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Trastornos mentales en el trabajo: lo que las empresas no pueden seguir ignorando

La salud mental no se resuelve con frases motivacionales. Los trastornos son reales y requieren de atención médica.

El mundo laboral es protagonista en el bienestar mental de sus colaboradoras y es urgente que lo asuma.

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Ana Alicia Osorio

1 de octubre de 2025

Trastornos mentales en el trabajo: lo que las empresas no pueden seguir ignorando

“Échale ganas”, “mejora tu actitud” o “date un tiempo para respirar” son frases que abundan en los pasillos de muchas empresas cuando alguien dice que no se siente bien. Pero ¿qué pasa cuando ese malestar no es pasajero, ni se resuelve con voluntad?

En México, miles de personas y en su mayoría mujeres, enfrentan cada día un enemigo silencioso: los trastornos mentales como la depresión, la ansiedad y muchos otros, afectan su desempeño, su vida y su trabajo.

Mientras tanto, en muchas empresas, la salud mental sigue siendo un tema incómodo, reducido a talleres de bienestar o palabras de aliento que poco ayudan frente a una crisis que afecta vidas y resultados.

Imagina que llegas a tu trabajo arrastrando un peso invisible y aunque cumples con tus tareas, sonríes en las juntas, respondes correos, por dentro libras una batalla que nadie ve ni menciona. Así es la realidad para miles de personas que viven con algún otro trastorno mental que no se apaga con frases motivacionales y que afecta cada uno de los momentos del día con día.

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Trastornos mentales: lo que las empresas deben entender

Un trastorno mental no es lo mismo que un mal día, ni una reacción pasajera al estrés, es un problema de salud que se prolonga y que tiene repercusiones en todas las áreas de la vida.

La depresión y ansiedad se han hecho populares en redes sociales, pero aunque muchas personas pueden sentirlas de manera momentánea (y lo harán porque es parte de las emociones), esto no quiere decir que estén en un problema de salud mental. Cuando lo es, se trata de problemáticas severas que requieren de un acompañamiento integral.

“Un trastorno se prolonga de 6 meses a 1 año, ya se está hablando de un trastorno mental en el sentido de que ya va a afectar otras esferas del paciente, por ejemplo, su trabajo, su familia, sus relaciones, la relación que tiene consigo misma”, señaló la psicóloga y experta en perspectiva de género, Gabriela Pérez Aceituno.

“Hay sustancias, hay neurotransmisores que no se están segregando adecuadamente, entonces ahí es donde tendríamos que evaluar la condición en la que está el paciente (…) No están en la capacidad de tener la voluntad. Está más en tu cerebro que necesita apoyo, necesitas un apoyo médico que te regule tu química cerebral”, afirmó.

Aunque los más conocidos son la depresión y la ansiedad, la realidad es que existen más de 150 trastornos de salud mental incluyendo esquizofrenia, trastornos de la conducta alimentaria y muchos otros. Todos tienen síntomas que están presentes y dificultan la vida diaria, pero no son visibles para las demás personas.

Para las organizaciones, ignorar la diferencia entre un malestar pasajero y un trastorno clínico tiene costos muy reales como mayor presentismo (personas que asisten al trabajo, pero no pueden rendir), ausentismo, errores, baja productividad y deterioro en la convivencia laboral. Mientras las empresas sigan tratando los trastornos mentales como un tema menor, el problema solo crecerá.

En México, 49% de los colaboradores reporta sentir tensión en su entorno laboral, 37% enfrenta problemas para dormir, 33% muestra niveles de depresión y 32% presenta dificultades para concentrarse durante su jornada laboral y 75% de los trabajadores considera su empleo como una fuente significativa de estrés, según la IBERO.

Esto no quiere decir que todas las personas vayan a desarrollar un problema de salud mental, pero sí muestra que un alto porcentaje de personas trabajadoras están en situaciones adversas que pueden tener repercusiones.

Las cifras de quienes sí desarrollan trastornos son altas. Tan solo en lo que va del 2025, más de 73 mil mujeres mexicanas han sido diagnosticadas con depresión, frente a casi 27 mil hombres. Además, 2 mil 223 mujeres han reportado ideación suicida, más del doble que los hombres, de acuerdo con el Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud.

Las mujeres tienen una mayor afectación que los hombres y según Pérez Aceituno se debe a los múltiples problemas que enfrentan y las dobles y triples jornadas que desempeñan.

En México, las mujeres dedican 21.5 horas extra a la semana al trabajo no remunerado, incluyendo tareas domésticas, de cuidados y actividades voluntarias, según la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT 2024). Esto equivale a casi una jornada adicional sobre la semana formal de empleo, una carga que rara vez es reconocida en evaluaciones de desempeño, ascensos o decisiones de recursos humanos.

Además, en el mundo laboral se enfrentan a los techos de cristal, las brechas salariales y los problemas de violencia laboral que pocas veces son atendidos correctamente.

Silencio organizacional: las empresas perpetúan el estigma

Aunque los trastornos de salud mental son una realidad, quienes viven con uno, especialmente las mujeres, suelen callar por miedo a ser vistas como “menos capaces”, a perder oportunidades de crecimiento o, en el peor de los casos, a ser despedidas, afirmó Pérez Aceituno.

Este silencio no es casual. Solo el 22 % de las mujeres percibe que su empresa pone límites claros entre la vida laboral y personal, según datos de Dalia. La falta de políticas claras, protocolos de acompañamiento o espacios seguros provoca que muchas colaboradoras opten por ocultar su diagnóstico y cargar solas con el peso del malestar.

“Muchas veces se enfrentan con muchos prejuicios, por esta sensación de que tengo un trastorno mental, entonces estoy siendo incapaz. Entonces se les percibe como menos capaces, como menos resilientes, como que ‘ay no es para tanto’. Se empieza a minimizar estas sensaciones”, aseguró la psicóloga experta.

Sostuvo que por eso las personas con trastornos se ausentan o cuando se presentan no realizan su trabajo como se espera. También renuncian y las empresas tienen altos índices de rotación.

Pero la falta de apoyo a las personas con problemas de salud mental se traduce en pérdidas económicas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la depresión y la ansiedad le cuestan al mundo cerca de 1 billón de dólares anuales en productividad perdida.

La evidencia, según la OMS, muestra que, por cada dólar invertido en salud mental, se pueden recuperar hasta cuatro, gracias a menor rotación, menos ausencias y mayor productividad.

Empresas que transforman: de la simulación a la acción

Frente a la magnitud del reto, el cambio no puede quedarse en el discurso ni en iniciativas superficiales. Las empresas que realmente quieren marcar la diferencia deben dar pasos claros para enfrentar una realidad que afecta a miles de personas.

“Que tengan la prioridad, que hagan de su empresa una prioridad, una urgencia también de atender el tema (…) yo recomendaría invertir en programas de salud mental que beneficia a este tipo de personas, al invertir en esto se va a traducir en mayor compromiso, mayor creatividad y también mejora de su rendimiento”, aseguró la psicóloga Pérez Aceituno.

Entre las acciones que deben implementar las empresas, dijo, se encuentran:

  • Contar con protocolos claros para identificar, acompañar y canalizar casos de salud mental, sin discriminación.
  • Fomentar horarios flexibles y esquemas de trabajo híbridos que permitan a las personas cuidar su salud mental y física.
  • Ofrecer acceso a servicios profesionales (psicoterapia, asesoría, líneas de apoyo) y difundirlos activamente en la organización.
  • Capacitar a líderes y personal clave para detectar signos de alerta y actuar con empatía, sin juicios ni prejuicios y libre de estigmas.
  • Prevenir el acoso laboral y sexual con políticas estrictas, canales de denuncia efectivos y cero tolerancia.
  • Promover espacios seguros de diálogo y desarrollo humano, como círculos de apoyo o talleres que normalicen hablar de salud mental sin temor a consecuencias.
  • Medir el impacto de las acciones y evaluar el clima laboral, el bienestar y la retención de talento periódicamente.

El momento de actuar es ahora, hacer de la salud mental una prioridad no es solo lo correcto, sino el camino inteligente para cerrar brechas y construir un entorno laboral donde más mujeres puedan crecer, liderar y transformar.

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