¿Cómo armas tus redes de contactos? Son oro puro para tu liderazgo
"Una de las condiciones mínimas de un buen líder es su capacidad de integrarse a redes", escribe Sandra Zuluaga, CEO de Besteam.
Ya he hablado sobre la importancia que tiene -y ha tenido siempre- crear y aprovechar las redes de contactos. Si bien esto es válido para cualquier profesionista, empleado o emprendedor, adquiere más valor en el caso del desarrollo de liderazgos exitosos en los negocios, las pequeñas empresas y en general para las organizaciones.
A sus diversas habilidades personales, la mujer líder triunfadora suma también la capacidad de generar redes de contactos, grupos estratégicos que pueden potenciarse para beneficio propio y de las compañías.
Todos necesitamos echar mano tarde o temprano de seis diferentes tipos de redes:
Redes para ideas. Redes para rebotar ideas. grupos de colegas y pares en los que hay personas con retos similares a los nuestros, aunque sigan profesiones o actividades diferentes. En ellas tenemos a nuestro alcance información y experiencias para continuar evolucionando en nuestra carrera, al mismo tiempo que podemos compartir problemáticas comunes e identificar y explorar ideas de todo tipo. Si somos capaces de aprovecharlos, estos grupos constituyen una rica mina de propuestas que bien pulidas y aprovechadas pueden significar eficaces soluciones a los problemas que vivimos en el trabajo.
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Redes de influencia. Son las que se forman para la generación de masa crítica y lograr cambios sociales o de tendencias en la profesión. Son por ejemplo la asociaciones de mejoras profesionales o las enfocadas en atender las necesidades y problemas de un sector específico, con la intención clara de expresarse, ser escuchados y finalmente provocar cambios.
Redes sociales. Se trata de grupos con los que nos distraemos, divertimos y podemos festejar logros o simplemente la mera compañía. Generalmente, nacen de compartir preferencias y gustos similares. Aunque son informales, conviene que establezcan algunas reglas y normas para la convivencia, a fin de mantenerlos vigentes. El chiste es estar conectados y sentirse libres, relajados y divertidos.
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Redes profesionales. Redes de trabajo que formas con profesionales de otras áreas técnicas y que pueden servir para potenciar el desarrollo profesional y de carrera. Están orientadas a ayudar a sus integrantes a conectarse, trabajar en equipo, desarrollarse y construir soluciones colectivas, con el objetivo de hacer evolucionar la organización. Sus miembros buscan alcanzar nuevas habilidades, obtener conocimientos o competencias, mediante el desarrollo de habilidades cruzadas. Por ejemplo, los profesionales en temas comerciales, que requieren valorar los número y resultados de productividad, y ventas contra rentabilidad para construir mejores resultados, pero también ampliar su vista. Me gusta usar el ejemplo de corredores que se juntan con nadadores, de lo que resulta una invaluable oportunidad de mejora para ambos grupos de deportistas.
Redes de desarrollo integral. Este tipo de redes se forman a fin de contribuir al crecimiento integral de la gente. Pueden conformar grupos de meditación o de yoga, o bien enfocados a la formación familiar, como el intercambio de experiencias y prácticas para ser mejores padres, o para gestionar mejor la adolescencia de los hijos o, quizá, prepararse para el retiro.
Redes de mentores. Los mentores o sponsors aconsejan en asuntos como decisiones de carrera, mejora de habilidades y competencias, cursos para ejecutivos, desarrollo profesional en el extranjero, etcétera. En el caso concreto de los sponsors, éstos van más allá, pues son personas capaces de recomendar a alguien en niveles de toma de decisiones para impulsar su avance profesional y de carrera. Generalmente se eligen en una relación de beneficio mutuo: el mentor puede tener contactos más jóvenes y refuerza sus redes y habilidades, en tanto que la otra parte obtiene sugerencias y recomendaciones con un alto potencial de retribución y retorno.
Crear, mantener y aprovechar redes es un deber para los niveles de liderazgo. Si bien parece una tarea sencilla, el tejido de una red de contactos requiere de cierta disciplina y debe alcanzar un proceso de maduración para ser debidamente aprovechada. Es cuestión de voluntad, de decisión, para reservar espacio en la agenda con el fin de forjar y cultivar las relaciones, ya sea en conferencias de gremio o industria, o a veces en una reunión para el café o la copa. El espectro de posibilidades para relacionarse puede ser muy amplio.
No deben esperarse de ningún modo resultados inmediatos. Más bien, armar redes requiere paciencia y, por así decirlo, de práctica. Siendo seres sociales, cualquiera puede disfrutar el integrarse a grupos de pares, colegas, expertos. Todos los participantes son, también, una fuente de crecimiento personal, del mismo modo que nosotros también podemos ser de beneficio a los demás. Se trata de compartir y crecer juntos. Y el enriquecimiento aumenta en la medida en que más personas participan.
El proceso de creación de contactos debe tener objetivos audaces e ir más allá de los confines tradicionales de la industria o el ámbito más inmediato. Con visión estratégica y apoyado en redes sociales o herramientas de búsqueda, el directivo inteligente puede armar una plataforma de crecimiento personal y de carrera. Sin temor a exagerar, una de las condiciones mínimas de un buen líder es su capacidad de integrarse a redes.
Una vez armadas las redes, hay que cuidarlas y darles mantenimiento. Sobre todo, saber aprovecharlas. Nunca se sabe cuándo habrá que recurrir a estos valiosos “activos”.
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