Angela Merkel, la gran estadista de principios de siglo

La canciller alemana, Angela Merkel, se ha mantenido durante 15 años en el poder con un liderazgo que es reconocido a nivel global.

Foto: Armin Kübelbeck, CC-BY-SA, Wikimedia Commons
Foto: Armin Kübelbeck, CC-BY-SA, Wikimedia Commons

CIUDAD DE MÉXICO. Ha permanecido 15 años en el poder, tiene una formación científica, es conocida como la mujer más poderosa del mundo y cuando se escucha su nombre viene a la mente una idea consensuada a nivel global: liderazgo. Angela Merkel es sin duda y hasta ahora, la gran estadista del siglo XXI, y en la recta final de su mandato afronta una enorme reto: salir avante de la crisis generada por el COVID-19, la más grave desde la Segunda Guerra Mundial como ella misma ha mencionado.

La canciller, cuyo ciclo al frente del gobierno de su país culminará en octubre de 2021- ha saltado de nuevo con fuerza al escenario mundial por su aplaudida gestión ahora ante la crisis sanitaria. No obstante, desde 2005 ha dirigido a Alemania, nación considerada el motor de la economía europea, y ha sido tal su desempeño que es una de las máximas líderes de esa región y del mundo.

En ese sentido, la revista de economía y negocios, Forbes, la ha enlistado por nueve años consecutivos en su ranking de las mujeres más poderosas a nivel global.

Quienes la conocen, la describen como brillante, analítica, paciente y una gran oyente; y coinciden en que esas cualidades la han hecho llegar a donde se encuentra ahora.

Merkel se despedirá del poder en 2021, pero sus últimos meses serán cruciales para el futuro económico de su país y el de toda Europa en medio de la pandemia, pues a partir de julio, Alemania asumirá la presidencia de la Unión Europea.

Al respecto, la canciller advirtió hace unos días ante la Cámara baja de su país que uno de los peligros en esta coyuntura económica es la ultraderecha.

Sus declaraciones son previas a la cumbre del Consejo Europeo los próximos 16 y 17 de julio, donde los estados buscarán llegar a un acuerdo de reactivación económica de la región, debilitada por la pandemia del nuevo coronavirus.

Ahí pondrá a prueba su habilidad para llegar a un pacto, algo sobre lo cual dijera alguna vez:

"Todo se reduce a la capacidad de convencer a otros. Constantemente tengo que convencer a los ciudadanos, a mi partido y a los miembros de mi coalición."

La estadista de todas las posibilidades

Merkel nació en Hamburgo (Alemania del Este) en 1954. Su padre era un pastor luterano, mientras que su madre se desempeñaba como profesora de latín e inglés.

“Cuando era una niña, en las clases de natación subió a un trampolín de cinco metros y fue la última en saltar, justo en el último momento. Saltó, pero solo cuando tenía que hacerlo”, contó para El País Wolfgang Schâuble, exministro del gobierno de Merkel, quien recordó que esta característica seguía siendo parte de la personalidad de Angela. No se compromete hasta el último momento porque prefiere mantener abiertas todas las posibilidades.

Estudió física en la Universidad de Leipzig donde se doctoró con una tesis sobre química cuántica. Trabajó, hasta la caída del Muro de Berlín, como investigadora en el Instituto Central de Química Física de la Academia de Ciencias ubicado en Berlín Este.

Se casó en 1977 con el físico Ulrich Merkel, de quien tomó el apellido. Sin embargo, se divorció de él en 1982 y se casó nuevamente en 1998 con Joachim Sauer.

Su ascenso en la vida política inició en 1989 cuando se unió al partido de centro Unión Democrática Cristiana de Alemania (CDU).

De 1994 a 1998 se desarrolló como ministra de Medio Ambiente impulsada por su mentor Helmut Kohl, quien la apodó 'La Niña' y que fue considerado el canciller de la reunificación alemana. Kohl lideró también por un largo periodo al país, desde 1982 y 1998.

La primera mujer en gobernar Alemania

Sin embargo, para el 2000, cuando el CDU estaba en medio de un escándalo de financiamiento irregular, Merkel se lanzó contra su mentor y se hizo de la secretaría general de la CDU.

En 2005, hizo historia al ser la primera mujer y la primera alemana del Este en ser canciller de ese país, cargo que ostentará hasta 2021, cuando termine su último mandato.

Ha sido elegida como canciller cuatro veces consecutivas y dio continuidad a las reformas de su antecesor.

Se le reconoce el haber normalizado las relaciones con Estados Unidos y haber mantenido el eje franco-alemán.

También fue la primera jefa de un gobierno extranjero en el Parlamento de Israel en 2008, cuando dio un discurso en el que rindió tributo a las víctimas del nazismo. Fue la primera vez que se habló alemán en ese recinto.

En 2009, ya en su segundo mandato, enfrentó la crisis financiera mundial apoyando una política de disciplina presupuestaria en toda la Unión Europea. Aunque esa austeridad fue acusada de sacrificar a países con economías más frágiles y más afectadas por la debacle.

Durante su tercer mandato, sus habilidades políticas fueron puestas a prueba cuando a partir de 2015 miles de refugiados emprendieron el camino hacia Alemania, país que les abrió las puertas para evitar una crisis humanitaria mayor, pero que costó a la canciller fuertes críticas al interior del país.

“Les ayudaremos y acogeremos a aquellos que necesitan protección (…) la inmigración nos beneficia a todos”, aseguró la canciller en 2016, de acuerdo con el sitio DW.

Según El País, quienes apoyan a Merkel le atribuyen tanto la salvación del euro como la unidad de Europa; en tanto que sus detractores la acusan de haber acentuado la división y la desconfianza durante la crisis migratoria y actualmente con el nuevo coronavirus.

Clara, realista y con sentido colectivo ante el COVID-19

La gestión de Angela Merkel ante la crisis por el virus del SARS-CoV-2 ha sido mayoritariamente aplaudida por abordarla de manera realista, directa, clara, y llamando a la colaboración y a la solidaridad de los ciudadanos.

En marzo pasado, declaró que se trataba del mayor desafío para Alemania tras la Segunda Guerra Mundial y que la población debía tomárselo muy en serio.

“Desde la reunificación de Alemania, o mejor dicho, desde la Segunda Guerra Mundial, nuestro país no ha afrontado un desafío que dependa tanto de nuestra solidaridad colectiva”, dijo en un discurso que fue transmitido por las dos grandes cadenas públicas, ARD y ZDF.

Además, su formación científica le ha permitido explicar con claridad y calma lo que ocurre, así como los pasos a seguir.

Del lado económico, Merkel ha implementado una serie de medidas para aminorar el impacto como reducir el IVA del 19 al 16%; entregar ayudas y subvenciones a empresas; otrogar dinero a las familias, y apostar recortes en cobros de energía.

Uno de sus movimientos más arriesgados lo hizo a finales de mayo en compañía del presidente de Francia, Emmanuel Macron, cuando presentaron ante la Unión Europea (UE) la propuesta de un endeudamiento por 500,000 millones de euros para apoyar a las regiones más afectadas por la crisis de COVID-19.

A diferencia de otros casos, este fondo sería de transferencias y no de préstamos. Es decir, quienes reciban el dinero, no lo tendrán que devolver y sería la Unión Europea la que asumiría en conjunto esa carga durante el periodo 2021-2027.

“La respuesta es que Europa tiene que actuar junta. El Estado nación por sí solo no tiene futuro [...]. A Alemania solo le irá bien si a Europa le va bien”, afirmó la canciller tras presentar el plan, relata el diario El País.

Pero Merkel no tiene el camino fácil ni en su propio país. El partido de ultraderecha alemán Alternativa para Alemania (AfD), el cual entró en el panorama en 2017 y ha ido cobrando mayor impacto, es un fuerte crítico del financiamiento comunitario al considerar que Alemania tiene sus propios problemas, por lo que no debe ayudar a otros países.

Ante esto, la canciller ha sido clara:

"No podemos permitir que la pandemia distancie las perspectivas económicas en Europa. Las fuerzas antidemocráticas, radicales y autoritarias están esperando una crisis económica para explotarla políticamente", dijo el pasado 18 de junio en un vitoreado discurso previo al Consejo Europeo.

En los próximos meses, Merkel y Alemania tendrán una mayor oportunidad de marcar la agenda y definir las prioridades temáticas de la Unión Europea. El 1 de julio, Alemania asume la presidencia del Consejo de la UE por los próximos seis meses, que serán definitorios para la estrategia de activación económica post pandemia e, incluso, para el fin de ciclo de Merkel y la magnitud de su legado.

Con información de El País, HuffPost, La Vanguardia y DW.

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