Mujeres y trabajo de cuidados, ¿cómo cambiar la realidad mexicana?
Tres expertas en el tema plantean las políticas que pueden impulsar la igualdad de género en el trabajo de cuidados.
CIUDAD DE MÉXICO. Aunque los cuidados sostienen la vida, lo que ya no es sostenible es que las mujeres realicen estas tareas de forma gratuita e invisibilizada. De acuerdo con datos del INEGI, el trabajo no remunerado de los hogares en México equivale a 23.5% del Producto Interno Bruto (PIB). Las mujeres aportan 76.4% del tiempo que los hogares destinan a esa actividad y 75.1% si se habla en términos económicos.
Datos de ONU Mujeres muestran que en México las mujeres destinan 39 horas semanales al trabajo no remunerado (cuidados y hogar) en comparación con los hombres que dedican 13 horas.
La pandemia exacerbó esta situación con el cierre de escuelas, que sumó a la ecuación el cuidado en casa de niños, además de adultos mayores y enfermos. Y actualmente muchas mujeres realizan trabajo remunerado y no remunerado en los mismos espacios físicos y temporales.
“En este momento, el ‘quédate en casa’ está significando para las mujeres no tener ingresos, haber perdido sus trabajos o no poder regresar a ellos porque los niños y enfermos están en la casa. Ésa es la realidad”, asegura en entrevista Patricia Mercado, senadora por Movimiento Ciudadano.
Como solución emergente para subsanar esta problemática, la legisladora plantea la posibilidad de crear un programa de empleo temporal de cuidados que otorgue a las personas -especialmente a las mujeres- oportunidades económicas ante la crisis y que solucione la necesidad de cuidados que tienen los niños al no estar acudiendo a la escuela.
“Hagamos programas y paguemos a esas mujeres que se están quedando en casa. Un programa de empleo temporal por seis meses y les pagamos por realizar los trabajos de cuidados por las niñas y niños que no están yendo a la escuela. Les pagamos en su casa (…) Ni préstamo ni transferencias; empleo. Ahí haces una inversión”, puntualiza y recalca que esto podría reactivar la economía a nivel barrio y evitaría que muchas mujeres se quedaran sin ingresos.
Pero el cambio debe ser más profundo y permanente.
¿Hacia dónde podemos avanzar?
Los cuidados son importantes porque sostienen la vida. Todos necesitan ser cuidados; sin cuidados no hay salud, crecimiento o vida. El problema es que esto recae especialmente en las mujeres que ven mermado su desarrollo profesional y económico, mientras otros sectores se convierten solo en observadores de este escenario.
¿Cómo se puede avanzar hacia un esquema más justo para las mujeres en el mediano y largo plazo?
Los cuidados no son algo natural
“Es importante la conversación y empezar a tocarlo en el discurso porque así se ha visto que sí se tienen algunos cambios. Por lo pronto, hacer énfasis en que los cuidados no son algo natural porque parece que vienen en el paquete de que son naturales y se hacen por amor”, puntualiza Alejandra Eme Vázquez, autora de Su Cuerpo Dejarán, ensayo sobre el trabajo de cuidados y el hogar.
Si se dejan de pensar como algo natural y producto del amor, quiere decir que es algo que se puede aprender, replicar, repensar y que no necesita resolverse dentro de las familias a un nivel privado, solo en casa.
“Que no se sienta que es privado porque no lo es, porque está sosteniendo esta vida que llamamos pública”, indica la también docente e investigadora sobre cuidados.
Y para repensar el tema, algo fundamental es escuchar a las personas que realizan las tareas de cuidados y que éstas puedan tener una injerencia en la creación de políticas públicas.
“Hay personas que ya saben qué es lo que se necesita y no están siendo escuchadas. Entonces, me parece que eso es lo más importante porque, si no, seguirán hablando de cuidados, personas que no están ejerciéndolos”, recalca Alejandra.
Hacia un Sistema Nacional de Cuidados
Para la senadora Patricia Mercado sería importante hablar de un Sistema Nacional de Cuidados, es decir, que el Estado se encargue de resolver los cuidados de la infancia, personas vulnerables, enfermos, personas con discapacidad y adultos mayores.
Aunque ésta es una idea aún lejana en México, se pueden comenzar a construir las bases para caminar hacia allá. Entre ellas, un gran pacto de las mujeres con la sociedad sobre el tema de cuidados, propone la legisladora.
“Las mujeres dentro del gobierno, el Congreso, la sociedad civil para generar una política de cuidados; la legislación necesaria; la inversión presupuestal necesaria; las reformas fiscales necesarias para poder generar una política de cuidados más igualitaria”, afirma.
El primer paso se está dando. A cargo de la investigadora Lucía Pérez Fragoso, consultora de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se realizó un diagnóstico, que será publicado el próximo 6 de agosto, sobre cómo están las políticas de cuidados en México, cómo está el presupuesto, cuál fue el gasto de 2020 y qué leyes existen al respecto.
“Lo vamos a presentar de manera virtual con el Secretario de Hacienda. Es decir: éste es el piso, a partir de acá tenemos que desarrollar las propuestas legislativas, que no necesariamente tienen que ser un Sistema Nacional de Cuidados para mañana, pero ir asentado las bases”, reitera Mercado.
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Y ¿las leyes?
El problema, de acuerdo con Nadia González, abogada experta en temas laborales y representante de Abogadas MX en Monterrey, no es que no existan leyes a favor de las mujeres, es que no son leyes exigibles.
“Hace falta que esas leyes se modifiquen o se reformen para que incluyan disposiciones en las que se creen mecanismos a través de los cuales las mujeres afectadas puedan ejercer acciones legales en contra de estas instituciones, personas físicas o morales”, señala.
Aunque en cuestiones de leyes, México no está tan retrasado, aún queda camino por recorrer para que las mujeres no sean consideradas desde el punto de vista legal como cuidadoras.
Para muestra un botón. Mientras que las mujeres tienen una licencia de maternidad de 84 días, los hombres adquirieron este derecho en 2012, pero solo de cinco días.
“Es una diferencia enorme que tiene un efecto social, donde los padres podrían no estar tan involucrados en la vida de los hijos, pareja, y que le sigue delegando sutilmente a las mujeres la responsabilidad de educar y criar a los hijos”, señala la consejera en Galicia Abogados.
En donde sí se requieren nuevas regulaciones, considera la experta, es en lo relacionado a la brecha salarial y de transparencia al interior de las empresas. Las organizaciones pueden reportar cuántas mujeres tienen contratadas y cuáles son sus condiciones salariales, así como la comparación con los hombres.
¿Qué pueden hacer las empresas?
“Un patrón responsable no puede depender del Seguro Social o de que la abuelita del niño lo pueda cuidar. El patrón responsable va a crear mecanismos o herramientas para que sus trabajadoras y trabajadores estén tranquilos”, puntualiza Nadia González.
Ya sea si implementan guarderías en beneficio de sus empleados o si otorgan descuentos o subsidios para el uso de guarderías privadas, este tipo de decisiones empresariales pueden tener un impacto favorable en el desarrollo profesional de las mujeres.
Desde el ámbito público, social y empresarial aún queda mucho que cuestionarse y hacer en materia de mujeres y cuidados. Es importante reconocer que este trabajo no puede seguir recayendo de forma casi exclusiva en las mujeres y que no puede continuar invisibilizado.
“El trabajo no remunerado de cuidados tiene que distribuirse de inmediato entre los hombres, las mujeres, el mercado y el Estado”, considera Patricia Mercado.
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