¿Destruir o construir? ¿Para qué usamos hoy los mexicanos las palabras?

¿Por qué repetimos palabras que marcan las diferencias y nos separan? ¿De dónde vienen los mensajes? Escribe Paulina Rensoli, experta en reputación.

Sin duda la jornada electoral del pasado 6 de junio dejó muchos aprendizajes positivos para México. Logramos la elección intermedia más concurrida en el país en más de dos décadas y vivimos un compromiso ciudadano real, proactivo, positivo y muy necesario para todos.

Durante aquel domingo electoral alcanzamos muchos aciertos y logros como ciudadanos (que nos deben de mantener positivos y participativos); sin embargo, también detectamos algunos errores en cuanto a comunicación se refiere.

Sobra decir que el divisionismo [1] destacó en la jornada postelectoral. En ese sentido, retomo en este espacio el llamado dolor sociocultural que se mantiene vivo en nuestro país y que es preciso observar en nuestra comunicación personal diaria.

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Expongo este tema con respeto responsabilidad, pero también con un sentimiento de inconformidad, sin pasar por alto que esta situación parte de cuestiones profundas, sociales e históricas, ligadas a injusticias y diferencias que han prevalecido en México por siglos. Aunque no por ello, es correcto.

Desde la visión del posicionamiento en la comunicación, repetir un mensaje de forma constante es una de las claves para lograr recordación. De hecho, lograr que un mensaje se recuerde, se repita o permee, y se incluya dentro de la sociedad (o audiencia objetivo), es uno de los éxitos de cualquier campaña de comunicación (en términos de percepción).

Con esto en mente, quiero exponer la importancia de ir más allá y reflexionar sobre ciertas frases o palabras que pueden tener un trasfondo negativo y que en la actualidad repetimos una y otra vez. Y sobre todo cuál es su origen, cómo y por qué se están repitiendo y colocando en nuestro vocabulario diario.

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Pensemos: ¿Qué estamos repitiendo? ¿De dónde vienen ciertas palabras y formas despectivas de referirnos a "los otros"? ¿Estamos construyendo o destruyendo con las palabras que hemos incluido los últimos años en nuestra manera de hablar cotidiana? ¿Qué reputación estamos construyendo como país con estas palabras? ¿Con qué propósito nos han insertado algunas palabras que, a manera de 'broma' (pero cuya raíz apunta a temas sociales, económicos y culturales profundos, dolorosos y no resueltos) nos alejan como sociedad?

Retomo lo positivo. Me parece que la jornada fue un éxito para México. Desde mi perspectiva no se trata de votar en contra o a favor de alguien o algo, sino de ejercer el derecho que tenemos como ciudadanos mexicanos.

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Partiendo de eso, es preciso enfocarnos en lo que nos construye como sociedad: el amor al país y el compromiso que tenemos todos para hacer y blindar un México unido, fuerte, rentable, seguro, transparente, respetuoso y funcional.

Tal vez lo que expongo puede sonar muy básico. En realidad, no pretendo opinar sobre el tema del comportamiento colectivo, el cual corresponde a estudios de sociólogos, filósofos e historiadores especializados (entre otros profesionales), así como a acciones de gobiernos, sector educativo y la misma sociedad.

Sin embargo, estoy segura de que las pequeñas acciones que tomemos como ciudadanos pueden lograr impactos profundos y positivos para la nación a la cual todos pertenecemos. De ahí que considero que debemos observar aquellos términos, frases o formas de comunicación que no aportan a México; de lo contrario, nos debilitaremos como sociedad y nos dividiremos. Sobra decir que quien divide, vencerá.

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Lo más importante, creo, es comprender la razón por la cual recientemente nos han “programado” con palabras que marcan las diferencias y nos separan. Hagamos visible lo invisible: deconstruyamos juntos. Observemos temas “pequeños” como palabras y formas en las que nos expresamos para evaluar lo que estamos comunicando.

Persigamos una comunicación positiva y eliminemos despectivos que “se ven bien”.

Pensemos también que es posible que algunas de las palabras que se han implantado en nuestro vocabulario durante los últimos años pueden tener propósitos específicos. Por ello, con más razón, debemos de observar lo que repetimos, ya que quizá esté alineado a un discurso que tiene un propósito muy específico y, sin darnos cuenta, lo “hemos comprado”.

Hoy sabemos que “unidos somos más fuertes”. Entonces, velemos por la reputación y la construcción de nuestro país, juntos, como la sociedad que conforma a nuestro México.

[1] RAE. Tendencia que propicia y promueve escisiones en el seno de la sociedad.

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