Mamá, ¿por qué trabajas? Mayra González responde a su hija

La hoy Directora Global de Ventas de Nissan charla sobre su carrera y su familia.

Foto: Dalia Empower
Foto: Dalia Empower

(Nota del editor: Este texto fue originalmente publicado en el Huffpost, el 21 de agosto de 2018. El autor es JC Agid, periodista francés radicado en Nueva York. Fue Director de Women’s Forum Mexico. Mayra González era CEO de Nissan México en ese momento; hoy es Directora Global de Ventas de Nissan)

En su revolucionario libro sobre las mujeres Elige todo, Nathalie Loiseau, una de las diplomáticas de mayor jerarquía en Francia, y madre de cuatro niños, escribió: “Recuerdo la ironía con la que se decía que, de niña, yo quería tenerlo todo”. Actualmente sirve en el gobierno del presidente francés Macron como Ministra de Asuntos Europeos.

Loiseau agregó: “Pobre ingenua: ingenua por quererlo, ingenua por creer que era posible e ingenua por expresarlo. Sigo siendo ingenua y estoy orgullosa de ello. Tenerlo todo; vivir la vida plenamente; no rendirse antes de empezar: Quisiera que esto fuera posible para todas las mujeres”.

¿Ingenua? La directora general de Nissan México, Mayra González, también es una de las mujeres que quiere tener todo.

En 2016, a la edad de 39 años, Mayra González fue ascendida al puesto de mayor jerarquía en la cuarta operación más grande de la empresa automotriz japonesa y, por ende, admitida en el exclusivo club de mujeres CEO; apenas tres años después de que Mary Barra se convirtiera en la primera mujer nombrada CEO en General Motors.

Madre de una pequeña de cuatro años y una de las líderes corporativas más respetadas en México, Mayra González ostenta los célebres títulos de ‘Madre’ y ‘CEO’: un mote que siempre había querido tener. Este sentido de empoderamiento se le inculcó durante su infancia.

En efecto, ella podía tenerlo todo: éxito profesional, una familia moderna y, hasta donde sabía, mantener su “miedo” bajo control.

“Crecí en una familia donde me enseñaron que podía convertirme en la persona que deseara ser, siempre y cuando fuera la mejor”, recuerda Mayra. “Ser mujer nunca fue una razón para no hacer nada”. Gracias a esta educación, la joven Mayra desarrolló gran seguridad en sí misma y autoestima. Fue criada para tener éxito, independientemente de su sexo.

Audaz y ambiciosa, dispuesta a “tenerlo todo”, Mayra González, de 20 años, se integró a la industria automotriz, un sector predominantemente masculino.

Al principio, incesantemente intentó hablar con concesionarios de automóviles —bastante mayores que ella— cerca de Chihuahua, al norte de México, hazaña que lograba conduciendo 20 horas desde la Ciudad de México y armándose de paciencia.

“Creo que pasé más tiempo esperando afuera de sus oficinas que hablando con ellos porque no les cabía en la cabeza que una chica compartiera ideas sobre cómo operar mejor sus negocios”.

Para compensar la situación, Mayra se enfocó en el mercado, en las cifras y en establecer diversos productos comerciales. Pasó todo un año antes de que las citas de negocios fueran regulares y de que los concesionarios de autos, quienes, con el tiempo, vieron los beneficios de sus presentaciones, empezaran a pedirle que se reuniera con ellos.

“Tienes tres pecados en tu haber: eres joven, eres mujer y eres mexicana”

Cuando se enteró de sus “tres pecados”, Mayra simplemente los tomó como ventajas.

“Era joven; la única mujer en la industria automotriz; y vivo en un país que se caracteriza por su machismo, así que era fácil que la gente me recordara”. Y cuando sus colegas le solicitaban su “opinión como mujer”, ella hablaba de “perspectiva de resultados”, afirma. ¡Los KPI’s no saben de género! “Compartir mis perspectivas con el respaldo de las cifras era mi manera de vencer los “tres pecados”.

Otra ventaja era trabajar para una empresa que considera la diversidad y la inclusión como imperativos del negocio.

“Esto aplica en todos los niveles”, afirma Mayra González. En una conversación abierta en el escenario del Women’s Forum México 2017, explicó que el presidente de Renault-Nissan-Mitsubishi, Carlos Ghosn, está convencido de que una fuerza laboral diversa y una cultura incluyente crean una “ventaja competitiva” y conducen a más innovación.

Para contar con una fuerza laboral diversa es necesario que las empresas atraigan a diversos talentos, pero estos deben recibir la capacitación adecuada. Las mujeres “no pueden desear algo que no ven”, explica Mayra González, quien estudió Mercadotecnia. En todos los sectores debe haber ejemplos a seguir, y “es necesario decirle a las niñas que si quieren convertirse en ingenieras nucleares, pueden hacerlo”.

“Tienes una empresa, y el nombre de la empresa es Familia”

Los sueños de Mayra González no se limitaban a tener un cargo en la alta dirección. También deseaba tener familia. Como dijo en el WIN Forum 2018 en Nueva York: “El liderazgo tiene que ver con trabajar por tus sueños, porque éstos no se harán realidad a menos que hagas algo al respecto.”

Y ahora, lo tiene todo: el empleo de sus sueños, una hija de cuatro años a quien ama criar junto con su esposo, y la oportunidad de dirigir a su equipo de profesionales.

En casa, le dice a su pequeña que puede hacer lo que ella quiera. Así que, ¿qué pasa si “clases después de la escuela” significa “ballet” para las niñas y “taekwondo” para los niños, y ella no quiere bailar?”. Le digo: “No tienes que hacerlo”.

Mayra admite que no encaja con las otras madres. “No soy una madre dedicada en casa; no asisto a todas y cada una de las juntas escolares; no puedo ir a todos los eventos deportivos; no superviso todas las tareas. Es abrumador”.

“Es curioso”, agrega, “porque nunca me he sentido diferente en el sector automotriz, pero sí entre las madres en el kínder”.

—¿Por qué no me recoges de la escuela? —le preguntó su hija una vez.

—Porque estoy en el trabajo.

—¿Por qué no fuimos a ese cumpleaños? —le preguntó en otra ocasión.

—Porque debo viajar.

“Hago saber a mi hija que no solo soy su mamá, sino que hago muchas otras cosas y estoy en todas partes: en una revista o en Europa; en una junta o de viaje. Es un ejemplo para su futuro. Si desea trabajar o viajar, será algo normal para ella”.

Con su pesada agenda de viajes, la CEO de Nissan México agradece que el empleo de su esposo le permita mayor flexibilidad para estar en casa cuando es necesario. Más que agradecida, le parece normal que él haga su parte de labores domésticas. Carlos, su esposo, tiene la cualidad principal de un hombre moderno: “Sabe trabajar en equipo”. “Tienes una empresa, y el nombre de la empresa es Familia”, afirma Mayra.

Al asistir a una cena especial en la Cámara Franco-Mexicana de Comercio, donde se galardonó a Mayra con el Premio de la Amistad Franco Mexicana el pasado noviembre, Carlos mostró su admiración y total apoyo a los logros de su esposa. “A él le debo el 50% de mi éxito”, afirma Mayra. “Si no fuera el esposo que es, no estaría yo aquí”, agregó.

Esta es una alianza totalmente integrada, donde no importa quién es el sostén de la casa. “Al final del día, hablamos de un ingreso familiar”. Usando las mismas palabras con las que explica sus métodos profesionales, la madre/CEO se enfoca en las siguientes perspectivas: “Existen KPI que debemos alcanzar, así como objetivos que lograr en la familia”.

Sus convicciones encajan de manera natural y similar en su ambiente laboral: construir puentes entre hombres y mujeres. “Es trabajo en equipo; es una cultura de 50-50”.

“¿Por qué trabajas?”

Sin embargo, Mayra González no cree que puede con todo.

“No. Mi lema es ‘un día a la vez’, porque cada día es diferente. Puede que sea CEO, pero también soy mamá, esposa, hermana y amiga. A veces, durante la mañana, me enfoco en la empresa, luego, en la tarde, paso a la escuela a ayudar con un festival antes de dirigirme al aeropuerto para tomar el vuelo nocturno a Tokio. Pero lo más importante es que cada decisión es mi elección de prioridades, me hace sentir bien y me da tranquilidad, lo cual favorece mi productividad”, dijo a un delegado de Women’s Forum Mexico. Además, considera que ser “multifacético” en la vida es algo que las nuevas generaciones esperan de los líderes.

Su hija heredó su fuerte sentido de independencia y una vez, cuando tenía tres años, le preguntó sin tapujos:

—¿Mamá, por qué trabajas?

—Porque me gusta mucho y soy buena en lo que hago —respondió Mayra.

—Ah, bueno. Me parece buena razón.

La pequeña nunca le ha preguntado eso a su padre.

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