10 frases poderosas de la juez Ruth Bader Ginsburg

"Mi madre me dijo que fuera una dama. Y para ella, eso significaba ser tu propia persona, ser independiente".

Foto: Mandel Ngan/AFP
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CIUDAD DE MÉXICO. "Pionera", "icono", "luchadora" y "campeona", han sido algunos de los adjetivos que ha recibido Ruth Bader Ginsburg, juez de la Corte Suprema de Estados Unidos, quien falleciera el 18 de septiembre pasado a los 87 años de edad por un cáncer de páncreas, dejando un legado crucial en materia de derechos de las mujeres y de minorías.

"La jueza Ginsburg ha allanado el camino a numerosas mujeres, yo incluida", dijo en un mensaje en Twitter la excandidata presidencial Hillary Clinton. "Hemos perdido una gigante en la historia del país", dijo a su vez Alexandria Ocasio-Cortez, representante del ala más hacia la izquierda de los demócratas.

Los homenajes también llegaron del lado republicano. Era una "campeona del derecho", según el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo; "una pionera, apasionada por sus causas", de acuerdo con el senador Lindsey Graham, cercano al presidente Donald Trump; y una jurista "admirada" e "influyente", según el fiscal general, Bill Barr.

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Bader llegó al tribunal superior en 1993, nombrada por el presidente demócrata Bill Clinton y se volvió extremadamente popular a pesar de la seriedad de su cargo. Fue la segunda mujer y la primera mujer judía en ser magistrada del máximo tribunal.

Su colega, la magistrada de la Corte Suprema Elena Kagan, resumió su desempeño así: Ginsburg "cambió la cara de la ley antidiscriminación estadounidense".

Sus opiniones reflejaban a menudo las aspiraciones de los más jóvenes y ella los conquistó hasta el punto de ganarse el sobrenombre de Notorious RBG, en referencia al rapero Notorious BIG.

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Una pionera

Su propia vida fue un logro. Nació en marzo de 1933 de inmigrantes judíos en Brooklyn, Nueva York. Perdió a su madre por cáncer cuando era adolescente.

Fue a la Universidad de Cornell, donde fue alumna de Vladimir Nabokov y conoció a su marido Martin.

Fue una de las nueve mujeres aceptadas en la Facultad de Derecho de Harvard, de una clase de 500 personas.

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Ella hizo malabares para permanecer en la escuela mientras criaba a su primera hija, Jane, y su marido -muerto en 2010- luchaba contra el cáncer.

Finalmente terminó sus estudios en la Universidad de Columbia y tuvo un segundo hijo, James.

Pero al graduarse descubrió que ningún bufete la contrataba, pese a ser una de las mejores estudiantes de su clase.

Terminó en el mundo académico, enseñando en las universidades de Rutgers y Columbia como una de las pocas mujeres del personal.

En la década de 1970, la Unión Americana para las Libertades Civiles (ACLU) reclutó a Ginsburg para litigar casos de discriminación sexual. Fue así como se convirtió en pionera en una serie de casos que desafiaban las desigualdades de género, desde el salario hasta el aborto.

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10 frases poderosas de la juez Bader

"Tenía tres puntos en mi contra. Uno, era judía. Dos, era mujer. Pero la estocada final fue que era madre", dijo sobre los inicios de su carrera.

"Cuando a veces me preguntan '¿Cuándo habrá suficientes [mujeres en la Corte Suprema]?' y mi respuesta es: 'Cuando haya nueve'. La gente queda impactada. Pero había nueve hombres y nadie había planteado nunca una pregunta al respecto ".

"Mi madre me dijo que fuera una dama. Y para ella, eso significaba ser tu propia persona, ser independiente".

"Las mujeres habrán alcanzado la verdadera igualdad cuando los hombres compartan con ellas la responsabilidad de criar a la próxima generación".

"Lucha por las cosas que te importan, pero hazlo de una manera que lleve a otros a unirse a ti".

"Esto [el aborto] es algo fundamental para la vida de una mujer, para su dignidad. Es una decisión que debe tomar por sí misma. Y cuando el gobierno controla esa decisión por ella, está siendo tratada como menos que una persona adulta, responsable de sus propias decisiones".

"Fui a la escuela de leyes cuando las mujeres eran menos de 3% de los abogados en el país; hoy son el 50 por ciento. Nunca tuve una maestra en la universidad o en la escuela de derecho. Los cambios han sido enormes. Y simplemente han ido demasiado lejos [para] retroceder".

"Veo mi defensa como parte de un esfuerzo por hacer del principio de igualdad todo lo que los fundadores hubieran querido que fuera si no se hubieran frenado por la sociedad en la que vivían y, en particular, por la vergüenza de la esclavitud. No creo mis esfuerzos hubieran tenido éxito si no hubiera sido por el movimiento de mujeres que estaba reviviendo en Estados Unidos y más o menos en todo el mundo en ese momento".

"Las mujeres pertenecen a todos los lugares donde se toman decisiones. No deberían ser la excepción".

"De vez en cuando ayuda ser un poco sordo. Ese consejo me ha sido muy útil. No solo en lo que respecta a mi matrimonio, sino a mis colegas".

Con información de AFP, CNN y BBC

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