El poder de detenerse a dar gracias
La fundadora de Dalia, Gina Diez Barroso, escribe que el verdadero agradecimiento surge cuando estamos presentes, cuando reconocemos lo que tenemos, incluso si no es perfecto
Si no aprendemos a agradecer lo que ya tenemos, será difícil hacerlo cuando alcancemos aquello que tanto anhelábamos, sostiene la empresaria
El Día de Acción de Gracias no es una tradición mexicana, pero vivir en un mundo conectado y globalizado nos da la oportunidad de aprender de otras culturas. No tanto para imitarlas, sino para reflexionar sobre lo que representan.
El origen del Thanksgiving se remonta a 1621, cuando los colonos ingleses y el pueblo Wampanoag compartieron una comida en gratitud por la primera cosecha después de un invierno particularmente duro. Con el tiempo, aquella comida se convirtió en símbolo de abundancia y comunidad, aunque detrás quedara también una historia de colonización e injusticias.
Agradecer no siempre es fácil. En la vida hay retos, tropiezos y pérdidas que nos generan dolor y frustración.
Y no se trata de negar esas emociones y mucho menos de agradecerlas a la fuerza.
Sin embargo, creo que la gratitud verdadera no exige que seamos optimistas y positivos todo el tiempo. El verdadero agradecimiento surge cuando estamos presentes, cuando reconocemos lo que tenemos, incluso si no es perfecto o como nos gustaría que fuera.
A veces agradecemos lo extraordinario: un nuevo trabajo, un viaje, el nacimiento de hijos.
Pero otras veces, lo que toca agradecer es más sutil y cotidiano: una comida rica, una risa, recibir una llamada de algún amigo o amiga.
Ahora, quiero aclarar que para mí, agradecer no significa conformarse; es más bien una práctica constante: aprender a notar lo que sí hay, mientras trabajamos por lo que deseamos. Está bien aspirar a mejores relaciones, a una mayor estabilidad económica o a nuevas experiencias; pero **si no aprendemos a agradecer lo que ya tenemos, será difícil hacerlo cuando alcancemos aquello que tanto anhelábamos. **
Creo que no es necesario adoptar la tradición, pero que podríamos aprovechar esta celebración de EEUU, para recordarnos la importancia de agradecer y de practicarlo todos los días. Lo más increíble es que la gratitud tiene beneficios reales sobre la salud mental y física. De acuerdo con un estudio publicado en julio de 2024, las mujeres que experimentan altos niveles de gratitud tienen un 9% menos de riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares, cáncer o padecimientos neurodegenerativos. Aunque el estudio tiene ciertas limitaciones y un 9% no parezca una cifra tan alta, ¿quién no quisiera aumentar su esperanza y calidad de vida con algo tan “sencillo” como practicar la gratitud?
Mi invitación para estas fechas, es a que practiquemos a agradecer no solo por lo que tenemos, sino por lo que resistimos. Por las personas que nos sostienen, por lo que aprendemos al caer, y por la posibilidad de volver a empezar.
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