El alto costo de la belleza en adolescentes
Las redes sociales dañan la salud mental de 3 de cada 5 niñas, haciéndoles perder la adolescencia. Esto tiene que parar.
CIUDAD DE MÉXICO. Los tóxicos estándares de belleza siguen afectando la vida de las mujeres y las niñas. Antes eran las revistas de moda, la industria de la moda y la belleza plasmada en las páginas de publicidad y contenidos que nos hacían aspirar a lo imposible, a las modelos de 1.90m y de 45kg. La tecnología solo ha servido para detonarlo y llegar a más rincones del mundo.
La marca Dove, reconocida internacionalmente por su campaña de “Belleza real” lanzada en 2004, ha puesto de nuevo el dedo sobre la llaga. Hace unos días lanzó “Cost of beauty: A Dove film”, un corto de tres minutos en el que documenta la historia de una niña cuya salud mental se ve afectada por las tendencias y supuestos consejos de belleza en redes sociales. Es Mary, una niña que recibe como regalo un teléfono y que retrata cómo su uso la va impactando de manera negativa hasta llevarla a un centro de recuperación psicológica.
Creada por la agencia Ogilvy, en consulta con expertos en salud mental y trastornos alimentarios de la National Alliance for Eating Disorders en Estados Unidos, así como del Project HEAL, una organización enfocada en el acceso igualitario a los trastornos alimentarios, el video ha superado los 2 millones de vistas en YouTube a los pocos días de haberse subido.
La marca Dove hace un llamado junto con otras organizaciones, a las autoridades a crear políticas públicas para proteger a los jóvenes a establecer prácticas seguras en el espacio digital.
En la era previa al boom de la inteligencia artificial es imprescindible dimensionar que el desarrollo de aplicaciones relacionadas con filtros y estándares de belleza es un negocio millonario que buscará repetir lo que ha sido exitoso. Funciones para alargar las piernas, crecer los ojos, matizar la piel, reducir volumen son cada vez más comunes y utilizadas por los usuarios alrededor del mundo. Sin embargo, el algoritmo no se inventa solo, sino que siendo el reflejo de lo que ya es una realidad, intensifica la presión en las niñas y adolescentes para lucir cada vez “mejor”.
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