Futbol para cerrar la brecha de género

¿De qué manera el futbol puede contribuir al empoderamiento femenino cuando se fomenta su práctica entre las niñas? Gabriela Bustamante, directora de Propósito e Inclusión en PwC México, responde a esa pregunta.

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Por Gabriela Bustamante, Directora de Propósito e Inclusión en PwC México

El futbol femenil ha cobrado gran relevancia durante los últimos años en México. En el año 2016 surgió la Liga Mx Femenil y a partir de 2021 se permitió que hasta dos mujeres extranjeras formaran parte de los equipos para incrementar el nivel de juego. Incluso, durante el presente año, una de las instituciones bancarias más importante del país le dio nombre a la Liga, justo como a la liga varonil. Pero ¿de qué manera el futbol puede contribuir al empoderamiento femenino cuando se fomenta su práctica entre las niñas?

Tradicionalmente, a los hombres desde niños se les motiva para que practiquen deportes en equipo. Es común que jueguen futbol, béisbol o básquetbol. En cambio, a las niñas, por lo general, se les motiva a que asistan a clases de ballet, de gimnasia o baile, entre otras actividades que pocas veces les permite formar parte de un equipo. Y aunque por supuesto que estas disciplinas tienen muchísimos beneficios en su desarrollo, también las incentiva a la búsqueda de la “eterna perfección”, lo que puede ocasionar retraimiento y otro tipo de inseguridades que, a la larga, pueden llegar a generar problemas de autoestima y falta de audacia al momento de perseguir oportunidades.

En cambio, ¿qué habilidades y capacidades desarrolla una niña cuando practica un deporte en equipo?

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Hablando del futbol específicamente, al ser un deporte cuyos sus resultados dependen del esfuerzo del equipo en su totalidad, las niñas que lo practican aprenden a colaborar, lo que genera empatía y trabajo en equipo. Al haber un contrincante contra el cual se juega, se desarrolla tolerancia a la frustración y se aprende de los fracasos; fomenta las habilidades de comunicación y el autoconocimiento, por lo que las jóvenes que lo practican desde que son pequeñas, comienzan a descubrir su propio estilo de liderazgo.

Además, permite el desarrollo de habilidades sociales y de negociación, así como el pensamiento estratégico, sin dejar a un lado beneficios como generar conciencia sobre la relevancia de perseguir objetivos para un bien común, el respeto al propio equipo y al contrincante.

Si se piensa detenidamente, todas las habilidades antes mencionadas son sumamente importantes en el mundo laboral, lo que quiere decir que, con las elecciones de disciplinas extracurriculares que le damos a los varones, desde pequeños los estamos impulsando para el éxito profesional. Esto se suma a muchos otros factores socioculturales que hacen que las mujeres inicien sus carreras profesionales en desventaja.

Actualmente, tenemos mujeres muy talentosas en el deporte. En México, las mujeres han destacado como clavadistas, corredoras, marchistas, tiradoras, taekwondistas y boxeadoras, entre muchas otras disciplinas. Y recién, hasta apenas hace un par de años, comenzamos a escuchar nombres como Desireé Monsiváis, quien, de acuerdo con el medio Futbol Total, es la máxima goleadora en la historia de la Liga Mx Femenil (119 tantos). Actualmente juega para el Glasgow de Escocia. También está Katty Martínez, la segunda goleadora más importante. Ella juega para el América Femenil.

La visibilidad de estas deportistas, especialmente de las futbolistas, es sumamente relevante, puesto que las convierte en referentes y fuentes de inspiración para otras niñas y mujeres; y demuestra que son capaces de destacar en áreas que tradicionalmente han estado dominadas por hombres.

Si trasladamos todo este escenario a un ámbito laboral, obtendremos un mayor empoderamiento femenino. Mujeres con capacidades y habilidades fortalecidas, y mayor visibilidad de las mujeres, por ejemplo, en posiciones de liderazgo. Lo anterior nos plantea un panorama alentador, en el que no hay forma de que el resultado sea negativo.

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Como sociedad hemos avanzado muchísimo. Cada vez hay más empresas que tienen estrategias para promover la Diversidad, Equidad e Inclusión, y comenzamos a ver más mujeres en posiciones de liderazgo en todos los sectores económicos. Sin embargo, no es suficiente, sabemos perfectamente que la pandemia representó un duro golpe para el empleo femenino –de acuerdo con datos del INEGI, se estima que 2.4 millones de mujeres dejaron de formar parte de la Población Económicamente Activa– y que tenemos muchos retos por resolver en temas como la violencia de género.

Lo cierto es que si queremos lograr que el contexto para las mujeres se transforme, podemos comenzar ofreciendo a nuestras niñas la oportunidad de participar en actividades deportivas que desarrollen las capacidades y habilidades necesarias para detectar y tomar decisiones de vida y profesionales, sin miedo.


* Las opiniones expresadas por la autora de este espacio no representan la visión ni la postura de Dalia Empower


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