El autocuidado, una prioridad del líder en tiempos de crisis
Hoy sorprende el número de altos ejecutivos aquejados por el miedo y los bloqueos emocionales. Un blog de Sandra Zuluaga, CEO de Besteam.
En el trabajo con uno de mis clientes, la semana pasada nos enfocamos en el más alto nivel de la empresa: el consejo y el equipo directivo. El asunto abordado en esta interacción fueron las competencias requeridas para lograr mover la organización en momentos de crisis y pandemia.
Discutimos a profundidad el autocuidado, competencia interrelacionada con todas las demás competencias y complementaria a cualquiera. Los líderes máximos de las organizaciones apoyan en decisiones estratégicas y tienen un evidente rol de “ejemplo a seguir”; esto significa una gran responsabilidad que abarca la forma en que cuidan de sí, cómo administran y aplican sus habilidades, junto con sus preferencias de relaciones y el trato a los demás.
No menos importante, los máximos niveles de las empresas tienen el reto ahora de ayudar a sus equipos de liderazgo a superar temores y negación para fortalecer su gestión. En las circunstancias actuales, de incertidumbre, esto adquiere mayor importancia.
El diseño de puestos junto con el de la misma organización cobran una fuerza impresionante en la actualidad, pues los contextos y ecosistemas de cada compañía llevan a tener perfiles únicos: más que en lo técnico, en los atributos personales.
Como mínimo, se requieren en el personal directivo habilidades como:
- Liderazgo incluyente: Capacidad para integrar diversidad de personas en un ambiente sano y de respeto.
- Resiliencia en situaciones estresantes: (como la presente crisis sanitaria, por ejemplo), Habilidad para sobreponerse y ayudar a otros a sobrellevar situaciones de estrés, exigencia y dificultad, para evolucionar y prosperar.
- Gestión del talento: Capacidad para compartir y evolucionar las habilidades de otros.
- Capacidad estratégica: Sensibilidad por entender y gestionar las necesidades de sus grupos de interés.
- Optimismo: Tendencia a creer que el futuro será positivo.
Este conjunto de fortalezas debe funcionar en beneficio tanto del individuo como de la organización. Por supuesto, partiendo siempre de un conocimiento técnico que es indispensable para la evolución del trabajo del equipo.
Sin embargo, no hay que menospreciar el papel importante de la pérdida de autoconfianza de no pocos líderes de niveles alto e intermedio, más aun cuando han acumulado un sinnúmero de éxitos y no están acostumbrados a afrontar crisis o tener que recuperarse. Éste es justamente uno de los tantos retos que enfrentan actualmente los consejos y los directores generales.
Entonces, el cuidado de la persona como individuo también es responsabilidad de la organización, pero cuidar de uno mismo es responsabilidad que todos y cada uno de nosotros tenemos, sin menoscabo de nuestro nivel laboral. Esta competencia puede abordarse desde tres perspectivas.
El cuerpo: Siempre debemos recordar que éste es, en buena medida, el “vehículo” que nos mantiene en el plano físico. Mantenernos saludables para tener una excelente calidad de vida es clave. Cuidar el cuerpo implica vigilar lo que comemos, lo que bebemos, tanto en cantidad como en calidad, además de otros elementos como el ejercicio o el sueño. Finalmente, un cuerpo saludable nos brinda energía, facilita el movimiento y nos da agilidad, así como autonomía.
**La mente: **Si logramos avanzar en nuestra vida profesional, social, familiar y cultural se debe a que poseemos una mente privilegiada, capaz de discernir entre los diferentes contextos en que nos movemos y nos lleva a manejar de manera eficaz nuestras relaciones. Para mantener bien cuidada nuestra mente, debemos alimentarla con información sana y de calidad (esto se logra aprendiendo cosas nuevas, estudiar y leer información de calidad), pero también darle descanso a través de técnicas y métodos de control del estrés, como eliminar las noticias falsas o el continuo escepticismo (específicamente, todas las notas rojas) y técnicas como la meditación.
El espíritu: Mantener una vida interna en armonía con el ente superior en el que cada uno de nosotros cree, es determinante para crear un ilusión de largo plazo y evolución constante. Esta esfera nos permite avanzar en las creencias y la evolución de nuestro ser y se alimenta a través de comportamientos como la compasión, la sabiduría, el respeto a los demás, el apoyo a la comunidad y convivencia con los demás, la responsabilidad social, entre otros.
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Desde tiempos remotos, cualquier grupo humano ha pasado por miedo, negación, bloqueos emocionales. Pero hoy en día es sorprendente el número de ejecutivos de nivel elevado aquejados por estos elementos. Entonces, fortalecer el autoestima y desarrollar habilidades de autodesarrollo y autocuidado son factores de éxito para cualquier ejecutivo hoy, pues estas habilidades lo llevarán más lejos que otras, más enfocadas en obtener beneficios o desarrollo por parte de la organización.
Cierro con una reflexión: Las habilidades que forjemos de cuidado y atención a nosotros mismos, además del autodesarrollo, se verán reflejadas en la forma en que lideremos a otras personas, con los inherentes beneficios para el crecimiento de nuestras organizaciones. Y en ese sentido, el respeto y armonía de nuestras relaciones externas no son más que un reflejo del respeto y armonía que hay en nuestro interior.
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