [aquello] en lo que somos muy buenas. Sobre todo cuando estamos empezando. Nos cuesta decir: 'Sí, soy mejor que todos los que están aquí', porque pensamos en lo que van a pensar los demás”, advierte.

En su caso particular, confiesa, la seguridad que le caracteriza es parte de su personalidad y de la educación que le dieron sus padres, pero advierte: “Todo es adquirible”, y si el entorno familiar o escolar durante tu infancia no te ayudó, cuando eres adulto puedes desarrollar una serie de habilidades.

“Tenemos que trabajar en el autoestima profesional como mujeres; tenemos que creérnosla más”, agrega. Eso implica conocerte, dice, reconocer tus cualidades y aceptar tus limitaciones, y siempre perdonarte.

Jañez cuenta que con los años aprendió a no asustarse ni mortificarse ante situaciones difíciles o equivocaciones, sino a trabajar en ellas. “Me conozco muy bien, me caigo bien, y eso es importante para no ser tan duras con nosotras mismas”, dice Jañez, quien abiertamente comparte estar próxima a cumplir 50 años de edad.

En su caso, seguir preparándose académicamente y trabajar en sus habilidades soft o blandas -como la creatividad o la inteligencia emocional- también le ha ayudado a afianzar su seguridad, a aventarse y tomar riesgos. “Si te encuentras con esas dos o tres cosas en las que no eres tan bueno o que no tienes muy desarrolladas, pero las trabajas, definitivamente vas a sobresalir”:

“Estoy convencida que las mujeres hemos demostrado con creces que podemos ocupar la posición que sea”, sostiene.