CIUDAD DE MÉXICO. Haber nacido sin brazos no ha sido lo más difícil en la vida de Adriana Macías, abogada, escritora y conferencista exitosa. Lo más complejo fue romper el molde y hacer las cosas a su manera sin escuchar las opiniones o juicios de otras personas.

"Lo más difícil que tuve que trabajar no era el hacer las cosas con los pies. Para mí eso era habitual [...] Ha sido trabajar con los pensamientos. No tener miedo a decir: ésta es la forma en que voy a hacer las cosas y qué van a decir de mí: Ay, me van a criticar; voy a subir el pie y van a decir que huele a queso; que es de mala educación", mencionó en entrevista durante el programa Banso, conducido por Viviana Alcocer y transmitido por ADR Networks, radio en internet.

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"Lo difícil en la vida es romper los paradigmas. Las cuestiones físicas, lo demás, se arregla con ejercicio, con mucha autodisciplina. Sí, es cierto. Con mucho grado de adaptación. Pero el trabajo realmente importante es el que tenemos que hacer con nuestros pensamientos y el control que vamos a tener sobre nuestras emociones", las cuales debemos enfocarlas siempre a construir, agrega.

Adriana también tiene un postgrado en Administración de Recursos Humanos y seminarios en temas como Relaciones Humanas, Desarrollo Humano, Tanatología, Programación Neurolingüística e Inteligencia Emocional.

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Ha escrito los libros Abrazar el Éxito; un libro de autoayuda autobiográfico, y La Fuerza de un Guerrero, el cual narra una historia épica de guerreros en busca de los valores, así como la obra de teatro Amor Hecho a Mano.

Ha impartido conferencias en universidades, empresas y hospitales en el extranjero sobre temas como autoestima, derechos humanos, respeto a las personas con discapacidad e inclusión laboral. También es mamá y actualmente estudia un master en Ecología Emocional.

Macías mencionó que la principal limitación de las personas es la falta de autoconfianza. "Necesitamos que venga alguien más, alguien externo, y nos muestre nuestro valor", expresó.

Explicó que trabajar en esta limitación requiere que las personas inviertan tiempo en ellas mismas; se observen, se conozcan y se preparen.

Recomendó, en ese sentido, llevar a cabo una revisión y retroalimentación de los logros con el objetivo de identificar en que área se es especialmente bueno y así descubrir y desarrollar el potencial propio.

"Cuando terminamos un proyecto y nos va muy bien, ¿qué hacemos? Festejemos y ya, se acabó. Pero cuando pasa una situación negativa, ahí sí vemos todas las metidas de pata", comentó.

"¿Por qué de los logros no hacemos una retroalimentación positiva? Te das cuenta de dónde tienes posibilidades; ¿para qué eres bueno? Y de ahí tomas herramientas [para] que las fortalezcas y las hagas un hábito en tu vida".

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